La asesina que buscaba hombres en Badoo
El 27 de septiembre, el cadáver de un empresario vasco, José Antonio Delgado, un hombre de Las Arenas, en Getxo, era encontrado por la Guardia Civil muy lejos de su casa, en un paraje a las afueras del pueblo de Pedrola, en el Alto Ebro, en la provincia de Zaragoza. En este territorio negro vamos a descubrir cómo ha sido la operación Ros de la Unidad Central Operativa, una operación que aún no está cerrada y que ha descubierto una trama para atraer hombres a ese pequeño pueblo aragonés y luego asaltarlos muy violentamente. Todo empezaba en la red social llamada Badoo, un lugar donde hay millones de personas apuntadas buscando citas con otras….
Bien, vayamos al País Vasco. El 6 de septiembre hay un hombre, un empresario, de una de las zonas más ricas de España, Las Arenas, en Getxo, que le dice a su familia que se va a pasar fuera el fin de semana. Se llama José Antonio Delgado, tiene 54 años y está separado.
José Antonio Delgado le dice a sus padres que va a irse y que "si no lo paso bien, volveré pronto". Se va en su coche, un Mercedes rojo 220 y se lleva ropa para pasar el fin de semana fuera. A un buen amigo le cuenta que ha quedado con una mujer y que posiblemente irán a Logroño o Zaragoza. Está entusiasmado, incluso le enseña una fotografía de la chica. Tiene veinte años menos que él y es muy guapa, latina, exuberante.
Pasa el fin de semana y este empresario vasco no vuelve a casa, tampoco aparece en el trabajo. Su familia acude a la Ertzaintza y pone una denuncia
Empiezan las investigaciones y los primeros datos que se consiguen no son buenos. Uno de los dos teléfonos móviles de José Antonio pita por última vez en Alagón, en la provincia de Zaragoza, a las 2 y 27 de la madrugada del viernes al sábado. Luego, nada. La Ertzainta pide ayuda a la Guardia Civil. Se rastrea su tarjeta de crédito y se descubre que han sacado 1.500 euros con ella en un par de cajeros de Utebo y Figueruelas, en la provincia de Zaragoza. Y, el dato que hace digamos estirar las orejas a los investigadores de la UCO, José Antonio había quedado con la mujer latina y joven a través de una red social de contactos llamada Badoo.
Badoo.com fue creada por un empresario ruso, Andrey Andreev en el año 2006. Hoy tiene o dice tener 330 millones de usuarios en 190 países. En España es un gran éxito. Básicamente es una red para conocer gente en busca de contactos más o menos íntimos, amigos con derecho a roce diríamos. Tiene varias ventajas, en principio es gratis y es fácil. Te registras con algunos datos personales (pocos), la fecha de nacimiento, un par de fotos, un poco de información y comienzan a llegarte mensajes de personas que pueden interesarte o a los que puedes interesar tú en una zona o radio de kilómetros más o menos cercano. A partir de ahí, si otra persona le da clic a tu icono que es un corazón, ya puedes empezar a hablar con ella. Es un negocio formidable, la semana pasada, Blackstone, conocido en España como un fondo buitre que compra viviendas por ejemplo, acaba de comprar Badoo por 2720 millones de euros.
Este hombre, José Antonio Delgado, 54 años, se había apuntado a Badoo, había colocado su foto, su perfil, empresario, con posibles digamos. Y una joven latina de unos 30 años le había dado al clic en su corazón. Y quedaron para verse en la provincia de Zaragoza. El hombre desaparece. Y de la mujer no hay rastro.
Y la Guardia Civil recupera dos asuntos muy recientes que estaban sin resolver en la provincia de Zaragoza y también habían digamos nacido en Badoo. Hay dos hombres que estaban apuntados a esa red de citas y que fueron violentamente asaltados tras acudir a dos encuentros con mujeres en la provincia de Zaragoza. Los dos están vivos y los dos presentaron denuncias. El primero fue Florin, un camionero rumano de 37 años. Cuenta que se había apuntado a Badoo, que era novato allí y que la tarde del 26 de julio, una chica muy guapa, latina, había hecho clic en su corazón de Badoo.
Florin recibe encantado la oferta de la joven para hablar en privado y empiezan a chatear por whatsapp. Y el camionero va esa misma noche hacia un pueblo de Zaragoza llamado Gallur.
El hombre no lo dudó. Estaba cerca y al salir del trabajo cogió su Renault Clio y fue hacia el encuentro de la chica. Ella decía ser Daniela Mendoza, que tenía 24 años y había nacido en República Dominicana. Ante la Guardia Civil, Florin recordaría que medía 1,75, era morena de piel, delgada, que en las fotografías llevaba un pantalón rosa muy corto, dejando ver un poco las nalgas, así lo dice, y también una camiseta tirantes muy corta que solo le tapaba los pechos. Iba muy sexy, recordaría luego. Para él era su primera cita con Badoo.
Pero no va a ir como esperaba, a pesar de que la chica, Daniela, le va enviando mensajes cada vez más subidos de tono. Cuando está ya en ruta hacia Gallur, el camionero recibe uno más: "ya verás que braguitas me he puesto, te van a encantar".
El hombre llega muy ilusionado a Gallur. Allí, en el lateral de una carretera le está esperando la chica. Ella se sube al coche, le da un beso y le dice que se ha dejado la chaqueta en casa de su abuela, que tiene frío. Le pide que pasen a recogerla antes de ir a un hotel a conocerse más. El hombre accede y la mujer le guía hasta un camino de tierra cercano, a una casa, que dice, le parece abandonada. Ella se baja y le pide que apague las luces. Florin se queda allí esperando.
Pero no vuelve sola. Llegan dos hombres que lo tiran al suelo, lo atan con bridas y le ponen un cuchillo en el cuello
Le ponen también cinta americana en la cara y en el cuello y el hombre siente descargas eléctricas por el cuerpo, un chisporroteo, dice. Le quitan el reloj, la cartera, el teléfono móvil, su tarjeta de crédito, su coche, hasta las zapatillas de deporte que lleva puestas, 55 euros en metálico, y le dejan tirado en una carretera, descalzo y magullado. Allí lo recoge una mujer, una vecina llamada Dolores, que le ayuda, le cura y llama a la Guardia Civil.
La investigación no va a ser sencilla. Los hombres iban encapuchados y Daniela Mendoza ha desaparecido de Badoo. No hay rastro de ella.
El número de teléfono con el que ella había digamos atraido a Florin figura a nombre de una ciudadana rumana y de otro hombre que no tienen nada que ver con el asunto. Florin no puede siquiera aportar fotos de Daniela. Las tenía en su móvil. Los investigadores le enseñan fotos de mujeres en Badoo por la zona y con ese perfil, pero no reconoce a ninguna. Los investigadores piden los datos a Badoo pero digamos que se toma su tiempo en contestar. Eso sí, al día siguiente de su asalto, un hombre tapado con una gorra azul y pantalones vaqueros cortos acude a un cajero automático de la Caja Rural en Gallur. Florin dice que "al 90 por ciento" puede ser uno de sus atracadores. El tipo lleva dos tatuajes en sus piernas, a la altura de los gemelos.
Los investigadores de la Guardia Civil siguen rastreando y descubren que el 4 de septiembre, apenas dos días antes de la desaparición del empresario vasco, otro hombre, esta vez de Tudela, en Navarra, ha denunciado otro ataque. También se había apuntado a Badoo y también había ido al Alto Ebro en busca de una cita con una chica latina...
Otro empresario, también maduro, de 58 años, divorciado. Este hombre cuenta que había conocido en Badoo a una chica que se presentaba como Bella. Y que era una joven brasileña muy atractiva. Que colgaba muchas fotos suyas ligera de ropa, de cuerpo entero. Uno de sus hijos recordaría luego que la mujer "iba directa al grano". Su padre había buscado pareja por Badoo en otras ocasiones, pero siempre había un periodo de tres semanas o un mes en que se intercambiaba mensajes con las mujeres antes de verse. Con esta Bella apenas pasó un día y medio antes de que el hombre cogiera el tren hacia Zaragoza.
La mujer le escribió: "me gustan los maduritos". Su hijo contó en El Periódico de Catalunya que su padre "dejó de pensar con la cabeza". No tenía coche, así que tomó el tren hasta el pueblo de Luceni, donde la mujer le citó el 4 de septiembre
Sí. Igual que hizo con el camionero rumano, la mujer fue mandándole cada vez más fotos y mensajes más subidos de tono, incluida una videollamada. El último ya era inequívoco: "Me he afeitado el coño para que follemos a gusto".
Y este hombre de 58 años se baja del tren en la estación de Luceni. Es noche cerrada. No ve a nadie, pero recibe un mensaje en su móvil
Bella le escribe que está al otro lado de las vías. Allí va el hombre y ella le dice que una amiga la ha traído en coche para llevarles a un hotel. Van andando en la oscuridad cuando un hombre delgado, moreno y con gorra le golpea con una llave inglesa en la cabeza. Luego, le atan de pies y manos y lo meten en un cajón dentro de un maletero de un coche. Conducen y llegan a un lugar donde abren el maletero y le piden el pin de su tarjeta de crédito.
Le amenazan con cortarle un dedo si no consiguen 12.000 euros, le exigen que llame a su familia. Luego le dicen que si paga 3.000 euros lo dejarán ir.
La mujer que le había atraído hasta Luceni le pone una pistola en la cabeza. "Estate quieto o te mato", le dijo. También lo atan con unas bridas, le ponen una capucha, le quitan 650 euros, la maleta con su ropa, el teléfono móvil, sus gafas, por supuesto la tarjeta de crédito... Luego, la chica le dice, te vamos a tirar a un río. Y lo tiran entre unas cañas.
Este hombre también denuncia el asalto que ha sufrido. La mujer se había presentado como brasileña y decía llamarse Bella. Los investigadores tienen su número de usuaria en Badoo, que empieza por 718 millones, pero ese perfil también ha desaparecido. Badoo sigue sin enviar los datos a la Guardia Civil. Dos días después de ese ataque se produce la desaparición del empresario vasco, José Antonio Delgado. Y el 7 de septiembre, los investigadores descubren que el coche de ese empresario, un flamante Mercedes Rojo, se ha vendido a través de otra página de internet, Milanuncios.com
Descubren que hay un hombre en Zaragoza que ha comprado ese coche, más bien. Es un vecino llamado Antonio que ha visto el anuncio y la oportunidad. Un Mercedes 220 por 21.000 euros. Los investigadores de la Guardia Civil van a verle y les cuenta que quedó con un hombre en el parking del Mercadona de la localidad de Utebo y que se pusieron de acuerdo en el precio. Le pagaría 11.000 euros en mano y el resto, diez mil más, cuando tuviera los papeles del coche a su nombre. El hombre le dijo que el coche era de su padre.
Les explica que después de esa primera cita, el 9 de septiembre, quedó en una calle con una mujer que dijo ser la cuidadora del abuelo que era el supuesto dueño del coche, le llevó los papeles, incluido fotocopia del DNI de José Antonio Delgado, el empresario desaparecido entonces.
Y los investigadores buscan a esas dos personas, que pueden ser los secuestradores, y seguramente los asesinos del hombre desaparecido. De la mujer latina, el comprador del coche solo pudo decirles que era extranjera y, lo decimos textual, que “tenía mucho culo y mucho pecho”. Del hombre les dio una descripción más fiable y los guardias civiles recuperaron además las cámaras de vigilancia del Mercadona. Las cotejaron con las horas y el día y el comprador del Mercedes les marcó la imagen del hombre.
Ya tenían una imagen del hombre, pero no un nombre. Y entonces los investigadores de la Guardia Civil, de la UCO y de Zaragoza, recurren a los que están a pie de calle, en la zona donde se han cometido los tres ataques a hombres
Entienden que el delincuente se siente seguro en esa zona de Aragón y que debe estar viviendo allí. Enseñan su fotografía a un sargento que es comandante de puesto en la localidad de Pedrola. Reconoce al tipo inmediatamente. Es un marroquí llamado Mohamed Achraf. Vive allí y tiene tres hijos, también tiene dos órdenes de alejamiento de dos mujeres, sus dos últimas parejas. Había sido detenido hace poco, en marzo, por violencia de género. El juez hizo que llevara desde entonces un sistema telemático, una pulsera de seguimiento para evitar que se acercara a menos de 150 metros de su penúltima pareja. El guardia civil de la zona también les dice que desde hace unos seis meses el marroquí tiene una nueva pareja de la que no sabe más que es latinoamericana.
Y rastrean la huella de ese Mohamed Achraf, en la vida física y también en redes sociales. Gracias también a la pulsera que lleva por ser un maltratador
Piden los datos de GPS y reconstruyen así sus movimientos del 6 de septiembre, el día que había desaparecido el empresario vasco. Comprueban que ese día y esa noche, Achraf ha ido dos veces a un lugar desértico, fuera de cualquier núcleo urbano, antes de volver a casa, y deciden buscar en esa zona el cuerpo de José Antonio Delgado.
Mientras tanto, encuentran su rastro en Facebook. Allí le ven enamorado de una mujer que dice ser Hedangelyn Candy Arrieta, una venezolana muy atractiva de 34 años que publicó una imagen feliz del 6 de julio cuando llevaban un mes como pareja. A esa imagen respondió con un comentario el tercer hombre de esta historia, José Antonio Meléndez, un delincuente conocido en la zona de Vinaroz. Tenía tatuajes en los gemelos y participó en el primer ataque solo porque en agosto había sido encarcelado por otro delito.
En la zona donde estuvo ese maltratador acuden guardias civiles y perros, como Marley, en el que iba a ser su último servicio, y allí encuentran el cadáver de José Antonio Delgado
El perro Marley era mítico en la Guardia Civil, bautizado así en honor al cantante rastafari, fue clave en muchas investigaciones criminales. Un día le haremos su propio Territorio Negro. La autopsia de Delgado revela, entre otras cosas, que había sido enterrado vivo (tenía tierra en los pulmones)
Los investigadores acuden al domicilio donde vivían Mohamed Achraf y su pareja venezolana, una vieja nave, y los detienen. Allí encuentran toda una mina: el Renault Clio de la primera víctima, una pistola eléctrica, una Taser capaz de descargar 12.000 voltios y también el contrato de compraventa del Mercedes de su última víctima y la más grave, el empresario vasco,. En el coche, por cierto, habían localizado ocho bridas de plástico negro smilares a las que usaron para atar a los tres hombres.
Durante el registro, Candy o Bella o Daniela, pidió a los agentes ir al baño. Cuando salió, una investigadora entró a comprobar que no se había desecho de nada. En el váter estaban dos joyas de José Antonio Delgado, una cadena y un aro dorados. El comprador del coche la reconoce como la mujer que dijo cuidar ancianos y le llevó los papeles del Mercedes.
Las víctimas pueden sentir vergüenza, estar casadas o tener pareja… Se está investigando. Sobre Hedangelin Arrieta, alias Candy, se sabe que es una mujer venezolana, que vivía en la zona de Maracaibo y que llegó a España en un avión que aterrizó en Barajas. Que dijo huir del régimen autoritario de Nicolás Maduro en su país y pidió asilo político en España. Que se trasladó a la zona de Levante y que allí pudo conocer al marroquí Achraf. Se investiga si pudo venir, como está ocurriendo con muchas venezolanas, dentro de una trama de explotación sexual. Lo cierto es que muy poco tiempo después de llegar a España ya era pareja de Achraf y que ambos se trasladaron al pueblo donde este vivía y tenía madre e hijos, en Pedrola. El resto, es historia criminal resuelta por la Guardia Civil.