Territorio Negro

Orgías para políticos viejos y policías en Mallorca

Fiestas privadas a las que iban políticos locales y en las que se consumían carísimas botellas de champagne; policías a sueldo de empresarios de la noche que se ocupaba de la seguridad de sus locales y hasta de la limpieza; agentes con sexo y copas gratis en los burdeles para no tener problemas… Todo ese estercolero es el que la Policía Nacional, la Guardia Civil y unos cuantos jueces están descubriendo en la isla de Mallorca.

ondacero.es

Madrid | 01.06.2015 18:00

Todo empezó hace muchos años, al menos casi desde finales del siglo pasado. En el año 1997, Manfred Meissel, el dueño de uno de los locales que se están investigando, el ‘Bierkonig’, fue asesinado en su casa, junto a su asistenta y su hijo de ocho años. En la casa había 50 millones de pesetas que los asesinos dejaron allí. Ese crimen aun no ha sido resuelto y el bar siguió abierto, con nuevos dueños.

Lo que ha ocurrido ahora es que se ha producido una especie de tormenta perfecta, han confluido varias investigaciones de distintos juzgados y diferentes cuerpos policiales. Y todas llegaban al mismo sitio: los locales de copas y alterne de la playa de Palma y El Arenal. Una de esas investigaciones es de la que hablamos aquí hace unos meses, la de banda de motoristas ‘Los Ángeles del Infierno’, dirigida por el alemán Frank Hannebuth, con base en Mallorca, y que fue desmantelada en una operación dirigida por el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco.

Uno de los principales negocios del grupo de ‘Hannebuth’ era la prostitución, así que decidieron contar con un especialista en el tema, un policía local llamado Nicanor, con un expediente no precisamente limpio y que era el encargado de avisar de las redadas o de las inspecciones a los motoristas proxenetas. Las escuchas al teléfono de este agente sirvieron para descubrir muchos más delitos, así que el juez Velasco decidió enviar esa información a los juzgados de Palma. Lo primero que investigó un juez local fue el supuesto amaño de los exámenes para ascender en la Policía Local: los agentes afines recibían por e-mail las preguntas que les iban a poner en el examen.

Uno de los implicados en el fraude de los exámenes, un agente llamado Daniel, es un personaje muy conocido dentro de la policía de Palma. Aparte de su trabajo como policía, se ganaba un dinero extra haciendo seguros de coches, de responsabilidad, de hogar… Y sus clientes preferidos eran los empresarios de los locales de alterne, a los que también ofrecía servicios de limpieza, instalación de aire acondicionado… Incluso se investiga si las máquinas de preservativos que había en algunos locales de prostitución las instalaba la trama.

Dani y Nicanor, el policía que avisaba a los Ángeles del Infierno de las redadas, son íntimos. Daniel conducía por la calles de Palma un Hummer de color amarillo y se permitía el lujo de acudir a cursos exclusivos para policías en Estados Unidos, a razón de 1.500 euros, estancia de un mes aparte... Su mujer tenía un bar en el que se reúnen algunos de estos policías, aficionados también a jugar al paintball y profesores de defensa personal en la escuela municipal. Se fue creando un entramado perverso, en principio para ganar algún sobresueldo.

En la trama de Palma de Mallorca los sobresueldos se daban sobre todo cuando un policía local tenía problemas económicos porque le habían suspendido de empleo y sueldo o simplemente porque gastaba más de lo que debía, acudía a su compañero Nicanor. Éste les conseguía trabajo en alguno de los locales nocturnos de Palma, a 50 ó 60 euros la noche. Trabajaban como porteros o como personal de seguridad para actuar en caso de broncas o de borrachos patosos… A veces simplemente recogiendo vasos de las terrazas. Varios de estos agentes han declarado en los juzgados y han dicho que sus empleadores sabían perfectamente que eran policías, aunque, lógicamente, allí no iban de uniforme.

Los empresarios también salían beneficiados con los policías trabajando en sus locales. Nicanor les aseguraba que mientras colocasen a sus agentes no iban a tener ningún problema: nadie les iba a hacer una inspección sorpresa, ni la grúa se iba a llevar los coches aparcados en doble fila, ni se iban a medir los ruidos que salían del establecimiento… Algunos testigos han declarado que Nicanor, además, instalaba cámaras de seguridad en los locales y que pedía sobres con dinero a alguno de los empresarios.

En esta trama los policías pluriempleados en locales nocturnos tenían varias particularidades. La primera, la enorme extensión de la trama. Los investigadores han identificado, de momento, a una docena de agentes locales relacionados con esta forma de proceder, casi todos ellos trabajando para los dos principales empresarios de locales nocturnos y hosteleros de Palma.

En ese marco se inicia una segunda vía de investigación judicial, centrada en la trata de mujeres y en las prácticas de los empresarios del sexo de la isla, que eran los principales valedores de la trama de policías locales corruptos. Es en los burdeles donde se dejaban ver más y donde hacían sus grandes negocios. La investigación se centra en uno, en el más exclusivo de la zona, el ‘Amercian Table Dance’, propiedad de un respetado empresario hotelero.

Estas dos tramas de policías, una en locales corruptos y la otra centrada en el tráfico de seres humanos, se entrecruzan continuamente. Hace ya un año, un antiguo empleado del American Table Dance contó a la policía que en ese establecimiento era el policía local llamado Dani quien llevaba el seguro y la limpieza. Y que el dueño del local había dado órdenes de que los policías locales que iban allí no pagasen ni las copas ni los servicios sexuales. Y no estamos hablando de poco dinero, porque según el testimonio de este ex empleado, algunos policías iban al local cada día y en cada una de sus visitas mantenían relaciones con las chicas. Los 300 euros por hora que las prostitutas tenían como tarifa corrían a cargo de la casa o más bien de las mujeres que eran esclavizadas allí.

Es decir algo repugnante con visitas y sexo gratis a diario, con personas que a priori tienen que velar por la seguridad. El mismo exempleado contó que otro agente pidió expresamente 15.000 euros al empresario para que no tuviese problemas en ninguno de sus locales. En su testimonio, este hombre facilita nombres y apellidos e identifica en fotografías a media docena de policías que realizaban estas prácticas, entre ellos los que todos señalan como líderes del grupo, Nicanor y Dani. Pero el empresario del ‘American Table Dance’, además de contar con el apoyo policial, contaba con el administrativo.

El ex empleado cuenta en su testimonio que uno de los clientes más asiduos del local, que iba a diario al burdel y pasaba un rato con alguna chica era un funcionario del ayuntamiento “alguien llamado Pedro, relacionado con los permisos y las licencias”, dice textualmente. Según su declaración, nunca tenían problemas para hacer obras, porque cuando había que hacerlas, rápidamente el tal Pedro lo solucionaba. Este hombre trabajaba en el área de Urbanismo municipal, fue detenido y está en libertad bajo fianza, como el propietario del American Table Dance.

El propietario de este burdel y su hermano son empresarios muy respetados en Mallorca y con excelentes conexiones. Sus hoteles son muy conocidos. Por ejemplo, la candidata del Partido Popular a la alcaldía de Palma de Mallorca a las últimas municipales, Marga Durán, inició su precampaña con un acto en uno de esos hoteles.

Sus testimonios han dado información muy valiosa y también muy inquietante. Varias de ellas se han convertido en testigos protegidas de la causa, porque decían tener mucho miedo a su jefe: “Es violento y ha pegado a más de una chica”, dice la TP8, una mujer rumana que trabajó en el American Table Dance. “Ha cogido a chicas del pelo y cuando ve a alguna chica borracha se aprovecha de ella”, según esta testigo. Otro testigo protegido, esta vez un camarero, también le dijo al juez que tenía miedo. Otra mujer, la TP3, de nacionalidad búlgara, le dijo al magistrado que “mi jefe es muy poderoso, está con mucha gente poderosa y tengo miedo de que me haga daño a mí o a mi familia”.

Es terrible todo lo que han contado. Una mujer que trabajó en el ‘Amercian Table Dance’ dijo a todas las chicas se les hacía un contrato de animadora, bailarina, personal de limpieza… También se les entregaban nóminas para dar apariencia de normalidad y legalidad, pero el dinero que cobraban nada tenía que ver con lo que aparecía en esos documentos. Según este testimonio, las chicas cobraban entre 10 y 35 euros al día, porque les descontaban las cuotas de la seguridad social y todos los gastos.

Las chicas que bailaban sobre la pasarela del local tenían un extra de 35 euros diarios, pero antes tenían que mantener relaciones sexuales con el jefe: era el salvoconducto para convertirse en bailarinas. Además, como en casi todos estos locales de trata de seres humanos, hay un estricto reglamento: llegar unos minutos tarde se sanciona con la pérdida del sueldo correspondiente a un día, se penaliza dormir más horas de las que quiera el jefe o tener compañías no aprobadas por el empresario.

Y aquí pasaban cosas más graves aún, según los testimonios recogidos en el sumario. La testigo protegido número 2, una mujer rumana, contó al juez que empezó a trabajar en el American Table Dance cuando tenía 17 años, es decir, cuando era menor. Y que no era la única. Leemos textualmente la declaración: “en el club había muchas menores. El primero que se acostaba con las menores era Miguel –el dueño del local–, la delicia de Miguel eran las menores nuevas”. Otra mujer, una búlgara que en sumario es la testigo protegido 3, también dice que en el American Table Dance había menores, aunque esas menores no iban a las fiestas privadas…

La parte más delicada de las investigaciones son las fiestas privadas y por ello de ellas falta todavía mucho por investigar. Las mujeres que trabajaban en estos locales han contado con todo lujo de detalles la operativa conocida: los policías iban allí, bebían gratis, tenían sexo a cuenta de la casa y a cambio, los locales contaban con información privilegiada, hasta el punto de que los encargados avisaban a las chicas que no tenían legalizada su situación de que esa noche no fueran, porque iba a haber una redada.

Pero dos de las testigos protegidas del caso han hablado de unas fiestas muy privadas. Algunas se celebraban en el propio American Table Dance, que abría sus puertas a las cinco de la tarde para un selecto grupo de clientes y otras, en una finca de la isla, a la que acudían las mujeres de los locales de alterne. Los invitados a esas sesiones tan exclusivas, según las chicas, eran políticos locales.

Es decir, que la trama de corrupción montada en torno a estos locales de alterne no solo afectaba a policías y funcionarios, sino también a políticos de los que, naturalmente, no han trascendido nombres... Leemos testimonios: “el club abría a las 21, pero para los políticos invitados abrían a las 17… El encargado les decía que tenían que ir a una fiesta y que no se podía decir que no…. Nos decían: ‘como estáis sin papeles, tenéis que portaros bien, mantener relaciones sexuales con quien lo pidiese, incluso sin preservativo… En esas fiestas había champán Moet Chandon y algunos traían juguetes sexuales, eran muy mayores, (habla de hombres de sesenta, setenta años) y tomaban viagra… Cada cargo público tenía una chica”.

Mucho más prolija es la TP2, que contó su experiencia en esas fiestas al juez: “en las fiestas privadas tomábamos copas y manteníamos relaciones sexuales. No cobrábamos del cliente, sino de Miguel. Luego he sabido que los que iban eran políticos y cargos públicos. Nos decían que los tratásemos bien, no pagaban nunca”. La mujer, de nacionalidad rumana, contó que en la segunda fiesta a la que acudió se tuvo que acostar con tres hombres: “pensaba que iba a cobrar 300 euros por cada hombre y Miguel solo me dio 400 por todo”. En esa fiesta, contó la TP2, había unos 15 hombres y unas doce chicas, casi todas rusas.

Dos jueces están trabajando, y de manera bastante seria sobre el caso, pero va a ser complicado, porque los afectados tomaban muchas precauciones, como vas a comprobar cuando te leamos el testimonio de esta TP2, una mujer rumana que acudió al juez aterrorizada por el poder de Miguel, su proxeneta: “la misión de estas fiestas era atrapar a los hombres para que volviesen, que las chicas fuesen de confianza de Miguel y así establecer relación estable entre las chicas y los políticos. Tenían órdenes expresas de que no hablaran de esas fiestas y que a los clientes no les preguntaran nada acerca de su identidad, profesión… Las órdenes eran portarse bien con ellos, hacer lo que ellos dijesen y ni preguntarles”.

Otra mujer, una búlgara que trabajó allí desde 2004, ha declarado que iban alcaldes de Mallorca, pero no sabe de qué población. Cada cargo público tenía su chica, contó al juez, y el alcalde con el que ella iba, dijo, se fue a Madrid. Algunos dicen que se jubiló, otros que ascendió en el partido. Palma de Mallorca no es tan grande y no debería ser difícil poner nombre y cara a esos hombres públicos.