Manu Marlasca regresa una semana más con su Territorio Negro, para comentar el trascurso de la investigación de un caso de asesinato que, 9 años después, todavía está lejos de resolverse. Socorro Pérez fue vista por última vez el 2 de mayo del año 2015, cuando salió a hacer deporte cerca del río Miño, en la localidad gallega de Ourense: al día siguiente, la aparición de su cuerpo sin vida dio lugar a una investigación que todavía no ha esclarecido que sucedió con Socorro Pérez.
Desaparecida tras salir a correr por su ciudad
Tal y como ha comentado Manu Marlasca, Pérez vivía una vida tranquila en el barrio ourensano de O Couto, y trabajaba como limpiadora en la Universidad laboral de Ourense. Además de realizar viajes con un grupo de la parroquia, visitar la biblioteca y pasar bastante tiempo con sus padres, Socorro había desarrollado una afición por el deporte, y por salir a correr en la ribera del río Miño.
El día 2 de mayo de 2015, la mujer salió a correr por la ruta que acostumbraba, dejando la cena preparada, el móvil y las llaves en su casa. El día 3 de mayo, Socorro había planeado pasar el día con su madre, que no conseguía contactar con su hija a pesar de haberla llamado varias veces. Después de visitar su piso y no hallarla allí, los padres de socorro interpusieron una denuncia por la desaparición de Socorro en la Comisaría de la Ciudad.
Marlasca ha comentado en el programa que, en un primer momento, no se consideró la desaparición de Socorro como una desaparición de alto riesgo, y que se llegó incluso a barajar la hipótesis de una desaparición voluntaria, si bien Socorro no se llevó nada consigo al salir del piso. Para el periodista, esta hipótesis - junto a un testimonio errado de un testigo- retrasó enormemente la investigación, que no experimentó un avance relevante hasta 34 días después.
El hallazgo del cuerpo de Socorro
El 6 de junio de 2015, se halló el cuerpo de Socorro en una zona conocida como "El alto del seminario": el cadáver de la mujer apareció en un avanzado estado de descomposición y desnudo de cintura para abajo, tapado con unas ramas. El cráneo mostraba síntomas de un fuerte impacto mortal, y si bien la falta de fibras no permitió corroborar que se trató de un delito de naturaleza sexual, el hecho de que las mallas que llevaba la mujer estuviesen bajadas hasta los tobillos llevaron a las autoridades a investigar sobre esta hipótesis.
Se abrieron varias pesquisas que no llegaron a ninguna parte: se investigó a un sacerdote con el que Socorro mantenía una relación, si bien no se encontró ningún indicio de que pudiera ser culpable. Al haber desaparecido Socorro durante las fiestas del barrio adyacente, también se investigó a algunos de los feriantes, y se llegó incluso a revisar el archivo de delincuentes sexuales que aquel día se encontraban de permiso.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades, 9 años después no se ha podido armar ninguna acusación contra nadie, ni ordenar una detención. Marlasca ha expresado en el programa el mayor temor de los investigadores que buscan esclarecer lo sucedido: que el asesinato de Socorro sea el primer y último delito de su autor, que puede haber sido cualquier agresor anónimo que se cruzara con la mujer.
Una última esperanza para resolver el caso
Sin embargo, Marlasca ha señalado un indicio que podría facilitar la resolución del caso: unos restos genéticos hallados en las ramas, que contienen ADN suficiente para identificar a su autor. Si el mismo delincuente realiza otro delito y es detenido, sus muestras genéticas podrían enlazar con los restos hallados en la rama.
Con todo, el misterio del asesinato de Socorro persiste, y sigue conduciendo a las autoridades e investigadores a un callejón sin salida.