Joaquín Palacios es guardia civil, investigador de homicidios y experto en arte que, proveniente de una familia militar, ingresó en la formación del cuerpo de caballería a los 16 años, tras transmitirle a su padre que pretendía ser actor.
Más tarde, estuvo destinado en el País Vasco durante los años de plomo, a finales de los 70, en una época donde se veían cadáveres a diario. Debido a la conflictiva situación de aquellos años, para casarse con su prometida tuvieron antes que hacer un informe sobre ella y su entorno familiar, por los posibles riesgos que podía conllevar que una persona externa al cuerpo se introdujese en las comandancias de la guardia civil.
Caso Eva Blanco
Joaquín, fue después policía judicial en homicidios y se convirtió en un gran interrogador capaz de hacer que un asesino confesara un crimen a través de una llamada de teléfono con su madre. Manu Marlasca y Luis también aseguran que se distingue por el delicado trato que mantiene a las familias de las víctimas como lo hizo con la familia de Eva Blanco, siendo la única persona que estuvo en contacto de principio a fin en la investigación que duró más de 20 años y en el que 'El asesino de la baraja se ofreció a colaborar psicología criminal.
Palacios asegura que "en este mundo no hay alegría" y que simplemente se puede encontrar satisfacción por resolver un caso y darle la obligada información a la familia, antes "se investigaba en la calle, estando encima de la gente" y casos que llevaron años en esclarecerse "ahora se podrían resolver en 15 minutos".
Caso Abel Martín
La 'Operación artista' 1993 fue "un homicidio de los de verdad" una acepción que el investigador utiliza por la rareza del crimen dentro de los 100 crímenes que sucedían en Madrid, que eran profesionales, ajustes de cuentas, que no aportaban nada bueno. En la Avenida del Plantío, en Aravaca, se encontraron a Abel Martín asesinado en la buhardilla de su casa. El que fuera coleccionista de arte fue el motivo del asesinato ya que en el lugar del crimen faltaban muchas obras de arte a las que siguieron el rastro durante 17 años, desde ahí Joaquín Palacios comenzó a investigar el arte.