La doctora Conche Monje, investigadora y catedrática de Ingeniería de Sistemas, nos habla de la tecnología y la felicidad.
El cine nos ha preparado para los robots malvados durante muchos años. Pero más allá de HAL, la mayoría de ellos nos hacen la vida más fácil. Ocurre con los electrodomésticos, hay quién les tiene tanto cariño que hasta les pone nombre propio.
¿Qué aparatos han mejorado significativamente la vida de las personas? ¿Nos hace felices la tecnología o, de lo contrario, les complica la existencia?
Concha explica que la principal fuente de felicidad que tenemos en nuestro día a día es la urdimbre (las relaciones personales que tejemos con nuestro entorno). "La biología nos dice que cuando sentimos una sensación de felicidad muy grande la responsable es una hormona que se llama oxitocina. Es la hormona "del encuentro" que derrumba las barreras en la comunicación".
La tecnología también juega un papel importante en este aspecto, ya que supone una vía alternativa para la comunicación y para empatizar con los demás.
Qué efecto orgánico tiene nuestra relación con la tecnología
La experta comenta que la tecnología no debería utilizarse antes de dormir. Deberíamos "cambiar las pantallas por un libro". "Usar el móvil por la noche suprime un 20% la melatonina", destaca.
Otro de los efectos negativos de la tecnología es la dependencia del móvil. "A veces las pantallas hacen que el trabajo invada nuestro tiempo libre y eso afecta a nuestra productividad y creatividad", señala.
Asimismo, la tecnología, vinculada a Internet y las redes sociales, nos proporciona una vida paralela. "Creamos una vida falsa" que afecta a nuestra salud mental: "el 3% de adolescentes tuvieron pensamientos suicidas el año pasado".
Y, ¿cuál es la parte positiva? Concha señala que la tecnología "nos permite hablar de forma anónima" y, además, "la comunicación escrita genera un mayor impacto sobre nosotros y esto es beneficioso para algunas terapias".