Detrás del deporte hay mucha geopolítica y prueba de ello son los últimos Juegos Olímpicos y la Eurocopa. También es el caso de la Fórmula 1 con circuitos y carreras que tienen lugar en sitios sin tradición automovilística.
Las monarquías del Golfo se están llevando buena parte de las carreras y los países autoritarios son cada vez más proclives a albergar estos grandes premios. El testigo lo ha cogido Oriente Próximo, entre otras cosas, “para blanquear esos regímenes a nivel internacional”.
La cuestión principal de estos grandes premios es la viabilidad económica porque ya se vio lo que pasó en Valencia y la “catástrofe económica” que supuso: “Estos eventos requieren grandes inversiones de dinero público y cada vez hay menos países europeos que están dispuestos a asumir esa responsabilidad”.
“Si a eso se suma que los países del Golfo pagan el doble que un país europeo, la F1 prefiere esos circuitos”, añaden.