En el día en el que se cumple una semana desde que el ejército de Vladímir Putin pisara por primera vez territorio ucraniano, viajamos en el tiempo hasta el 3 de marzo de 1918, cuando Rusia y Alemania firmaron el Tratado de Brest-Litovsk, por el cual ambos países se establecieron en un acuerdo de paz durante la Primera Guerra Mundial.
¿Cuál es el origen de las aspiraciones militares rusas en Ucrania?
Eduardo Saldaña y Blas Moreno nos traen de vuelta al presente este pacto dada "la importancia que tuvo por el hecho de que Alemania se viera obligada a ceder gran parte de su territorio -que por aquel entonces incluía partes de Polonia, Lituania y Bielorrusia-, al mismo tiempo que Rusia tuvo que reconocer la independencia de Estonia, Finlandia, Letonia y Ucrania".
Cuando meses después Alemania perdió la guerra, Rusia reclamó los territorios que perdió en ese tratado, y que tardaría muy poco en volver a anexionarse. Tras la disolución de la URSS en 1990, estos países reclamaron volver a ser independientes alegando el acuerdo al que llegaron en 1918. Volviendo a 2022 y a la situación que está atravesando el viejo continente en la actualidad, nuestros expertos aseguran que "lo que está haciendo Putin es enmendar el pacto al que se llegó hace más de un siglo".
Las últimas intenciones de Putin
En las últimas horas hemos conocido que el presidente de la República francesa Emmanuel Macron ha mantenido una conversación de una hora y media vía telefónica con Putin en la que el líder ruso le ha reconocido que "lo peor está por llegar" y ha mantenido los objetivos que manifestó hace una semana y que apuntaban a "desmilitarizar y desnazificar" al país ucraniano.
Con estas declaraciones, nuestros expertos aseguran a que todo indica que la operación militar en Ucrania continuará y que Europa y EEUU deberán seguir presionando al Kremlin para llegar a un acuerdo. Esto precipitaría aún más la escalada de tensión entre ambos países, ya que, como hemos visto en estos últimos días de invasión, la estrategia militar rusa está orientada a bombardear y atacar las ciudades antes de entrar en ellas, lo que ha disparado el número de bajas civiles en las ciudades ucranianas con presencia rusa.