CON MANU MARLASCA Y LUIS RENDUELES

Soledad, dinero y codicia: El caso del anciano presuntamente asesinado por su cuidador

Escucha Territorio negro. Luis Rendueles y Manu Marlasca nos traen las historias negras de nuestro país. En esta ocasión, narran la desaparición del anciano Manuel López, presuntamente asesinado por su propio cuidador.

ondacero.es

Madrid |

Manu Marlasca y Luis Rendueles repasan los crímenes más impactantes y desconcertantes cada semana en su Territorio Negro. En esta ocasión, la historia que presentan los periodistas en 'Julia en la Onda' es un relato muy triste, que incluye soledad, avaricia, vejez y crimen.

El misterioso asesinato de Maxi Kumzkínov

Con todo, Marlasca y Rendueles han comentado en primer lugar el extraño asesinato del desertor ruso Maxim Kuzmkínov, un antiguo piloto de helicópteros que fue asesinado el pasado 13 de febrero en La Villajoyosa, en Alicante.

Kuzmínov era un joven piloto que decidió abandonar el ejército ruso el pasado mes de septiembre, al no querer participar en los crímenes de su país; el gobierno ucraniano le ofreció entonces protección, y le dio una recompensa económica y una nueva identidad al joven, que no pudo burlar la muerte en esta localidad de Alicante, uno de los epicentros de la mafia rusa en nuestro país: hace unas semanas, el joven fue abatido a tiros, y su coche fue quemado en El Campello

¿Por qué Kuzmínov decidió refugiarse entre compatriotas rusos? ¿Cómo le encontraron? ¿Cómo ha sido la vida de Kuzmínov en nuestro país tras abandonar la guerra en Ucrania? Estos son alguno de los interrogantes que rodean este caso, por el que ha sido preguntada la ministra portavoz del gobierno, Pila Alegría, que ha emplazado a las autoridades para que sigan con las investigaciones acerca de la muerte de este joven. ¿Está el Kremlin detrás del letal ataque? ¿Fue la mafia rusa quien llevó a cabo el asesinato siguiendo sus propios intereses? ¿O fue un caso de colaboración entre la mafia y el gobierno ruso? Solo queda esperar para ver si se esclarecen más detalles en torno a este caso.

El triste final de Don Manuel

En el territorio negro de hoy, Manu Marlasca y Luis Rendueles han hablado también del terrible final que experimentó un anciano que vivía solo en Madrid, llamado Manuel López . La Guardia Civil de Ávila encontró su cadáver a kilómetros de distancia de su domicilio y terminó por detener a su asesino, la persona a la que el anciano pagaba por cuidarlo desde hacía años.

El 20 de septiembre del año pasado una patrulla de la Guardia Civil acude a una finca de Sotillo de La Adrada, en la provincia de Ávila, en busca de un hombre llamado Jaime, un inmigrante ecuatoriano que trabajaba para Manuel López desde hacía ocho o nueve años: desde hacia meses, nadie sabía nada de don Manuel, y la mujer de Jaime, Olga, había acudido al cuartel de la Guardia Civil para aportar datos sobre el paradero del anciano: Olga relató que su marido le había confesado la muerte del anciano, y que durante los3 últimos meses él mismo había guardado su cadáver en un trastero de su piso.

Un cuerpo momificado

Los guardias civiles vieron que dentro de esa finca, además del cuidador del anciano estaba su coche, una furgoneta monovolumen nueva, y dentro de ella un extraño mueble casero de color blanco... Los guardias civiles abrieron el mueble, una pieza rectangular que parecía una nevera: dentro de él, hallaron un bidón de plástico de color azul, de casi un metro de alto y 51 centímetros de diámetro. Dentro del bidón había unas bolsas y el cuerpo momificado casi de un anciano casi desnudo, que solo llevaba un pañal, un reloj y la pulsera de un hospital. En ese mismo momento, el cuidador confesó que aquel cadáver pertenecía al hombre que cuidaba, don Manuel López, y también admitió haberlo asesinado dos meses antes.

El cuidador, Jaime, era un hombre de 47 años, que tenía cinco hijos y que no jamás había experimentado ningún problema con la ley: tras el hallazgo del cadáver, el cuidador les relató a los guardias civiles que el verano pasado, el día 12 de julio, fue a recoger a don Manuel del hospital privado de Madrid donde había estado ingresado. Le habían dado el alta y él, su cuidador, lo llevaba de vuelta a San Martín de Valdeiglesias, donde vivían juntos.

El cuidador explicó a los guardias civiles que, ya en el coche, y cuando estaban de camino a Ávila, los dos discutieron: a la altura de Brunete, en las cercanías de una gasolinera, relata Jaime que estranguló a su acompañante con el cinturón de seguridad del coche - una muerte compatible con los resultados de la posterior autopsia-.

Durante dos meses, el cadáver de Manuel estuvo oculto - según contó Jaime- en un pequeño trastero del piso de San Martín de Valdeiglesias al que se había mudado el anciano dos años antes, en una pequeña localidad a una hora de Madrid y a pocos kilómetros de Ávila.

Una equivocación con la cal viva

En su confesión, Jaime explicó a los Guardias Civiles que buscó en Google la mejor forma de deshacerse del cuerpo, y que visualizó varios vídeos que hablaban del uso de la cal viva, poniendo como ejemplos varios asesinatos en los que se empleó este método para ocultar las pruebas. Entonces, Jaime decidió comprar cal y un bidón, para disolver el cuerpo del anciano dentro.

Sin embargo, el proceso dio el resultado opuesto, pues el cuerpo del anciano se encontraba momificado cuando los hallaron las autoridades. Esto sucedió, explican Marlasca y Rendueles, porque Jaime se equivocó de cal, y empleó un material llamado dolomía en lugar de cal viva, que es relativamente difícil de conseguir.

La dolomía se emplea para producir morteros y algunos cementos en la industria metalurgia, y sobre los cuerpos ejerce un efecto muy particular: ayuda a mantenerlos. A causa de esta equivocación, la Guardia Civil bautizó a este caso como "Operación Dolomía".

Marlasca y Rendueles explican que Jaime, el cuidador, tuvo una relación sincera de afecto con el anciano, al menos durante los primeros años. Todos los testimonios recabados indican que Jaime lo cuidó muy bien, desde que don Manuel se quedó solo cuando murió su hermana. El hombre no tenía hijos ni familia cercana, y el conserje del piso donde vivía en Madrid le habló de un inmigrante ecuatoriano que era muy trabajador y que buscaba cualquier oportunidad de ganarse la vida.

De hecho, después de matarlo, Jaime guardó durante meses el cadáver del anciano, lo que le trajo muchas complicaciones y acabó por causar su detención. Los investigadores contaron a Marlasca y Rendueles que ese extraño mueble blanco que el cuidador fabricó en su casa pudo ser una especie de ataúd para don Manuel, y que incluso trató de comprar un terreno en Sotillo de la Adrada, posiblemente para enterrar el cuerpo del hombre al que cuidaba. Sin embargo, ninguno de estos planes pudieron llevarse a cabo.

El rastro del dinero

El asesino declaró que simplemente discutió con el anciano antes de asesinarlo, y se sospecha de que el móvil del asesinato fue el dinero, si bien es posible - indican los periodistas- de que haya más matices en esta historia. Los guardias civiles de la Policía Judicial de Ávila comprobaron, al detener a Jaime, que el cuidador llevaba encima dos tarjetas de crédito del anciano.

La investigación patrimonial revelaría más tarde que Jaime había sacado 110.000 euros de las cuentas del anciano solo en el último año de su vida. Cuando registraron la casa de San Martín de Valdeiglesias, recuperaron 64.000 euros en metálico.

La investigación descubre que don Manuel había ido dando mucho dinero a su cuidador desde que empezaron a convivir. Primero le pagaba unos 2.000 euros al mes, y ambos estaban conformes con el trato: Jaime cuidaba bien a don Manuel, y con el sueldo que le daba el anciano, un ingeniero jubilado, se planteó traer de Ecuador a su mujer y a sus cinco hijos, a los que había dejado en su país para ganarse la vida aquí, en España.

En el año 2019, la mujer y los hijos de este cuidador vinieron a Madrid, gracias también al anciano. Son muchos parientes, los pisos eran caros y encontraron casa en San Martín de Valdeiglesias, donde los inmuebles eran más baratos: en este punto, según los investigadores, empezaron los problemas.

Tensiones en el hogar

Don Manuel era muy posesivo con su cuidador, y Jaime ya no estaba solo para él, para atenderlo 24 horas al día. Pese a todo, el anciano volvió a ayudarle, y le compró un piso en San Martín de Valdeiglesias. Cuando ocurrió la epidemia de covid, la situación empeoró: el cuidador no podía desplazarse fácilmente hasta Madrid para cuidar al anciano, y por ello don Manuel se quejaba. Y Jaime y su familia acabaron por ello instalando al jubilado en su piso, y allí vivirán el anciano - en una habitación - Jaime y su esposa y los cinco hijos.

La convivencia no era fácil: Don Manuel tenía cada vez más achaques y no se llevaba bien con la esposa de su cuidador, quizás al considerarla culpable de que Jaime no esté más tiempo con él. Durante ese período, el anciano tuvo algunos problemas leves de salud: sufrió una caída en la casa durante la que está seis o siete horas sin recibir ayuda, y tuvo algunos ingresos en la clínica privada donde le solían atender en Madrid: este último ingreso es en el mes de julio de 2023.

Cuando está ingresado, le comentó a su médica, así lo ha declarado ella, que ya no iba a volver nunca más con su cuidador ni con su familia. Había decidido que, cuando le diesen el alta, se iría a vivir a una residencia. El 12 de julio dieron el alta al anciano, y su cuidador fue a recogerlo... Si bien no llegaron nunca a la residencia. Los investigadores creen que Jaime pudo llevárselo al piso que tenía en Madrid y que estaba vacío aquellos días de verano, y que el crimen pudo sucede allí. Jaime, sin embargo, insistió en que lo mató en el coche, de camino hacia Ávila.

Nadie echó de menos al anciano, un hombre solo y sin familia cercana. Además, seguía cobrando y gastando su pensión, y de sus cuentas seguía saliendo dinero... Con don Manuel ya muerto, era Jaime quien seguía sacando dinero de las cuentas ese verano.

La Guardia Civil ha descubierto que en el mes de agosto, el cuidador sacó casi mil euros cada día de una de las dos tarjetas, que Marlasca y Rendueles suponen que sería el límite autorizado por el banco. En la cuenta se ingresaba también la pensión de don Manuel, que era bastante alta.

La mujer de Jaime, ¿implicada en la historia?

El cuidador está en prisión, a espera de juicio, y su esposa está en libertad con cargos, puesto que todavía se tiene que aclarar su papel en esta historia. A pesar de haber contactado con las autoridades, La mujer que limpiaba la casa de la familia ha declarado a la Guardia Civil que recibió un mensaje de la señora diciéndole que el anciano no iba a venir más y que había muerto de un infarto.

Esta asistenta ha contado también que la mujer del cuidador le pidió que acudiera a limpiar el salón, e incluso que incluso le pidió que ayudara a su marido a cargar el mueble casero que había fabricado, donde se ocultaban los restos de Dona Manuel.

Durante unas semanas, la mujer y sus hijos vivieron en el piso de San Martín de Valdeiglesias, donde estaban el bidón y el cadáver ocultos en el trastero de la vivienda, bajo llave. La investigación de la Guardia Civil, explican los periodistas, ha descubierto un fleco más de esta historia. En el año 2020, cuando don Manuel y su cuidador Jaime todavía se llevaban muy bien, el anciano acudió a un notario y cambió su testamento: Don Manuel decidió que, cuando se muriera, su piso de Madrid, que está en el barrio de Carabanchel y tiene unos 90 metros cuadrados, fuera para los dos hijos mayores de su cuidador, que estaban estudiando en la universidad y durante el curso ya vivían en ese piso.