José Luis Moreno tiene de plazo hasta el jueves para depositar en el juzgado tres millones de euros si quiere evitar su entrada en prisión. Esa cifra es la fianza que le impuso el juez Ismael Moreno después de que el productor de televisión fuese arrestado en el marco de la operación Titella.
El juez le imputa los delitos de pertenencia a organización criminal, falsedad documental, estafa, blanqueo de capitales y fraude fiscal. Se trata de una investigación que se remonta a 2017, cuando dos bancos denunciaron extrañas prácticas. Es decir, todo empieza hace ya cuatro años. Abanca e ING sufrieron el mismo tipo de prácticas: varias sociedades mercantiles pedían créditos que después no devolvían. El dinero circulaba a toda velocidad de una empresa a otra, mediante facturas falsas de servicios nunca prestados, y su rastro acababa por perderse, de manera que era imposible recuperar ese dinero para los bancos.
José Luis Moreno era el principal receptor del dinero fraudulento
Pero en esos inicios de la investigación no había aparecido aún la figura de José Luis Moreno... No, fue algo más adelante y fue su aparición la que dio nombre a la operación Titella, que quiere decir marioneta en catalán. José Luis Moreno lideraba junto a Antonio Aguilera y a Antonio Salazar la red desmantelada en esta operación. Aguilera y Salazar eran muy buenos conocedores de la operativa bancaria y Moreno, según las palabras del juez, “como persona pública muy reconocida, prestaría su nombre como tarjeta de visita para que tuvieran mucho más fácil conseguir financiación en entidades bancarias y además sería el encargado de presentar proyectos cinematográficos o televisivos para los que se requería financiación”.
El juez sostiene en uno de sus autos que era el principal receptor del dinero obtenido de forma fraudulenta por sus dos compinches. Los fondos que la banda recibía procedentes de los bancos acababan en sociedades que no tenían actividad alguna y cuyo único fin era mover el dinero de una cuenta a otra hasta hacerlo desaparecer. Para probar todo ello, la Policía y la Guardia Civil han analizado en profundidad más de 700 empresas pertenecientes a la red.
Así actuaba la organización de José Luis Moreno
Hay una rama que no tiene que ver directamente con José Luis Moreno, aunque sí con uno de sus socios, Antonio Aguilera, y que, efectivamente, se dedica al blanqueo de dinero para organizaciones de traficantes. Uno de esos grupos de narcos utilizaba las empresas de Aguilera para introducir grandes cantidades de dinero en metálico, en torno al millón de euros cada quince o veinte días. El dinero era ingresado en entidades bancarias, donde la banda tenía algunos cómplices, y se hacía pasar por el pago de servicios inexistentes.
La red se estaba beneficiando de los créditos ICO que el Gobierno ha liberado para paliar la situación de muchas empresas. Según se escucha en las intervenciones telefónicas a los investigados, “los bancos están desando dar esos créditos, son muy fáciles de conseguir”. Además, los detenidos en la operación Titella empleaban la línea COMEX (comercio exterior) para desviar los fondos obtenidos ilegalmente hasta países extranjeros. De hecho, la trama ha enviado dinero a paraísos fiscales como las Islas Maldivas y aotros países, como la República Checa, país de origen de la pareja y testaferro de Moreno, Suiza o Panamá.
El mayor perjudicado de José Luis Moreno
Hay un perjudicado personalmente, un multimillonario, miembro de una de las familias más adineradas de Argentina. Se llama Alejandro Roemmersy era, supuestamente, amigo de José Luis Moreno, un amigo al que, según los cálculos iniciales de la Policía, el productor de televisión ha estafado una cifra cercana a los treinta millones de euros. Ese es el dinero que, según la investigación, ha salido de las cuentas personales de Roemmers o de sus empresas –algunas de ellas radicadas en Panamá y Suiza-a las cuentas de una de las sociedades de José Luis Moreno, administrada por su sobrino.