Esta historia terrible sale a la luz cuando un hombre pide ayuda por redes sociales
Un hombre de 34 años cuelga un video en su cuenta de Facebook que dura 51 segundos y en el que se le ve herido, muy herido, con extraños tatuajes. Ocurrió el lunes 8 de marzo, hacia las nueve y media de la noche. El hombre dice en la grabación: "hola, buenas noches a todas y a todos, yo soy… Me gustaría pediros ayuda. Urgentemente. Estoy viviendo ahora mismo en un cajero. Mi situación es delicada, ya que hice un concurso de Cambia mi look y hubo unas personas que se pasaron conmigo. Me hicieron una serie de burradas".
¿Y este hombre explica en ese vídeo de Facebook lo que varias personas le habían hecho, esas burradas, como él mismo dice?
Él cuenta: "Me tatuaron la cara, me cosieron los dedos del pie. Necesito por favor que alguien me ayude. Estoy asustado, durmiendo en la calle. Me siento muy solo".
El vídeo está grabado en un cajero automático de la calle Ausías March de Palma de Mallorca, donde esta víctima al parecer había acudido a sacar dinero para pagar a quienes le habían hecho todas esas lesiones.
Unos diez minutos después de grabar y colgar ese video en Facebook, este hombre había llamado al 091 para pedir ayuda.
Allí explica más o menos lo mismo, aunque añade un detalle muy importante para la policía. Dice que es un discapacitado y que un grupo de personas han abusado de él. La Policía Nacional se pone en marcha y localiza al hombre cerca del cuartel de la Guardia Civil de Manacor.
Allí se abre una investigación que destapa toda la historia
La policía rastrea las redes sociales, comprueba el teléfono móvil de la víctima y va descubriendo lo que hay detrás de esos abusos. Los compañeros del diario Última Hora de Mallorca son los que destapan esta tremenda historia y los que mejor información han dado sobre ella. La primera sorpresa es que se trata de un juego, una especie de concurso convocado por el hombre que luego será una víctima, a través de su página de Facebook y también de una búsqueda en milanuncios.com
La víctima se hace llamar Ainhoa en redes sociales
La policía comprueba que en esas redes aparece vestido de mujer y se expresa con cierta normalidad. Le gusta el sadomasoquismo suave digamos. Y quiere ser un youtuber. Lleva tiempo con un canal llamado "Capacitados Mallorca" en el que organiza juegos y concursos donde propone diferentes retos sadomasoquistas digamos.
A finales del mes de febrero, este hombre organiza un concurso nuevo que llama "Cambia mi look o destrózalo". Anuncia una emisión en directo durante 48 horas. Los participantes deberán someterlo a todo tipo de prácticas más o menos suaves de sadomasoquismo. Si él no supera las pruebas que le proponen estos voluntarios, les pagará dinero, entre cien y tres mil euros según la dificultad o más bien, luego se verá, según la violencia.
Hay bastantes personas que se interesan por esa oferta. Una chica de Valencia ha contado que ella fue contactada por el hombre, Ainhoa. Esta chica había puesto un anuncio buscando trabajo en el que ofrecía sus servicios como animadora cultural. La futura víctima contactó con ella y le fue diciendo de qué se trataba realmente. Cuando la joven vio que era un asunto de prácticas violentas y sexo duro, decidió borrarse.
El convocante del concurso, este hombre discapacitado, deja claro en mensajes de texto y audio lo que va buscando. Por ejemplo, en uno de los mensajes que envía a los concursantes se le escucha: "Cuantas más ideas más originales y que no se vayan fácilmente o que no se vayan nunca. O sea, alguna putadilla que me quede para siempre, conseguís más puntuación, ¿vale? Yo lo digo, cuanto más currado esté, y más dificultad sea, más puntuación ganáis".
Siete personas aceptaron participar en ese concurso
Son dos mujeres de Palma de Mallorca y cinco hombres de Manacor. Tienen entre 22 y 32 años. Son dos grupos diferentes de personas, que no se conocían de antes, pero responden a la digamos convocatoria hecha por este hombre en redes sociales.
Los siete voluntarios y la futura víctima, la que ha convocado ese concurso para cambiar su look o destrozarlo, forman un grupo de whatsapp donde van pactando lo que van a hacer y cuándo lo van a hacer. Hasta el 2 de marzo, que es cuando Ainhoa queda con las dos mujeres de Palma en un pub ¿es así?
Esa tarde se ven físicamente. Comprueban que todo es real. La historia va en serio. Ellas ven que van a ganar dinero, porque el hombre les dice que tiene unos 30.000 euros invertidos en diferentes valores en Bolsa, puede pagarlas; él, por su parte, piensa que va a pasar un día inolvidable, cumpliendo buena parte de sus fantasías eróticas, quiere ser dominado. Y quedan todos emplazados para la tarde del viernes 6 de marzo en la estación de autobuses que hay en la plaza de España, en Palma de Mallorca. Van los tres en coche hasta Manacor, donde están esperando los otros cinco voluntarios para participar en el concurso.
Y de camino ya empiezan los retos o las pruebas a las que someten a este hombre que, recordemos, tiene una discapacidad del 38 %, y a las que este hombre acepta someterse, al menos al principio. Durante el trayecto en coche desde Palma de Mallorca hasta Manacor, las dos mujeres le vendan los ojos, le visten con sujetador y tanga y le ponen un pañal.
En el piso de Manacor están los cinco voluntarios para hacerle daño. Aquí siguen ocurriendo cosas muy sorprendentes. El discapacitado sigue, aparentemente, siendo quien promueve la historia, parece conforme con lo que está ocurriendo. Ha llevado unos papeles, unos contratos, que les hace firmar a los siete voluntarios que ha encontrado en redes sociales. Se trata de las bases del concurso. Podrán ganar entre cien y tres mil euros si cumplen las condiciones y él fracasa y no puede soportar las pruebas a las que van a someterle. Y las pruebas comienzan y van a ser cada vez más violentas. Si el pide que paren, pierde y deberá pagarles. Si las aguanta, los siete concursantes perderán y no cobrarán ni un euro.
El concurso empieza quitándole a este hombre discapacitado, su teléfono móvil y su cartera. Luego, los siete concursantes le afeitan las cejas, le afeitan la cabeza y le afeitan los pelos del cuerpo con una cuchilla. Es solo el principio de una serie de aberraciones que van sucediendo esa tarde noche en ese piso. Le atan las manos con bridas, le visten de mujer y le hacen ir a un supermercado donde tiene que bailar… Luego van a subirlo a la terraza del edificio vestido solo con un tanga y lanzarle agua fría por el cuerpo desnudo.
¿Estas torturas se las hacen sabiendo que es un hombre discapacitado?
La víctima dice que sí, que él se lo dijo a los siete concursantes. Ellos han declarado que nunca les dijo nada de eso, al contrario, que era periodista y que tenía contactos en grupos políticos locales. Lo cierto es que, aunque nos parezca imposible, hasta ese momento, bien entrada la noche, la víctima y los concursantes parecían estar de acuerdo en lo que estaba ocurriendo. Pero esa noche hacía frío y la víctima empieza a sentirse mal después de la prueba del agua fría. Empieza a temblar. Vuelven al piso. Los siete acusados dicen que le ofrecieron parar y llevarlo al hospital, pero que él les dijo que no.
Los premios van subiendo. No olvidemos que el discapacitado les ha dicho que tiene 30.000 euros invertidos en la Bolsa. La cosa se pone todavía más violenta. Una de las agresoras en este juego siniestro ha declarado que el discapacitado llegó a ofrecerle 25.000 euros a quien le diera más placer, que a ella le pidió varias veces que le cosiera la boca con pegamento y que le cosiera también los dedos de los pies
El caso es que al concurso estaba convocado incluso una chica que es tatuadora. Es la prima de una de las personas que participaron. Pero imaginamos que esta chica se dio cuenta de que aquello era una salvajada y no apareció por el piso donde se celebraba digamos el aquelarre. Los concursantes van a hacerlo ellos mismos. Le tatúan tres penes en la cara y un conejito de Playboy en el cuerpo siguiendo unos manuales de youtube.
Gran parte de esta sesión de torturas sadomasoquistas fue grabada por los concursantes con sus teléfonos móviles
Algunas partes llegaron a ser subidas a redes sociales y serán prueba, ya veremos si a favor o en su contra en un futuro juicio. El caso es que así transcurre la noche del sábado y el domingo por la mañana el convocante del concurso que se ha convertido en víctima está agotado y dolorido. Quiere dejarlo. Ha habido demasiada violencia. Quiere irse.
Las dos chicas se ofrecen a llevarlo de vuelta a Palma de Mallorca, pero uno de los concursantes le chilla y le exige el dinero prometido. Al final le devuelven el teléfono móvil y la cartera. Entonces llama a un amigo y le envía fotografías de lo que le han hecho. Se va destrozado del piso de Manacor la tarde del domingo. Ha prometido pagarles. Una de las chicas le envía un mensaje en el que le dice que no espera que les pague 25.000 euros, pero sí al menos los 3.000 euros del contrato del concurso.
Los siete agresores fueron detenidos pero están todos en libertad
Fueron detenidos y acusados de detención ilegal (un secuestro), lesiones y vejaciones. La investigación no ha concluido si existió un secuestro, pero la propia declaración de la víctima parece descartarlo. El fue allí porque quiso y cuando quiso marcharse, se marchó.
En cuanto al delito de lesiones, la ley española establece que si una persona da su consentimiento a que le sometan a lesiones, seguirá siendo un delito, pero en un grado muy inferior. Es decir, ya no estará penado hasta con tres años de cárcel, sino con una multa y, como máximo, unos meses de prisión. Esto no es válido en ningún caso si las víctimas son menores de edad o lo que el Código Penal llama incapaces, personas que tengan una declaración de incapacidad.
La víctima es un hombre discapacitado. Tiene diagnosticada y reconocida una discapacidad del 38 %. Y en la legislación española esa discapacidad (por debajo del 45 %) se considera una discapacidad moderada, no llega a ser grave. Se entiende que quienes tienen ese grado de discapacidad son capaces de distinguir lo que quieren, tienen cierta autonomía, son digamos libres de elegir.
En este caso, el forense que examinó a la víctima ha realizado un informe en el que afirma que distinguía lo que hacía y lo que estaba ocurriendo en todo momento. Los agresores, además, cuentan con algunas pruebas a su favor, como los mensajes del grupo de Whatsapp que formaron para el concurso
Los mensajes son muy claros. Muestran que algunas torturas o pruebas fueron idea de la víctima, que parecía llevar la iniciativa en esas fantasías, al menos hasta que todo se hizo realidad. Vamos a leer algunos de ellos: "Podéis hacer conmigo lo que os dé la gana", dice el hombre, que sugiere que le tatúen penes en la cabeza y ofrece puntos por las pruebas. Sugiere que consigan la máquina de tatuar, que le cosan la boca, también que hagan como si todo fuera un secuestro y le venden los ojos en el coche…
Una historia de crueldad y de búsqueda de dinero a cualquier precio, también de frivolidad, de la llamada banalidad del mal, por parte de los agresores. Pero también una historia triste por parte de la víctima. Una de las chicas que rechazó participar en la sesión sadomasoquista ha contado que este hombre le explicó que se sentía mujer, que quería ser mujer, quería llamarse Ainhoa, pero que su familia era muy católica, tradicional, y que no lo aceptaban.
La víctima ha tenido una vida complicada
Los informes explican que este hombre ha tenido una vida complicada. Hijo único, quedó huérfano de madre cuando tenía solo un año. Creció y vivió con su abuela y también con un tío maternos. Solo vivió con su padre una temporada muy corta, cuando tenía seis años. Durante seis años, entre 2012 y 2018, estuvo en unas viviendas tuteladas en Valencia. Y luego regresó a Palma de Mallorca, donde sigue su abuela, que ya tiene 96 años, y su tío, de 71. Lleva tres años sin tener ningún tipo de relación con su padre.
Los compañeros del periódico Ultima Hora, de Mallorca, han desvelado que este hombre recibió unos 65.000 euros procedentes de la venta de dos pisos de la familia. Y que se los gastó en juegos, apuestas y este tipo de concursos. Al parecer, ya entonces pagaba entre 200 y 500 euros a personas para que lo sacaran a la calle vestido de mujer. Este concurso habría sido el número 20 de los que ha estado organizando durante estos tres últimos años.
Después de sufrir este episodio tan duro y tan humillante, pasó varias noches en un hostal, recuperándose, y ahora está en un centro tutelado de Baleares para recibir ayuda y tratar de evitar, imaginamos, que se haga o le hagan más daño. Hay algunas voces que piden su ingreso en un centro psiquiátrico, con un régimen de control más severo.