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Territorio Negro: El asesinato de Romina Celeste y el posterior abandono a su familia por parte de la Administración

Escucha Territorio negro. Luis Rendueles y Manu Marlasca nos traen las historias negras de nuestro país. Delitos históricos, los peores delincuentes... en Julia en la onda.

ondacero.es

Madrid |

Después de dieciséis años de territorios negros y más de setecientos espacios hemos escuchado casos terribles y tristísimos, pero muy pocos como el que nos vuelven a traer hoy (en enero del año pasado hablamos de este crimen) Luis Rendueles y Manu Marlasca. Nos van a hablar de Romina Celeste, una mujer paraguaya que fue asesinada y descuartizada en Lanzarote cuando tenía veintiocho años. El asesino, su marido, finalmente fue condenado el pasado año, más de cuatro años después del crimen en un juicio al que, increíblemente llegó en libertad. Pero no fue, ya verán, ese el único despropósito de un caso lleno de ellos.

Viajamos un poco en el tiempo para situarnos en ese juicio, hace casi un año, en el mes de junio de 2023. Cuatro años después de la muerte de Romina su asesino, Raúl Díaz, se sentó en el banquillo de los acusados. Llegó al juicio en libertad ¿Cómo es posible?

Raúl Díaz Chacón ingresó en la cárcel en enero de 2019, acusado del asesinato de su mujer, Romina. El tiempo máximo que alguien puede pasar en la cárcel como preventivo, es decir, sin ser juzgado, es de dos años, pero ese plazo se puede prorrogar excepcionalmente hasta los cuatro. En enero de 2021, Raúl Diaz Chacón pidió salir de la cárcel aduciendo que llevaba dos años preso, pero se lo negaron. Pasados otros dos años sin juicio, no había más remedio que ponerle en libertad. El juico tardó mucho en celebrarse por varios factores: la pandemia y, sobre todo, las tretas de los abogados defensores del procesado, que hicieron todo lo posible para que la vista oral no se celebrase antes de los cuatro años y lograr así la puesta en libertad de Raúl.

En enero de 2023, lo contasteis aquí, Raúl salió en libertad. Imagino que muchos, especialmente la familia de Romina, pensaron que aquello era una invitación para fugarse...

La Audiencia Provincial de Las Palmas dictó para él algunas medidas cautelares: se tenía que presentar todos los lunes en sede judicial, debía designar un domicilio en España, se le retiró el pasaporte y se le prohibió obtener uno nuevo. Las medidas fueron suficientes, porque lo cierto es que seis meses después de su puesta en libertad, el 2 de junio de 2023, comenzó el juicio, al que Raúl Díaz llegó acusado de los delitos de maltrato habitual, lesiones, homicidio, profanación de cadáver y simulación de delito. El fiscal solicitaba para él algo más de quince años de cárcel, una pena relativamente baja si tenemos en cuenta lo horrendo del crimen que cometió.

Ya nos hablasteis en enero del año pasado de las circunstancias tan terribles de este asesinato, que ahora vamos a recordar, pero ya con una sentencia que establece unos hechos probados pavorosos. Es decir, la justicia ya ha establecido una verdad judicial sobre estos hechos. ¿Cuáles son?

Raúl, ingeniero, padre de dos hijas, y Romina se conocieron en Madrid a finales de 2017. Ella, de nacionalidad paraguaya, se ganaba la vida ejerciendo la prostitución. Dejó en su país, al cuidado de sus abuelos, a dos hijos de corta edad. Ella y él trabaron una relación sentimental y en los primeros meses de 2018 Romina se fue a Lanzarote a vivir con Raúl. El 10 de agosto de ese año se casaron, pese a que los malos tratos eran habituales. La sentencia dice textualmente: “Raúl la agredió en distintas ocasiones, además de tratarla con menosprecio, lo que generó en ella un estado de angustia y miedo insoportable”.

La sentencia, que condena a Raúl por estos malos tratos, recoge dos episodios concretos: una paliza que él le dio dos días antes de la boda en un hotel de Arrecife y otra que tuvo lugar pocos días antes del crimen. Romina acudió al hospital José Molina Orosa de Lanzarote molida a palos el 29 de diciembre. Fue atendida en el servicio de urgencias, pero ningún médico llegó a verla porque su marido acudió al centro a recogerla. La convenció para volver a casa en una decisión que le costó la vida, porque horas después murió.

Y murió a manos de su marido, según la sentencia. Aunque él, durante la investigación, siempre negó haberla matado.

Exacto. Él solo confesó el descuartizamiento. Dijo que la última noche de 2018 discutió con Romina porque ella le pidió dinero para traer de Paraguay a su hijo. Raúl aseguró que se marchó de casa y al regresar, el 1 de enero, tras haber bebido y consumido drogas, la encontró muerta en el baño. Se asustó y decidió deshacerse del cadáver. En el juicio rectificó y reconoció por primera vez que había dado muerte a Romina. Es más, reconoció ser el autor de todos los delitos de los que le acusaban el fiscal y las acusaciones.

La sentencia establece la autoría del crimen pero sobre todo hace hincapié en el cuerpo en cómo lo hizo desaparecer

En este punto vamos a recurrir al relato textual de los hechos probados de la sentencia de la audiencia de Las Palmas: “el 1 de enero de 2019, de madrugada, cuando Raúl y Romina se hallaban en la planta de arriba del domicilio familiar, Raúl, con la intención de causar la muerte de Romina o asumiendo esa posibilidad, le golpeó en distintas partes del cuerpo y le dio muerte, sin que se hayan determinado los mecanismos de causación. El acusado mató a Romina al considerarla un ser inferior con el que podía desatar su rabia y por el hecho de ser una mujer joven, extranjera y sin recursos que ejercía la prostitución para mantenerse económicamente.

El acusado decidió deshacerse del cuerpo. Para ello, el día 1 de enero de 2019, por la mañana, puso el cadáver de Romina sobre una barbacoa de gas, colocando la cabeza y el tronco de Romina encima de la parrilla, no llegando a quemar todo el cuerpo, por lo que durante los días 2 y 3 de enero desmembró el cuerpo de Romina cocinado, utilizando para ello sus propias manos y la barbacoa que empleó como instrumento de disección, así como otro instrumento que no se ha podido determinar. A continuación, durante dos días estuvo introduciendo en bolsas de basura el cuerpo de Romina y fue arrojándolas al mar durante los días posteriores. El día 5 de enero de 2019 fue encontrado un pulmón de la víctima.

Durante los días siguientes, cuando amigos y familiares le preguntaban por Romina, el acusado les hizo creer que se había marchado tras una discusión. Finalmente, el 8 de enero se presentó en el puesto de la Guardia Civil de Teguise para presentar denuncia por la desaparición de Romina, pese a conocer perfectamente que no había existido tal desaparición.”

Todos esos hechos probados llevaron a una sentencia condenatoria, claro…

Así es. Raúl fue condenado a quince años y nueve meses de prisión por los delitos de homicidio, maltrato habitual, dos delitos de lesiones, profanación de cadáveres y simulación de delito. Además, el procesado fue condenado a pagar 260.000 euros a la madre y a los dos hijos de Romina, una cantidad de dinero que consignó antes del inicio del juicio. Pese a esa sentencia condenatoria, los desastres de este caso no acabaron con el fallo. Ello ha motivado una reclamación patrimonial contra la administración de Justicia por su funcionamiento anormal.

La abogada de la madre de Romina, Emilia Zaballos, quiere que la justicia repare a su cliente por el rosario de desastres que se han producido en este caso y que han culminado con algo terrible: la administración perdió los pocos restos mortales que quedaban de la mujer asesinada.

Según la reclamación presentada por el despacho de Emilia Zaballos, la primera juez de instrucción que tuvo el caso prometió a la madre de Romina que una vez terminado el proceso judicial podría llevarse a Paraguay, su país de origen, la única parte hallada del cuerpo de su hija: un fragmento de un pulmón hallado por un bañista el 5 de enero de 2019 en la playa de las Cucharas. En un principio, el resto se pensó que podía ser de un delfín, pero el análisis de ADN determinó que pertenecía a Romina Celeste. La madre de Romina encargó hacer una hornacina para esos restos, con la idea de llevárselos a su país.

¿Y cómo es posible que esos restos, ese fragmento de pulmón, se extravíen?

Nadie ha dado una explicación a ese desastre. Al acabar el juicio, cuando la abogada de la familia de Romina lo pidió de forma oficial, le contestaron que la víscera había sido destruida por el Instituto de Toxicología y Ciencias Forenses. Se destruyó sin avisar a los familiares ni a su abogada. A cambio, y no es broma, le entregaron a la madre de Romina unas placas y unas minúsculas muestras de tejido, probablemente las que sirvieron para hacer el análisis de ADN.

No me puedo ni imaginar el dolor de esa madre, que no solo perdió a su hija de esa forma, sino que ha sufrido todos los varapalos posibles por parte de una administración que, ciertamente, en este caso no ha dejado de fallar.

Eso es lo que ha motivado la reclamación de su abogada, que cifra en algo más de trescientos mil euros el daño a reparar. La pérdida de los restos de su hija es solo el último episodio del proceso, pero en el escrito de reclamación se señalan unos cuantos más. Se recuerda, por ejemplo, que el caso comenzó a instruirse en enero de 2019 y que no llegó a juicio hasta junio de 2023, cincuenta y dos meses después, cuando la media de duración de una causa similar es cercana a los doce meses, cuarenta meses menos que en el caso de Romina, lo que propició, como hemos contado antes, que se agotasen los cuatro años de prisión preventiva.

Como ejemplo del desastre que ha sido esta instrucción, basta el ejemplo de las tijeras de podar. Nos explicamos: en noviembre de 2019 el juzgado pide a la Guardia Civil un informe sobre si unas tijeras de podar halladas en el domicilio del procesado podían haberse empleado para trocear el cuerpo de Romina. Dos meses después, en enero de 2020, dado que la Guardia Civil dice que no puede hacer este informe, se le pide al Instituto de Medicina Legal de Las Palmas. Hasta agosto, ocho meses después, no se piden las tijeras a la Guardia Civil. Pasaron casi dos años, abril del 2022, para que se entregase el informe.

Esos trescientos mil euros que la madre de Romina reclama no servirán para aliviar su dolor, porque supongo que todos estos dislates lo han incrementado.

Por supuesto. En la reclamación se detallan las consecuencias que todo esto ha tenido en la salud de Miriam, la madre de Romina: alteraciones del sueño, dolores de cabeza, dolores musculares, ansiedad, depresión, y un cuadro compatible con un trastorno de estrés post traumático. Los médicos que ha visto a la mujer apuntan que todos estos males no son solo consecuencia de la trágica pérdida de su hija, sino que las dilaciones del proceso, el ver la puesta en libertad del asesino y, finalmente, el hecho de que no pueda tener en su poder ni un solo resto de su hija han agravado mucho las consecuencias físicas y psicológicas para la mujer.