Dana Leonte tenía 30 años y una niña de siete meses en junio de 2019 cuando desapareció en la localidad malagueña de Arenas. Diez huesos, treinta y seis mensajes de texto y unos cuantos indicios van a llevar al banquillo de los acusados a Sergio Ruiz, la pareja sentimental de Dana y padre de su hija. Es el único investigado por la desaparición de la mujer, aunque tan solo pasó nueve meses en la cárcel. Este lunes, Luis Rendueles y Manu Marlasca nos cuentan en su Territorio Negro las claves de un caso que se acerca a su recta final con muchas incógnitas aún por despejar.
La mujer, de origen rumano, desapareció en junio de 2019. Llegó a España en 2005, con 17 años y se instaló en Vélez-Málaga. En 2017 llegó a Arenas, un pueblo de la comarca malagueña de la Axarquía, donde era bastante conocida, entre otras cosas, porque era una mujer muy guapa. Allí vivía con Sergio Ruiz, un vecino de la zona de 37 años, algo problemático, que había sido denunciado por parejas anteriores e incluso por la propia Dana meses antes de la desaparición. Dana y Sergio fueron padres de una niña a finales de 2018 y residían en una casa propiedad de los padres de él. Dana regentaba desde principios de 2019 un pequeño bar en Arenas llamado Pilar 2, mientras que él trabajaba en una fábrica de azulejos y pavimentos de la comarca.
La investigación acredita que el 12 de junio de 2019, Dana y su pareja, Sergio, estaban a las tres de la tarde en el bar que ella regentaba. Allí los vieron varios testigos, que aseguraron a la Guardia Civil que no vieron nada extraño, ni discusiones ni enfados ni nada parecido. Hacia las cinco de la tarde Dana se fue y le dijo a la camarera que se quedaba al cargo que iba a comprar cosas para el bar. Él se había ido antes porque entraba a trabajar a las tres y media. A las cinco de la tarde, minuto arriba o abajo, la niñera que cuidaba al bebé de Dana y Sergio se citó con la mujer, que le pagó 50 euros que le debía y quedaron en verse a las ocho de la tarde para recoger a la pequeña.
Nos remontamos al último día que Dana fue vista con vida, ese 12 de junio de 2019. Se sabe que a las 19.15, la camarera habló con Dana para pedirle el teléfono del proveedor de hielo. La notó nerviosa y angustiada, según le dijo a la Guardia Civil. Dana le dijo que había tenido un problemilla. El problemilla era que alguien había forzado la cochera de la casa de la pareja, según comprobó la Guardia Civil. Dana y Sergio recibieron a los agentes que acudieron a la llamada de ella bastante alterados. Culpaban del robo a la familia de Sergio, con quien no tenían una buena relación. Y esos agentes son las últimas personas que ven con vida a Dana.
Los mensajes de Whatsapp, claves en el caso
Entre las 19:53 y las 22:35 de ese 12 de junio de 2019 del teléfono móvil de Dana salen 36 mensajes de Whatsapp. En ellos, dirigidos a familiares, amigos, la camarera de su bar, al propio Sergio, Dana dice sentirse asustada, angustiada, agobiada por las deudas y temerosa por la presencia de un misterioso coche. Algunos de esos mensajes incluso llevan implícita una despedida.
La lingüista forense Sheila Queralt sostiene, comparando esos mensajes con otros que de forma indubitada escribió Dana, que la mujer no es la autora de esos textos, sino que alguien la suplantó. La forense señala directamente a Sergio en base a las expresiones, el lenguaje y las faltas de ortografía. Otro informe, encargado por la defensa de Sergio, sostiene que esos 36 mensajes fueron elaborados por tres personas distintas, pero que ninguna de ellas son Sergio ni Dana. Ahora, la Fiscalía ha pedido un tercer informe para aclarar las contradicciones entre uno y otro.
A las 22:41, la niñera recibió dos llamadas de Sergio y poco después él recogió a la niña. Se limitó a decirle a la cuidadora que había encontrado un follón en su casa. Después, Sergio fue al bar que regentaba Dana con la bebé en brazos. La camarera ha declarado que el hombre le preguntó por Dana y le dijo que pensaba que se había ido al Rincón de la Victoria. Después, le pidió el dinero de la recaudación de la caja, algo que siempre hacía ella, y se marchó. Poco tiempo después, Sergio presentó ante la Guardia Civil una denuncia por desaparición. En ella dijo que la mujer se había marchado sin dar explicaciones y que había abandonado su casa y a su hija, recordemos, de apenas siete meses de edad.
Algo muy raro, desde luego, que una madre abandone a su bebé. Es decir, que en esas horas clave nadie ve a Sergio. No se sabe qué ha hecho, aunque imagino que sí hay unas cuantas teorías sobre lo que pudo haber hecho.
Conclusiones de la Guardia Civil
La investigación de la Guardia Civil sostiene que esa tarde Sergio mató a Dana en la casa que compartían ambos, probablemente de un golpe en la cabeza asestado con un palo en el que se encontró un cabello de la mujer. Después. Sergio envió todos esos mensajes para construirse una coartada y fingir que, amenazada por no se sabe a ciencia cierta quién, ponía pies en polvorosa. Por la noche o de madrugada, tras presentar la denuncia por desaparición, se deshizo del cuerpo en los montes de la zona.
El 25 de septiembre de 2019, el perro de un vecino de un cortijo situado a seis kilómetros de la casa que compartían Sergio y Dana, localizó un fémur que después se supo que era de la desaparecida. En las batidas posteriores la Guardia Civil halló un total de diez restos óseos que se ha acreditado que son de Dana: tres fragmentos de fémur, dos de la tibia y el peroné, una costilla, parte de la pelvis y varias vértebras. Se descartó otro centenar de huesos, la inmensa mayoría de ellos pertenecientes a animales. Además, uno de los fémures presenta una fractura premortem, es decir, una lesión causada cuando aún estaba viva y de la que no se tenía noticia.
La detención de Sergio Ruiz y sus explicaciones
Cuatro días después del hallazgo de los primeros restos óseos, el juzgado envió a prisión a Sergio Ruiz, acusado del homicidio de Dana Leonte. La clave, además de la localización de ese fémur, fueron los indicios recogidos por la Guardia Civil en la vivienda que ambos compartían: un palo con restos biológicos y un pelo de Dana y una casa limpiada a conciencia y hasta repintada. Así que Sergio acabó en la cárcel. Pero allí sólo estuvo nueve meses y de hecho hoy está en libertad.
Lo principal fue ese palo de 80 centímetros con restos biológicos, no sangre, y un cabello de Dana incrustado. Además, la casa había sido limpiada a fondo y hasta pintada en algunos rincones y pese a ello los perros especialistas de la Guardia Civil hallaron restos de sangre. Sergio dio explicaciones para todo, incluso demasiadas: del palo dijo que ese cabello de Dana podía estar allí porque se le caía mucho el pelo. Y sobre el olor a lejía y las zonas recién pintadas dio dos explicaciones: en un primer momento dijo que había limpiado por una plaga de hormigas y que había pintado solo los rodapiés porque estaban sucios por sus perros y luego contó que la limpieza y la pintura se debían a la inminente visita de funcionarios de los servicios sociales que querían ver en qué condiciones vivía la niña. Sobre la sangre habló de un profundo corte que la mujer se hizo cortando un jamón antes de desaparecer.
Siempre ha mantenido la misma versión: que Dana se marchó de casa el 12 de junio de 2019, aunque se ha encargado de difundir de manera oficial –en sus declaraciones policiales y judiciales– y extraoficial –en comunicados y cartas a algunos medios– varios posibles para una fuga primero y varios posibles asesinos cuando se hallaron los primeros restos óseos de Dana. Habló del propio hermano de Dana, del que dijo que la amenazaba y le había robado en el bar. Habló de un prestamista que le había dejado dinero para arrancar el negocio del bar y para comprarse un coche y que le presionaba para que se lo devolviese. Habló de un agente de la Guardia Civil que supuestamente estaba enamorado de ella y que se la quería llevar a África…
Recta final del caso: ¿se sentará el acusado?
La semana pasada tuvo lugar la comparecencia en la que todas las partes pueden pedir las últimas pruebas. La defensa pidió un informe químico que diga si la lejía puede o no puede hacer desaparecer manchas de sangre. La fiscalía pidió un nuevo informe sobre los mensajes supuestamente enviados por Dana, otro de geolocalización que aclare las dudas sobre los movimientos de los teléfonos y un nuevo informe de los restos óseos.
La fiscalía y la acusación popular, que ejerce la Junta de Andalucía, creen que Sergio sólo puede ser acusado de homicidio –sin cráneo es muy difícil determinar una mecánica de la muerte y, por tanto, sostener un asesinato. La defensa pide el sobreseimiento del caso y la acusación particular cree que debe ser juzgado por asesinato. Veremos cómo acaba todo y sobre todo veremos si la defensa es capaz de hacer dudar a los miembros de un tribunal del jurado, algo que, hoy por hoy, parece factible.