Territorio Negro: El mayor violador de la historia del Reino Unido
Tiene 36 años y una cara aniñada que le da una apariencia mucho más joven. Se llama Reynhard Sinaga y es el mayor depredador sexual de la historia del Reino Unido. La justicia inglesa le acaba de condenar a cadena perpetua, tras declararle culpable de violar a, al menos, 48 hombres, aunque la Policía sospecha que hay muchas más víctimas de este monstruo que llevaba una doble vida: estudiante de día y violador de noche.
Reynhard Sinaga nació en la isla indonesia de Sumatra y es el hijo mayor –tiene una hermana y un hermano– de un magnate inmobiliario llamado Saibun Sinaga, un hombre de negocios propietario de varias sedes de un banco privado indonesio. En el año 2007, con 24 años, Rey, así era conocido por sus amigos y compañeros, dejó su país y se instaló en la ciudad británica de Manchester. En Indonesia dejaba atrás una familia cristiana muy conservadora y el país musulmán más poblado del mundo, donde la homosexualidad de Sinaga no era, precisamente, muy bien vista. La acomodada situación económica de su familia le permitía estudiar cuanto quisiese y vivir en un buen piso de Princess Street, una de las mejores zonas de Manchester.
Llegó en 2007 y desde entonces, según decís, no ha trabajado. Se ha limitado a estudiar durante todos estos años. Esa era, al menos, su fachada, la apariencia que escondía el monstruo que llevaba dentro.
En este tiempo, Rey, que ya había obtenido un grado universitario en su país, hizo un máster en Planificación Urbana y otro en Sociología, ambos en la Universidad de Manchester. Más tarde, comenzó un doctorado en Geografía en la Universidad de Leeds, una ciudad cercana, a la que viajaba con frecuencia. Allí, un profesor le supervisaba su tesis, que tenía una temática digamos peculiar, visto lo que ha pasado después. Su trabajo se llamaba “Sexualidad y transnacionalismo en el día a día. Hombres bisexuales y homosexuales del sudeste asiático en Manchester”. Sus compañeros y sus profesores dicen del alumno Sinaga que no era un tipo especialmente brillante, que cumplía, sin más, y que sus trabajos eran bastante mediocres.
Y esa apacible vida de eterno estudiante millonario se viene abajo un buen día..
La madrugada del 2 de junio de 2017, Reynhard estaba en su céntrico piso de Manchester con un chico de tan solo dieciocho años de edad. El joven recuperó la consciencia justo cuando estaba siendo agredido sexualmente por el indonesio, que grababa con su teléfono la acción. Los dos mantuvieron un forcejeo y la víctima logró huir de la vivienda y avisar a la Policía, que se presentó inmediatamente en el domicilio de Sinaga y lo detuvo, pese a que él insistió una y otra vez que aquello era sexo consentido, que él no había abusado de nadie. La Policía de Manchester no fue consciente de lo que tenía delantehasta que los agentes vieron el contenido del teléfono móvil del detenido, que se llevó su víctima y lo entregó a los investigadores.
La Policía de Manchester encontró en el teléfono de Rey casi trescientos vídeos, centenares de horas de grabación en las que se veía al propietario del móvil tocando, violando y abusando de decenas de hombres diferentes. Todos ellos estaban inconscientes mientras Sinaga los tenía a su merced durante horas, sometiéndoles a agresiones brutales. El escenario de los ataques era siempre el céntrico piso del indonesio, convertido en una guarida de los horrores. La Policía de Manchester se puso desde entonces –verano de 2017– a tratar de reconstruir los delitos del detenido entre enero de 2015 y mayo de 2017, las fechas que comprendían las grabaciones halladas en el teléfono.
La primera duda que surge, desde luego, es cómo es posible que tantos hombres acabasen en el apartamento del violador…
Pues aquí jugaba un papel muy importante la apariencia física de Reynhard. Es de baja estatura, de complexión delgada y de aspecto, en definitiva, absolutamente inofensivo. Su casa estaba situada a pocas manzanas de una de las zonas más animadas de Manchester, repleta de bares, clubes y discotecas y muy cerca de los lugares en los que se alojan los estudiantes de dos de las universidades de la ciudad. Rey salía cada noche por ese barrio, bajo la apariencia de un joven voluntario de la iglesia anglicana de Saint Johns, siempre dispuesto a ayudar a los chicos a los que la noche les confunde, como decía Dinio.
Este hombre pescaba a sus víctimas entre los jóvenes que salían de marcha por la noche.
Reynhard Sinaga era un experimentado cazador. En unos cuantos vídeos de las cámaras de seguridad que hay por la ciudad y que la policía aportó al proceso judicial, se le puede ver saliendo de su casa y patrullando durante las noches y las madrugadas por las calles más animadas de Manchester, acechando en las inmediaciones de los bares y las discotecas en busca de chicos muy jóvenes afectados por el consumo de alcohol o de drogas. Buscaba lo que busca cualquier delincuente sexual: buscaba personas vulnerables, fáciles de doblegar, que estuviesen aisladas, solas, sin posibilidad de defensa.
Bien, y una vez que localizaba a sus presas, hombres ebrios o drogados, a veces los convencía para ayudarles a encontrar un taxi. En otras ocasiones, les ofrecía su domicilio para que cargasen sus teléfonos móviles o, sencillamente para tomar una última copa. En algunos casos, los invitaba a una bebida en los locales en los que los localizaba. Y tras esa copa, a todas las víctimas se las hacía de noche, dejaban de ser conscientes. Y esa ha sido una de las grandes dificultades de esta investigación: que muchas víctimas no recuerdan absolutamente nada de lo sucedido, ni siquiera cuando la Policía les muestra los vídeos donde son víctimas de todo tipo de vejaciones por parte de Rey.
El violador utilizaba alguna sustancia para doblegar de esa manera la voluntad de sus víctimas, aunque no se ha podido demostrar de forma rotunda, pero los investigadores sospechan que Sinaga empleaba la sumisión química con sus víctimas, les administraba una droga, posiblemente GHB, ácido gamma-hidroxibutírico. Se trata de una sustancia muy popular en los ambientes nocturnos y que está asociada al chemsex, las prácticas sexuales bajo la influencia de drogas. Es incolora e inodora y se disuelve con suma facilidad en agua o en cualquier otro líquido. En dosis pequeñas, genera sensación de euforia, efectos similares a los de la cocaína, pero en dosis mayores provoca la pérdida del conocimiento y puede llegar a causar la muerte. Al menos 200 personas han fallecido en el Reino Unido en los últimos diez años a consecuencia de la ingesta de GHB.
Este depredador no buscaba a sus víctimas en la comunidad gay de Manchester. Solo tres de las muchas víctimas –la Policía cree que pueden llegar a doscientas- de Sinaga son homosexuales. El violador parecía obtener una especial gratificación cuando abusaba o agredía a hombres heteros. Un diario británico publicó hace unos días una conversación de Rey con un amigo: "¡Joder cariño todas las semanas consigues un hetero nuevo!", le dice su amigo. A lo que Sinaga responde: "Es la hostia, es la poción negra del amor. Mánchester es una ciudad mágica. Ciudad de romances y del amor gay. Toma un sorbo de mi veneno secreto, te hará enamorarte. Solo un sorbo será suficiente".
Esas víctimas, esos hombres, han declarado contra el violador, que, recordemos, ha sido condenado a cadena perpetua. La Policía localizó a un total de 48 víctimas, que declararon en los tres juicios a los que se ha enfrentado Sinaga. Las enormes dimensiones de la investigación hacían imposible unificar todos los delitos en un solo proceso sin que se dilatase en el tiempo. Estos 48 hombres fueron localizados gracias a los vídeos que había guardados en el teléfono del agresor y fueron víctimas de Rey entre enero de 2015 y mayo de 2017. Pero la Policía encontró evidencias –entre las tarjetas, relojes y móviles que el violador guardaba como ‘trofeos’ de las víctimas, de las que en ocasiones hasta hacía anotaciones sobre su comportamiento- que apuntaban a que la cifra real de víctimas puede estar cerca de las doscientas personas. Pensemos que el ahora condenado lleva en Manchester desde el año 2007, así que pudio actuar con absoluta impunidad durante diez años.
Casi todas las víctimas que pasaron por el estrado coincidieron en describir a su violador como un hombre afable, muy amable, atento, honesto… Alguno de ellos incluso recordó cómo, incluso después de que se diera cuenta de que había sido agredido, recordaba a Rey atendiéndole y ofreciéndole sus cuidados. Y todos ellos coincidieron también en que a partir de un determinado instante no recordaban nada.
Una década de crímenes impune. Nadie dio la voz de alarma antes. Ninguna de las víctimas alertó a la Policía. El violador contaba con esa ventaja que hemos visto tantas otras veces en mujeres víctimas de violaciones: la vergüenza de las personas agredidas. Muchos de ellos se despertaban en casa de Ray con las evidencias físicas de haber sido violados o gravemente agredidos, pero sin recordar absolutamente nada. Salían despavoridos del apartamento sin contar nada a nadie, hasta que la Policía, tras la detención de Sinagar, se dirigió a ellos para interrogarlos. Casi todos eran muy jóvenes, entre dieciocho y veinte años, y en algunos casos han sufrido enormes traumas al darse cuenta de lo que les pasó. Alguno se intentó suicidar y muchos han pasado por procesos de depresión, ansiedad… La investigación policial y judicial se ha llevado en absoluto sigilo para proteger a las víctimas, hasta el punto de que la identidad del agresor no se ha hecho pública hasta más de dos años después de su arresto, solo cuando ha sido condenado a pasar el resto de su vida en prisión.
La policía sigue buscando víctimas de este monstruo. Hay habilitadas dos líneas telefónicas abiertas para tratar de identificar a más hombres víctimas de Sinaga. Su nombre y su imagen han sido difundidos precisamente para ayudar a encontrar a estas víctimas. A los pocos días de ponerse en marcha estas líneas, se habían recogido treinta llamadas aportando información. No son muchas teniendo en cuenta que la Policía cree que hay al menos setenta víctimas de Ray sin identificar.
Sinaga ha sido condenado a cadena perpetua. Eso significa en Reino Unido pasar el resto de la vida en prisión, al menos durante los próximos treinta años. Así lo establecen las leyes británicas. La jueza Suzenne Goddard, la firmante de la sentencia, no ahorró detalles a la hora de calificar al procesado, al que describió como "un degenerado depredador sexual en serie". “El condenado es un individuo altamente peligroso, astuto y embustero, y nunca será seguro que quede en libertad", dijo antes de sentenciarlo a prisión de por vida. “Es un monstruo por la escala y la magnitud de sus crímenes”.
Durante esos juicios en los que se ha sentado en el banquillo, empezó por declararse no culpable. Aseguró que todo lo que se veía en las grabaciones de su teléfono eran relaciones sexuales consentidas, pese a la contundencia de las imágenes, muchas de ellas de extrema dureza, que se vieron en el juicio. La fiscalía de la Corona, que pidió la cadena perpetua para el acusado, incluso señaló durante el procedimiento que, lejos de arrepentirse, Rey parecía estar disfrutando de los minutos de gloria que le estaban proporcionando sus delitos. Pese a sus alegatos de inocencia, la jueza consideró probadas 159 agresiones sexuales (figura que engloba abusos, violaciones y otros delitos contra la libertad sexual) contra 48 hombres.
El condenado era miembro de una familia acomodada de Indonesia. Su madre estuvo en Inglaterra durante las primeras sesiones del juicio, pero regresó a su país. Ellos ni siquiera sabían que Ray fuese homosexual. De hecho, llevaban tiempo intentando convencerle para que volviese a Sumatra, se casase y sentase la cabeza. Su padre, el magnate Saibun Sinaga, declaró a la BBC que aceptaba el veredicto de la justicia británica porque se ajustaba a los crímenes de su hijo, pero se sintió incapaz de decir nada más. Hasta la jueza Goddard quiso dejar bien claro antes de dictar su sentencia que “la familia de este monstruo no conocía la verdadera naturaleza de su hijo”.
UN AÑO DE LA MUERTE DEL NIÑO JULEN
Ayer, 13 de enero se cumplió un año de la muerte del niño Julen Roselló en el Pozo de Totalán, en Málaga. Tenía dos años y medio. Y según dictaminó la autopsia, murió al instante, después de una caída libre de 71 metros de profundidad por un agujero de 25 centímetros de ancho. Su cuerpo fue rescatado 13 días después en una complejísima operación, con maquinaria pesada y los mejores efectivos humanos. Fueron dos semanas de angustia, y de un triste espectáculo mediático también. En el Cerro de la Corona, en Totalán, estuvo Manu Marlasca aquellos días…. Manu, está a punto de celebrarse la vista oral (21 de enero) y el único acusado es el dueño de la finca y primo del padre, David Serrano ¿Cuáles son las acusaciones que pesan sobre él?
Era el único conocedor del agujero, oculto a la vista y sin señalizar. Se juega entre tres y tres años y medio de prisión por un presunto delito de homicidio imprudente. También se le pide una indemnización de 1,5 millones. Se declaró insolvente, pero se le ha denegado tal condición.