El Chapo, llamado así por su baja estatura y su complexión, es el capo del cartel de Sinaloa, una verdadera multinacional del negocio de las drogas con intereses en 54 países, desde Estados Unidos hasta Australia. Los mejicanos comenzaron en el negocio en los años ochenta cuando ayudaban a los carteles colombianos a colocar su cocaína en Estados Unidos. Tras la muerte de Pablo Escobar, en 1993, los narcos mejicanos empezaron a trabajar por su cuenta.
Para que nos hagamos una idea del negocio, un kilo de coca puede conseguirse por entre mil o dos mil dólares en Colombia. En Estados Unidos, convenientemente cortada y vendida al por menor, genera unos 100.000 dólares; en Europa, el doble. Así, el cartel de Sinaloa fue creciendo (y El Chapo con él) en distintas guerras con otros grupos y el gobierno mejicano hasta el punto de ser responsable de 15.000 asesinatos en solo cinco años, según los datos de un informe oficial de ese país. Hoy la gente de El Chapo mueve heroína, cocaína, marihuana, metanfetamina… En Estados Unidos, en la República Checa, en España, en Sierra Leona… Tuvo incluso tres hangares reservados para sus aviones en el aeropuerto internacional de Ciudad de México y varios submarinos.
Hablamos entonces de un tipo poderosísimo, más que el gobierno de Méjico en muchos sentidos, más que muchos gobiernos. El cartel de Sinaloa es una estructura jerarquizada. Tiene a sueldo a políticos, militares, policías, banqueros, funcionarios… Tiene abogados, asesores fiscales, cientos de empresas legales donde riega y limpia su dinero. Y en el escalón más ejecutivo cuenta con unos 5.000 jóvenes llamados “Gente Nueva”. Ellos son el brazo ejecutor del cartel, los sicarios. Se pasean imponiendo su ley por muchas zonas de México vestidos como militares, con pegatinas en sus furgonetas y tienen incluso un perfil social en twitter. “Hasta la muerte por don Joaquín”, escriben. Y cinco de esos pistoleros murieron en la operación Cisne Negro que sirvió para detener a Guzmán.
Al Chapo le escriben canciones, se venden camisetas con su imagen, las tiendas de pollos llevan su nombre… A su anciana madre la cubren de regalos… Ese poder, que no tiene comparación con nada que vivamos en España, le permitió a El Chapo escapar dos veces de prisión. El 19 de enero de 2001, Guzmán huyó del penal de máxima seguridad de Puerta Grande, en Jalisco, escondido en el carro de la ropa sucia. Las investigaciones posteriores revelaron que 70 personas, 15 de ellas funcionarios de la cárcel, colaboraron en aquella fuga.
Y durante trece años este narcotraficante aumentó su poder y su leyenda. Hasta que fue capturado en febrero de 2014 en un hotel de su territorio, Sinaloa. Cayó en 2014 y en julio de 2015 protagonizó su segunda fuga, la más célebre. Se utilizó el mismo sistema que el cartel empleaba, al principio, para llevar droga a Estados Unidos, los túneles. El Chapo entró en su ducha, donde no había cámaras, y luego al pasadizo de kilómetro y medio de longitud por el que salió andando con bastante tranquilidad, imaginamos, porque el túnel tenía luz eléctrica y ventilación adecuadas.
Con su última fuga, el narco pone en ridículo al gobierno mexicano y da otra muestra de poderío. Lo buscan por todas partes, pero no va a irse muy lejos de su Sinaloa. Es donde se siente más seguro. Nadie se va a atrever a traicionarlo. Pero El Chapo, y sobre todo su vanidad, acaba traicionándose a sí mismo. Guzmán, padre reconocido de diez hijos de cuatro mujeres, entre ellas una miss Sinaloa, había visto en la tele el culebrón de La Reina del Sur, la novela de Pérez Reverte que retrata la vida y el carácter de Teresa Mendoza, una implacable narco. Ese papel lo interpretaba una actriz mejicana, Kate del Castillo.
Y la actriz triunfó con ese papel. Se metió en el papel y se metió en jardines. Por ejemplo, en 2012, con el Chapo fugitivo, escribió en twitter que creía más en El Chapo Guzmán que en el gobierno mejicano. Luego, añadía un mensaje al propio narco: “Señor Chapo, no estaría padre que empezara a traficar con el bien, con comida para los niños de la calle”. La actriz le proponía luego: “trafiquemos con amor”. Pudo ser inconsciencia o cierta frivolidad.
El Chapo le envió flores. Y siguió enviándole flores después de encarcelado. La Procuraduría General de la República, el equivalente a la fiscalía española, investiga ahora esa relación, que se remonta a cuatro años atrás y no a la famosa entrevista con Sean Penn. No sabemos si los mensajitos casi adolescentes fueron fruto de la frivolidad de la actriz, que a partir de ahí no supo retirarse a tiempo por miedo al Chapo o si también hay aquí algo de lo que los psiquiatras llaman hibristofilia, la atracción por el mal, por la maldad en algunas personas. En sus aspectos más extremos es una patología diagnosticada. Hay mujeres que se enamoran de asesinos confesos que esperan en el corredor de la muerte, por ejemplo.
Los mensajes entre la actriz y el capo continúan cuando él se fuga de la prisión, el pasado mes de julio. Y se vuelven más intensos. Varios periódicos mejicanos los han publicado, entre ellos el diario Milenio. El Chapo se identifica como Papá; Kate del Castillo es Guapa y luego está el licenciado Óscar, el abogado que hace de intermediario para propiciar un encuentro entre los dos. Se envían mensajes de texto que creen seguros, porque el Chapo ha dado orden de entregar a la actriz una Blackberry Z30, de color rosita, para hablar tranquilos. El abogado del narco suda porque no encuentra el móvil rosita, solo plateado, y el Chapo consiente: que tenga color de mujer, dice.
El 25 de septiembre, el Chapo está ya ilusionado con el encuentro. “¿por cuantos días de vacaciones vienes?”, le pregunta. Ella contesta: “no son vacaciones exactamente, aunque me gustaría”
La actriz, que tiene ya nacionalidad estadounidense –está rodando una peli con Mario Casas y Antonio Banderas sobre los mineros chilenos que veremos pronto– preparaba una película sobre el Chapo Guzmán en Hollywood y va a llevar con ella a Sean Penn para que lo entreviste. Esa parte no es la prioridad del narcotraficante más buscado.
El Chapo le escribe: “eres lo mejor de este mundo. Tu presencia va a ser algo hermoso. Ten fe que estarás a gusto. Te cuidaré más que a mis ojos”. La actriz contesta: “me mueve demasiado que me digas que me cuidas. Jamás nadie me ha cuidado. Gracias. Y tengo libre el siguiente fin de semana”. La cosa se va calentando y ella escribe: “por alguna razón me siento segura y sé que sabes quién soy, no como actriz o como persona pública, sino como mujer, como persona”.
Cuando la actriz se va de la conversación, el abogado le informa al Chapo de la parte menos romántica. La dama, como la llaman, está fascinada, pero quiere llevar con ella al actor Sean Penn y a dos mechudos (melenudos) argentinos. El Chapo no sabe quién es, el abogado le explica que es el mejor actor de Estados Unidos, que hizo '21 gramos' y que la dama dice que es más chingón que el de El Padrino. El narco, al final, se resigna: “que traiga al actor y si ella ve que necesita traer a más personas, que las traiga, como guste ella”.
Y finalmente Kate del Castillo y Sean Penn se encuentran con el Chapo Guzmán el 2 de octubre en un escondite de Sinaloa. El actor escribe una larga entrevista y se edita un vídeo promocional firmado por la productora de Kate del Castillo, por cierto.
El resumen sería algo así como yo soy capo de narcotraficantes porque el mundo me hizo así. Tanto ese vídeo como la larga, larguísima entrevista de Sean Penn a el Chapo tienen un contenido muy discutible, más allá del interés del personaje. Sean Penn escribe más sobre sí mismo –Sean Penn en Haití, Sean Penn en una boutique de París, Sean Penn y su amigo Hugo Chávez, Sean Penn y la guerra de las drogas…–, que sobre otras cosas. Compara a El Chapo con un hombre de negocios, habla de su sonrisa cálida y dice que recibe a Kate del Castillo como a una hija que regresa de la universidad. Penn escribe que incluso se le escapa, a él, una flatulencia “propia del viajero” antes de despedirse del Chapo. Los dos actores vuelven a Hollywood y la marina mejicana, que ha estado siguiendo sus pasos, desencadena una operación para detener a El Chapo, que escapa por los pelos y usando como escudos humanos a varias personas, entre ellas una niña pequeña.
Varios periodistas mejicanos que siguen vivos, porque allí han sido asesinados más de 100 en los últimos años, han contestado a Sean Penn. Nosotros, que no podemos ni imaginar lo que es trabajar como periodistas allí y escribir sobre los crímenes de los narcos y la corrupción, no seríamos capaces. Vamos a remitirnos a lo que le han contestado entre otros el periodista Don Winslow, autor de El Cartel y El Poder del Perro. “No preguntó por las mutilaciones, por las menores de edad llevadas a la celda para verlo… Trató a una rata como si fuera Robin Hood. Es un insulto para los periodistas y para los ciudadanos mejicanos honrados. Llámalo cualquier cosa, excepto periodismo”. Periodistas mejicanos como Alfredo Corchado y Raymundo Riva, entre otros, que viven y trabajan allí, rechazaron entrevistar a El Chapo por las condiciones de censura que les exigían.
Sea como fuere, después de aquel encuentro, El Chapo huyó y volvió a las sombras. Pero desde allí seguía enviando mensajes a la blackberry plateada de Kate del Castillo. Habían quedado en volver a verse. El 10 de octubre ella le escribe: “no duermo mucho desde que te vi, estoy emocionada con nuestra historia… Es la verdad. Es en lo único que pienso”
Se refiere a la película sobre El Chapo Guzmán que quieren hacer en Hollywood. Pero El Chapo no deja espacio a malos entendidos. “Te cuento que estoy más emocionado en ti que en la historia, amiga”. Ella, responde: “jajaja, me encanta saberlo”. Unos días después, el 23 de octubre, el narcotraficante más buscado le felicita el cumpleaños a la actriz que le anuncia que se abrazaran muy pronto. Al día siguiente, El Chapo Guzmán se desata: “¿Cómo está la mujer más buena de este mundo y la más inteligente que admiro mucho? Te quiero y te admiro”. La invita a su rancho y le anuncia que su mamá quiere conocerla porque le comentó mucho de ella. No pudo ser, tampoco en Nochevieja, aunque el Chapo invitó y se consoló con una diputada del PAN, la derecha mejicana, Lucero Sánchez López.
Imagínense a los militares mejicanos y quizá con la ayuda de algún servicio de información más, siguiendo el rastro de esos mensajes para dar con el fugitivo más buscado de su país. Finalmente lo consiguen. Descubren que El Chapo está escondido en una ciudad llamada Los Mochis yla madrugada del 8 de enero lanzan su captura.
No fue fácil. Más de sesenta agentes de la marina llegaron al escondite del Chapo pero fueron recibidos a tiros. Murió un agente y cinco sicarios de Guzmán, que escapó entonces con uno de sus lugartenientes por un túnel hacia la red de alcantarillado local. Salieron a la superficie, robaron un coche y fueron finalmente detenidos. El Chapo ofreció entonces a sus captores una propuesta que no iban a poder rechazar: si le dejaban irse, no tendrían que trabajar más en su vida. Afortunadamente, dijeron que no. Y del registro del escondite del Chapo Guzmán salieron algunas pruebas y otros datos interesantes.
El narcotraficante estaba obsesionado con la actriz. Allí tenía cuatro DVD con la serie de La Reina del Sur y, menos poético, varias cajas de viagra y algunas inyecciones de testosterona para, imaginamos, dar la talla si el segundo encuentro con Kate del Castillo tenía el final que El Chapo soñaba.
Ya en la cárcel, El Chapo pasó un examen medico que reveló algunas cicatrices recientes en la espalda, la cadera y el aparato reproductor. Los urólogos explicaron que el narco se había implantado una prótesis en su pene mediante el sistema más moderno y caro (unos 20.000 dólares la operación). No vamos a entrar en demasiados detalles, pero todo consiste en una bomba en forma de burbuja que se implanta en la bolsa escrotal y produce, así, mal y pronto, erecciones con un mecanismo de reserva de aire.
Se hizo un implante de pene o una prótesis estando fugitivo. En fin, hoy, Guzmán está en una celda de una cárcel mejicana. Le han dado un ejemplar de El Quijote para que no se deprima y todo indica que acabará en una prisión de Estados Unidos. El tiempo que sus abogados logren retrasar su extradición será el que tenga para intentar fugarse de nuevo, claro.
Se calculaba que se iba a tardar un año en todos los trámites legales para extraditar a El Chapo, pero el gobierno mejicano quiere acelerarlo por motivos obvios. En la cárcel le cambian de celda de forma aleatoria y sin avisar, le hacen registros constantes, varios perros prueban su comida para evitar que esté envenenada… Pero seguro que ya están preparando varios planes de fuga para él.
En cuanto a Kate del Castillo, está en problemas serios. La fiscalía ha abierto una investigación, no solo por el encuentro con el Chapo, sino por sus conversaciones anteriores. En abril de 2015, con el narco en la cárcel, la actriz habla con el abogado del Chapo: “No he podido comentar al señor lo de su proyecto del tequila. Quien quita y así le interesa su proyecto, como ve usted?” Ella contesta: “sería divino”.
Lo que se investiga ahora es si el Chapo Guzmán podría haber financiado algunos proyectos de la actriz. Kate del Castillo sacó su propia marca de tequila, que por cierto se llama Honor. Y los mensajes de esa primavera reflejan que uno de los inversores que fueron sondeados fue El Chapo, entonces preso. “Y se vuelven socios, no perdemos nada con intentar”, le escribe el abogado. Un día antes de la fuga de Guzmán, la actriz y su abogado hablan ya de enviarle el contrato.
El 11 de julio de 2015 se fugó el Chapo Guzmán. Cuatro días después, los negocios siguen. “¿Ya supo la noticia?”, pregunta el abogado. “Sí. Yo festejando jijijij”, le comenta. La actriz contesta en dos palabras, que diría Jesulín: “Yo más”.