Territorio Negro: La estafa de los padres de Nadia Nerea
Su historia, contada por su padre, conmovió a España. Se llama Nadia Nerea y la semana pasada cumplió 13 años. Ahora, crece junto a su tía materna. Nadia Nerea está enferma desde que nació. Padece tricotiodistrofia, una enfermedad rara y fatal en algunos casos. En el suyo, no. Nadia tiene una variante leve de esa terrible enfermedad. Sus padres, Fernando y Marga, están acusados de exagerar esa discapacidad de su hija y de ganar dinero con ello. Les piden seis años de prisión por estafa. En el territorio negro vamos a hacer un viaje a la picaresca más oscura, la que hace que un padre pueda exagerar y hasta inventar riesgos para la vida de su hija con tal de ganar dinero con ello.
Empezamos contando quién es Nadia Nerea Blanco. Y qué enfermedad padece…
Nadia nace en abril de 2005 y nace ya enferma de tricotiodistrofia, un mal muy poco corriente. Es una enfermedad genética que padecen unas 50 personas en España, en diferentes grados. Puede ser mortal, pero en el caso de Nadia, según lo que contaría luego el doctor Ferrando, que es dermatólogo en el hospital Clinic de Barcelona, es leve. Este especialista recibió una muestra del pelo de la niña en 2009 para analizarla y concluyó que Nadia sí padecía tricotiodistrofia, pero en grado leve.
Así que Nadia Nerea puede tener el pelo seco y pobre, alteración de uñas, déficit mental y de desarrollo, piel escamosa y fotosensibilidad. El doctor Ferrando concluye que el estado de la pequeña es aceptable pero no tiene cura. Solo puede ser tratada para mejorar su aspecto y la salud de su piel.
Es decir, Nadia Nerea tiene una enfermedad seria, que le genera una discapacidad, reconocida, del 75 por ciento, pero que no hace que peligre su vida, según los doctores. Esta niña enferma va creciendo con sus padres en Baleares y a partir de 2008 comienza a aparecer en medios de comunicación, casi siempre de la mano de su padre, Fernando Blanco.
Sus padres se movilizan, según dicen, por el bienestar de Nadia y comienzan a hacerse conocidos en Baleares. En febrero de 2009 forman la Asociación Nadia Nerea. Luego la convertirán en la Fundación Nadia Nerea. El padre ya había salido en la televisión autonómica de Baleares, IB3, contando una historia dramática: habían gastado ya 120.000 euros para tratar de curar a su hija, de entonces 3 años. En ese momento, Nadia tenía que ir urgentemente a Brasil para ver a un especialista en tratamientos genéticos y necesitaban ayuda.
La niña tiene encanto, está realmente enferma, genera mucha empatía. Y genera también audiencia en televisión. Y el padre vuelve a recurrir a los medios en busca de ayuda.
En 2010, Fernando Blanco, el padre de Nadia, vuelve a la televisión balear. Esta vez pide dinero y donaciones para su hija porque, según dice, va a ser sometida a un “tratamiento genético” que van a pagar diez supuestos filántropos de Madrid. Pero, pese a la ayuda de esas diez buenas personas, no hay suficiente dinero porque el tratamiento costará, anuncia el padre en televisión, 720.000 euros y es imprescindible para que Nadia siga viva. Meses después, el padre anuncia un nuevo giro en el caso de su hija: ya hay un grupo de 14 científicos eminentes de Rusia, Bélgica y Estados Unidos que están tratando a su hija y que la ven cada seis meses.
Anuncian que quieren ir a tratar a la niña a la prestigiosa clínica universitaria de Navarra. El padre de Nadia dice que la esperanza de vida de su hija ha bajado a 7 años. Insiste en que su hija es el único caso en España en que esa enfermedad es mortal. Poco después, los padres y Nadia viajan a Navarra, les acompañan las cámaras de otro programa de la televisión autonómica balear y entrevistan a la doctora Patiño, que ha visto a Nadia y va a hacer un estudio genético.
Es decir, los padres sí llevaron a Nadia Nerea a la clínica de Navarra, en 2010. La investigación de los Mossos d’Esquadra certifica que se gastaron unos 2.700 euros en un estudio médico de Nadia. El historial de Nadia allí en Pamplona ratifica que sufre la variante leve de la enfermedad. Le prescriben un champú para el pelo y una crema para la piel. También un medicamento porque Nadia sufre TDAH (Déficit de Atención). En ningún caso se habla de enfermedades mortales ni graves.
Poco después, los padres se trasladan con la niña a Cataluña. Y se instalan en la provincia de Lleida, en un pueblecito llamado Fígols. El padre pone allí una pequeña tienda de vinos y sigue con sus campañas más o menos mediáticas en favor de su hija.
El padre lleva siempre la voz cantante. La madre, Marga, vive dedicada a cuidar de su hija y desde el año 2014 recibe una ayuda mensual de unos 387 euros de los servicios sociales. En Cataluña repiten la misma mecánica. A la asistente social del hospital de referencia de Nadia, en la Seo d’Urgell, le cuentan que Nadia sufre, leemos lo que dice en el informe, “tricotiodistrofia en el grado más elevado, las células envejecen de forma prematura y sufre enfermedades de personas mayores como alzheimer, ceguera, sordera y problemas de piel”. A la trabajadora social del hospital, los padres de Nadia le cuentan que se han trasladado a vivir allí por el cambio de clima, así lo dicen, y que a la niña le va muy bien.
Y en Baleares han dejado un recuerdo como mínimo extraño. Con personas a las que el padre ha dejado pagarés falsos, la subasta de un piso… Posiblemente el padre de Nadia pensó que su historia estaba ya quemada en Baleares, aunque a sus amigos les contó que se iba porque le había salido un gran trabajo: iba a ser distribuidor de los mejores vinos de España, entre otros, Vega Sicilia. Lo cierto es que el hombre, que nació en Valladolid, ya había pasado por prisión tras ser condenado en 2001 a cuatro años y diez meses de cárcel por estafa. Blanco era delegado de una empresa de distribución de bebidas de refresco y por decirlo rápidamente, se quedaba con dinero de la empresa, unos 120.000 euros.
Allí, en prisión, Fernando Blanco conoció a la que sería su esposa y madre de Nadia. Todo indica que Blanco comentó a un compañero de la cárcel a quien la novia iba a ver y tener vis a vis, que se sentía muy solo. Este colega de talego le pidió a su novia ayuda y a la cárcel llegó entonces, para conocer a Blanco, Margarita Garau, entonces azafata de Trasmediterránea. Los dos se conocieron, se enamoraron y en un vis a vis concibieron a la niña, que nació cuando el padre ya estaba en libertad condicional.
Bien, tenemos a la familia de Nadia viviendo en Cataluña. Y el padre aparece de cuando en cuando pidiendo ayuda, y consiguiendo dinero. El padre se maneja con maestría en los medios de comunicación. Y cuenta su historia con matices nuevos cada vez, como un culebrón. Siempre con tono dramático y urgente. Miente incluso en el peso que tuvo su hija al nacer: dice que Nadia pesó solo 750 gramos y que fue un milagro. El informe de la doctora Cañellas, que la atendió, recoge que Nadia pesó en realidad 1 kilo 810 gramos al nacer.
En realidad, el padre de Nadia se adapta muy bien a lo que funciona en los medios, especialmente en la televisión. Así, va explicando que Nadia puede sufrir alzheimer, en otra ocasión que no reconoce a sus padres, que va a morir si no se opera. Que en las operaciones los cirujanos le hacen un agujero por la nuca durante 14 horas para alargarle la vida, que solo en batidos gastan 77.000 euros al año. Al final anuncian que será operada en Estados Unidos.
Los padres de Nadia viven bien con el dinero que ganan en sus campañas para su hija. El padre no vuelve a trabajar, al menos no figura como autónomo ni trabajador, desde 2007. La madre cuida de la niña. Y en verano de 2016 todo va a estallar.
El padre encabeza una nueva ofensiva para conseguir dinero. La más espectacular de todas. Decide escribir nuevos capítulos del culebrón en que ha convertido la historia de Nadia. Empieza con dos entrevistas en La Vanguardia y El Mundo. En la primera anuncia que ha estado con su hija en Afganistán para tratarla con un médico. Necesita otra operación, que cuesta cien mil euros más, si no lo consigue, su hija morirá. La van a hacer en un hospital llamado Childrens Hospital, en Houston.
Todo se desencadena con una entrevista publicada en noviembre de 2016 en el diario El Mundo. Allí, Fernando Blanco adorna aun más su historia: estuvieron en una cueva de Afganistán, han gastado ya más de dos millones cien mil euros para curar a su hija. Han visto médicos en Brasil, Panamá, Cuba, Guatemala, Argentina, Rusia, Suecia, Finlandia, Italia, India, Francia y Bélgica. Han conocido incluso a Al Gore, el que fuera vicepresidente de Estados Unidos, que les ha llamado héroes.
Y el padre revela otro detalle terrible. Él mismo sufre cáncer, y se está muriendo. El padre de Nadia anuncia que tiene cáncer de páncreas con metástasis en el hígado, que se lo detectaron en 2013 y que no va a tratarse porque quiere dedicar lo que le queda de vida, el dice que un año, a luchar por la curación de su hija. La entrevista tiene una repercusión formidable y el padre acude de nuevo a varios programas de televisión. En apenas cuatro días, el padre de Nadia consigue que miles de personas de toda España le donen 300.000 euros para la operación de su hija.
Pero tras esa historia formidable, de novela, alguien decide por fin comprobar lo que hay de cierto. Y lo hacen algunos compañeros que fueron contra la corriente general, con valentía y pocos medios.
Esos compañeros hicieron periodismo con mayúsculas. Primero fue Josu Mezo, en su blog malaprensa.com el 27 de noviembre de 2016, poco después del artículo del diario El Mundo. Mezo ya señalaba errores graves en el texto. Luego, el digital Hipertexual firmaba un artículo el día 30 en el que Ángela Bernardo ya calificaba de cuento chino el caso de Nadia. Y demostraba gravísimos errores y mentiras sobre la enfermedad y los supuestos doctores que habían tratado a la niña.
Apenas una semana después de que estalle el escándalo, los Mossos d’esquadra detienen a los padres de Nadia. Las investigaciones han concluido y el juez les pide seis años de prisión. ¿Cuáles son las conclusiones de esas investigaciones de la policía catalana?
Básicamente, que los padres hicieron de las donaciones que consiguieron para Nadia, su modo de vida. Que llegaron a ingresar, por banco, un millón ciento once mil trescientos diecisiete con cincuenta y cinco euros. Y que se gastaron algo más de 792 mil de esos euros. Hubo 5.574 personas que hicieron donaciones por transferencia y otras 1.006 que hicieron ingresos en efectivo para Nadia.
Que los padres gastaron muy poco en realidad para tratamientos médicos de la niña, apenas 2.700 euros de la clínica navarra, según las conclusiones de la investigación. Y que sí llevaron un alto tren de vida: comprando coches, 34 relojes de alta gama valorados en 60.000 euros, gastos de restaurantes, informática…
El doctor Brown, supuesto candidato a premio Nobel que había tratado a Nadia, no existía. La madre de Nadia dijo que había muerto hace dos años. No hubo cueva en Afganistán. Ni tratamientos en Brasil. Los doctores a los que supuestamente se pagaba se llamaban Yashin, Villamala y doctor, literal, El Brujo. Los Mossos no han encontrado a ninguno de ellos. El padre no ha aportado ningún pago ni siquiera nombre de médico o curandero para justificar los gastos.
La niña ni siquiera estaba dada de alta en el Servicio Catalán de Salud. El doctor Fábrega, un pediatra del hospital de La Seo d’Urgell, dice que los padres llevaron dos veces a la niña y que nunca fue por temas de la enfermedad.
Y el cáncer de páncreas del padre era absolutamente falso también. Lleva año y medio en la cárcel y no tiene ningún problema. Los informes médicos sobre Fernando Blanco recogen que en 2010 tuvo un problema leve hepático pero que tiene un páncreas limpio y normal. Hay una grabación telefónica en la que el padre de Nadia, que se escondió durante unos días cuando estalló todo, le dice a su mujer que el cáncer sirve para dar pena y sacar más dinero, que la solidaridad solo funciona, textual, si das pena.
Parece que el padre conoce bien los mecanismos que mueven la televisión, la sociedad. Antes de que le detengan, a su mujer le cuenta que todo se ha estropeado y que su hija no vivirá más de un año, que nadie querrá tratarla, que ya le están fallando las piernas. Por suerte, era otra de sus mentiras. Nadia vive con su tía materna y recibe visitas de su madre. El juez les retiró la patria potestad mientras se dilucidaba su caso.
Y hay dos asuntos más en este caso. Uno es el posible delito fiscal, porque el padre de Nadia no pagó ni un duro a Hacienda durante todos estos años. Los Mossos d’Esquadra entienden que entre 2012 y 2016 Fernando Blanco pudo cometer delitos fiscales porque debió declarar a Hacienda. Entienden que defraudó al fisco más de 120.000 euros anuales, el límite para que sea delito y tenga sanciones de prisión.
Y algo aun más feo. La investigación por pornografía infantil y exhibicionismo contra los padres que fue archivada. En un pendrive, los Mossos encontraron 41 fotos de los padres de Nadia practicando sexo una noche de 2012. Nadia tenía cinco años y sus pies aparecen en cuatro de esas imágenes, está tumbada junto a ellos. Se ve a los padres practicando sexo pero ellos aseguraron que la menor estaba dormida y que no se enteró. La fiscalía pidió acusarlos de exhibicionismo pero la Audiencia de Lleida lo rechazó, no se podía probar que la niña hubiese visto a sus padres.
En cuanto a la pornografía infantil, los mossos encontraron también nueve fotografías explícitas de Nadia, en las que se ven claramente sus órganos genitales. Los jueces creen la versión de los padres, que eran para vigilar sus sarpullidos, y parece que es así. También indican que no hubo más imágenes de otros niños y que no tienen contenido sexual.
Los padres afrontan esa petición de seis años de cárcel por estafa. El padre lo tiene más crudo, parece claro que él llevaba la voz cantante desde el principio. Aunque muy pocas personas lo han denunciado y aparecen como perjudicados, algo esencial para condenar por estafa. La madre tiene un rol más secundario e incluso parece que en algunos aspectos la engañaba o ella no preguntaba ni quería saber. En cuanto a Nadia, vive con su tía Antonia. Ojalá que su vida sea feliz y que ella sea, como escribieron sus profesores el verano antes de que todo estallara, un ejemplo de vida por su lucha y su sonrisa constante.