El 18 de enero, aparecieron en el apacible pueblo de Morata de Tajuña (Madrid) los cuerpos de tres hermanos de avanzada edad, que llevaban fallecidos aproximadamente un mes, y que presentaban claros signos de violencia. El hallazgo de los cuerpos de los hermanos Gutiérrez Ayuso, Amelia, Ángeles y Pepe, dio inicio a la investigación policía conocida como Operación Calvario, que ya ha conseguido arrojar bastante luz en torno a lo sucedido en la localidad madrileña. El presunto culpable, que no tardó en confesar el delito tras la aparición de los cadáveres, es Dilawar Faizal, un ciudadano pakistaní que, como los hermanos fallecidos, fue víctima también de una estafa que provocó la caída en desgracia de todos los implicados en este caso.
El perfil de las víctimas
Ángeles y Amelia eran dos mujeres de avanzada edad que vivían en Morata con su hermano Pepe, que tenía una discapacidad. Las hermanas habían trabajado como una como anticuaria y la otra como profesora, y gracias a un piso en propiedad en Madrid y a unos terrenos que poseían en Tierras de Juan Abad (Ciudad Real), los hermanos contaban con una situación económica desahogada.
Sin embargo, las hermanas (como tantos ancianos en nuestro país) se sentían terriblemente solas: Amelia, que contaba con nula experiencia en el mundo de las redes sociales, ingresó en la red social Facebook en el año 2015, y tras hablar con varios internautas en la plataforma, conoció a un supuesto militar del ejército estadounidense.
Este apuesto militar de mediana edad fue remitiendo a Amelia mensajes cada vez más románticos, y llegó a presentar a su hermana Ángeles un amigo también militar y también apuesto. El intercambio de mensajes entre las hermanas y los militares se fue haciendo más habitual, hasta que Amelia y Ángeles cayeron enamoradas de estos perfiles. Sin embargo, el idilio romántico pronto se tornó en pesadilla, cuando estos dos galanes comenzaron a solicitar cantidades más y más grandes de dinero a las hermanas.
El peligro de las estafas románticas
Tal y como explican Marlasca y Rendueles, las hermanas de Morata cayeron en 2015 en una de las estafas románticas que comenzaron a proliferar entonces: el presunto militar con el que hablaba Amelia poseía como foto de perfil una imagen de Wesley Clark, exgeneral de la OTAN, y tenía la intención de obtener dinero seduciendo y engañando a estas mujeres.
Los periodistas afirman que este tipo de estafas son una evolución de las clásicas "cartas nigerianas" - distribuidas por grupos de estafadores procedentes de este país- con las que los timadores buscaban aprovecharse de la codicia de sus víctimas, afirmando que poseían herencias o premios de lotería a los que solo acceder invirtiendo un dinero que no tenían, y que solicitaban a los lectores de las cartas.
Marlasca y Rendueles afirman que estos grupos de origen africano han perfeccionado sus métodos, buscando a mujeres que se sienten solas y estableciendo un vínculo con ellas durante años, haciéndose pasar por hombres apuestos de mediana edad: los periodistas han explicado que todos estos grupos emplean fotografías similares, y que es habitual encontrarse perfiles falsos con el rostro de Wesley Clark o de Mario Rubio, un político anticastrista de Miami.
Marlasca y Rendueles afirman que toda clase de mujeres pueden caer en estafa si se sienten solas, y que el nivel cultural no influye. En 2023, una ejecutiva de una gran empresa perdió cerca de 200.000 euros en una de estas estafas, y una profesora universitaria gallega dio 60.000 euros a un presunto pretendiente virtual.
Los hombres también son víctimas de este tipo de estafas, si bien se plantean de otra manera: en la mayoría de ocasiones, los hombres se ponen en contacto con perfiles falsos en busca de contenido explícito o de sexo virtual. Tal y como explican Marlasca y Rendueles, estos grupos - que se localizan en gran proporción en Costa de Marfil- practican la "sextorsión" con sus víctimas masculinas, pidiéndoles dinero y amenazándoles con publicar vídeos o fotografías íntimas. Los periodistas explican que también se están comenzando a crear perfiles falsos que se hacen pasar por príncipes árabes, y que buscan estafar a hombres homosexuales.
La falsa promesa de una herencia millonaria
El supuesto militar con el que hablaba Amelia afirmaba haber recibido una herencia millonaria, aunque necesitaba cubrir una serie de costes para acceder a ella y compartirlo con las hermanas. Ángeles y Milagros llegaron a dar a sus estafadores más de 200.000 euros destinados a cubrir estos costes. Para acceder a estas cantidades de dinero, vendieron su apartamento en Madrid y sus tierras en Ciudad Real. Además, las mujeres pasaron varios años pidiendo grandes cantidades a los vecinos y amigos del pueblo, que advirtieron a las hermanas de la estafa que estaban sufriendo.
Amelia enviaba el dinero a los estafadores desde un locutorio situado en la población vecina de Arganda del Rey, al que acudía con bastante frecuenci desde 2021. Durante sus visitas, la mujer cogió confianza con el dueño del local, un hombre pakistaní llamado Dilawar Faizal. Este escuchó la historia de la supuesta herencia y también se la creyó, y se ofreció a aportar 25.000 euros para recibir, una vez cobrado el dinero, 50.000 euros. Dilawar vendió el locutorio en 2021 y dejó su casa para ofrecer dar el dinero a las hermanas, con las que se fue a vivir a la espera del cobro de la herencia que nunca llegó.
La tensión aumenta en Morata
Los meses fueron pasando, y la tensión en la casa de los hermanos se fue volviendo más tensa: Dilawar pronto recibió el apodo de "El Negro" por parte de los vecinos, que veían al hombre pakistaní acompañar a las hermanas a la compra. Sin embargo, Dilawar reclamó en varias ocasiones su dinero, protagonizando episodios violentos: en enero de 2023, Dilawar pegó un bofetón a Amelia tras pedirle su dinero, y el 24 de febrero propinó varios martillazos a la mujer, que quedó tendida en el suelo. La policía intervino entonces, y Dilawar fue condenado a 2 años de prisión por un delito de lesiones con tentativa de homicidio, si bien ni el condenado ni las hermanas revelaron ninguna información sobre la herencia y los militares.
Dilawar quedó en libertad, con la condición de no acercarse a Amelia, y pasó varios meses viviendo como un indigente en Arganda del Rey: durante ese tiempo, Dilawar consiguió entrar a vivir en un piso patera con otros inmigrantes pakistaníes, y volvió a tener problemas con la justicia tras pelearse con un hombre al que trataba de vender un ordenador que encontró en la calle. Mientras tanto, las hermanas seguían inmersas en la estafa, enseñando incluso a algunos vecinos una presunta carta escrita por Pedro Sánchez a los militares, agradeciéndoles sus servicios.
Un final trágico
El 18 de enero, las autoridades encontraron los cuerpos de Amelia, Ángeles y Pepe, y Dilawar se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de Arganda del Rey, diciendo: "Yo soy el asesino de Morata. Yo soy el que estáis buscando". Dilawar relató entonces cómo mató a los hermanos golpeándolos con una barra de metal, y cómo intentó quemar los cuerpos sin éxitos después de la paliza. El presunto asesino confesó haber perpetrado el crimen un mes antes del hallazgo de los cuerpos, concretamente el 17 de diciembre de 2023. Los vecinos afirman haber reparado en la ausencia de los hermanos, si bien pensaron que estos se habían marchado a su pueblo en Ciudad Real a pasar las Navidades.
La única duda que le queda a la Guardia Civil por desvelar es si alguien ayudó al homicida en los desplazamientos entre Arganda y Morata, explican los periodistas, que afirman que resulta prácticamente imposible encontrar a los estafadores virtuales que iniciaron esta trágica historia.