CON LUIS RENDUELES Y MANU MARLASCA

Territorio Negro: El camarero que quería hacer la yihad en Barcelona

Los yihadistas de Daesh siguen teniendo lobos solitarios en España y les dieron orden de aprovechar la cuarentena para cometer crímenes. Manu Marlasca y Luis Rendueles nos lo cuentan en el Territorio Negro de Julia en la Onda.

ondacero.es

Madrid |

Durante estas semanas de confinamiento ha caído buena parte de la delincuencia. Los asesinatos y las violaciones, por ejemplo. Sin embargo, Manu Marlasca y Luis Rendueles nos hablan de otros delincuentes que trataron de aprovechar el confinamiento para matar, para cometer atentados. Al menos uno iba a hacerlo, en Barcelona. Pero la Guardia Civil lo detuvo, en una operación en la que participó también el FBI.

El 19 de marzo, apenas cinco días después de que el estado de alarma se decretara en España, Daesh o Estado Islámico animaba a los aspirantes a lobos solitarios, a los voluntarios para convertirse en asesinos que tiene en todo el mundo a cometer matanzas aprovechando el coronavirus. En uno de sus órganos de expresión, la revista semanal Al Naba empujaba a cometer ataques similares a los de París, Bruselas y Londres. Apuntaba además, que el coronavirus podía ser una especie de castigo a los occidentales por la derrota del califato y comparaba cómo vivimos nosotros la cuarentena con el encierro en países occidentales de musulmanes condenados en prisiones estrechas, en celdas donde casi no pueden respirar, dicen ellos.

Eso ocurre a mediados de marzo. Y en esa fecha ocurre también algo aparentemente sin conexión. Un local cerca de la playa de Barcelona, como todos en la ciudad y en España, tiene que cerrar sus puertas por el estado de alarma. Y sus empleados pierden su trabajo. Entre ellos, un camarero marroquí de 34 años que lleva 12 viviendo en España. El local donde por fin este inmigrante había encontrado cierta estabilidad cierra, como todos, por la pandemia. Mohamed se queda sin empleo, y se encierra en la habitación que tiene alquilada precisamente a una compañera de trabajo en un piso humilde de Ciutat Vella, en Barcelona. Allí viven, además de Mohamed, su compañera de trabajo, su hija, y sus dos nietos, uno de ellos un bebé de pocos meses.

Durante el confinamiento, Mohamed da un paso definitivo en su vida. Un paso que está siendo vigilado por el servicio de Información de la Guardia Civil, la unidad de élite en la lucha contra el terrorismo islamista. Mohamed no era un desconocido para estos agentes antiterroristas. Llevaba como dicen ellos bajo el radar desde el año 2015 aunque no era un objetivo crítico. Los investigadores descubrieron entonces, hace unos cinco años, que era una persona que se iba radicalizando en España. En su ordenador frecuentaba entornos radicales, también tuvo contactos físicos con el entorno de algunas personas que desde Cataluña salieron hacia Irak y Siria… Durante cinco años se distancia de esos círculos, logra por fin obtener un trabajo y los papeles en España, el NIE. Y parece que se centra en eso. Tardó diez años en dejar de ser un ilegal, vivió bordeando la indigencia, al límite, en las calles de Barcelona. Durmió muchas noches en la playa de la Barceloneta, en otros lugares, fue camarero, cocinero, chico para todo de varios negocios… Pero desde 2018 había encontrado empleo de camarero y luego se instaló en una casa, parecía haber redirigido su camino porque sus inclinaciones extremistas digamos estaban dormidas.

Este camarero en paro por el Covid 19 fue elegido, seleccionado, casi como en una entrevista de trabajo.No estuvo simplemente viendo propaganda islamista, navegando por la red en busca de imágenes de atentados, tanteando. Habló con varios dirigentes de Daesh, los que son conocidos como Foreign Fighters, combatientes extranjeros, gente que tiene experiencia en guerras, que ha matado y sabe como hacerlo. Daesh utiliza a algunos de ellos para reclutar, para buscar gente en las redes sociales a la que convencer de matar en la guerra santa. Hace falta que esa gente que está en países como España sea, vulnerable, como dicen los expertos de la Guardia Civil, que pasen un mal momento, estén aislados…

En sus conversaciones, el va construyendo un relato de su mala suerte en nuestro país. Le han echado del trabajo por ser musulmán, le va mal en España por ser musulmán, los musulmanes están maltratados aquí. Digamos que esa es la primera capa de la cebolla… Desde Siria y desde Irak le van animando a pasar a otras capas. En este caso hay una figura especial, muy inquietante, lo que los especialistas llaman un tutor o mentor criminal. Le impulsan a salir a las calles a matar, y así lo hace, se salta el confinamiento. La Guardia Civil tuvo ayuda del FBI y también de la DGST de Marruecos en esta historia.

Y finalmente, el 8 de mayo, los guardias civiles entran en el piso de la calle Clavé de Barcelona. Y allí lo detienen. No ha sido el único yihadista detenido en España durante el estado de alarma por el coronavirus. Porque seguimos en estado de alarma por el terrorismo yihadista, nivel 4, casi el máximo

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