Hoy nos situamos en Puente de Lima, dicen que es la vila más antigua de Portugal, que está en un parque natural y en la frontera con Galicia. Durante las vacaciones de agosto Nuria Rodríguez, una comercial de 48 años que trabaja en Vigo, y Luis Miguel Álvarez, un emigrante gallego cinco años mayor que ella, son una pareja que lleva poco tiempo juntos y que están pasando unos días en una casa rural.
Cada verano Luis Miguel, que tiene la nacionalidad francesa, regresaba a la aldea familiar, O Casal, en el concello de Entrino, en la provincia de Ourense. A menos de un kilómetro vivían los padres de Nuria Rodríguez. Los dos se conocieron allí y se reencontraron años después.
Nuria se había separado de su marido en el mes de marzo de este año, pero este no les dejaba rehacer su vida. Este se llama Carlos Sande tiene negocios inmobiliarios y pertenece a una familia de clase alta de Vigo.
Carlos Sande tiene 50 años, había sido piloto de helicópteros y ahora es un promotor inmobiliario, la vida le va bien en el tema económica, una buena casa, buenos ingresos, pero no acepta que su esposa haya querido separarse de él y protagoniza desde la primavera diferentes discusiones e incidentes con ella.
El matrimonio duró 12 años, no tuvieron hijos y Carlos Sande, hijo de un conocido candidato del PP en la ciudad, se negaba a aceptar la situación, hasta tal punto que llegó arequerir a ayuda de un psicólogo para tratar primero de aceptar y luego de superar la ruptura con su mujer.
Vestido para matar y torturar
Mientras su marido no acepta la situación, Nuria, intenta rehacer su vida con este emigrante gallego, Luis Miguel, pero todo termina la noche del 18 de agosto. Los dos están en la casa rural cuando un encapuchado rompe el cristal de una ventana y entra en el dormitorio donde ambos duermen. Lleva un hacha, una katana, varios cuchillos, cuerdas eléctricas y bridas.
El asaltante ata a la mujer con cuerdas en las manos, por la espalda, y también le ata los tobillos. La deja atada a una silla y la amordaza y le obliga a presenciar una larga y salvaje sesión de tortura a su pareja.
A este también lo ha atado, amordazado y comienza a darle cuchilladas por todo el cuerpo. Durante varias horas, entre cuatro y cinco horas, el asaltante mutila a Luis Miguel, que no puede defenderse, delante de Nuria.
El asaltante a la casa rural corta con un machete los genitales de este hombre con intención de dejarle allí, desangrándose. Entonces desata a la mujer y la ordena salir de la casa sin saber esta dónde va a llevarla.
No obstante, el asesino se da cuenta de que ha dejado algo dentro de la casa, posiblemente una pista que haría que la Guardia Nacional Republicana, portuguesa, la GNR, descubriera quién había entrado allí y pudiera identificarlo.
El tipo entra de nuevo y deja allí sola a Nuria, que aún con las manos atadas, huye y se esconde de madrugada entre los árboles hasta que llega a una finca cercana y suplica ayuda. Cuando este sale de la casa, comprueba que su mujer ya no está allí. La busca pero no la encuentra y decide irse antes de que amanezca y llegue la policía.
Antes de irse, Carlos Sande coge el todoterreno de Nuria y su pareja y lo lanza por un terraplén. En este momento, la policía portuguesa recibirá el aviso de un vecino de que hay un vehículo abandonado.
Un crimen con un final inesperado
Después de deshacerse del todoterreno, Sande coge su coche y vuelve a España, cruza la frontera por Tui y llega a la provincia de Pontevedra. Hacia las nueve de la mañana, aparca en el arcén sobre el puente de Rande, en la localidad de Moaña, se baja del coche y se lanza a la ría de Vigo ante el asombro de los otros conductores, que se estaban quejando del atasco que formaba. Salvamento Marítimo rescataría poco después su cadáver.
La policía portuguesa llega casi a esa misma hora a la casa rural, al escenario del crimen. Allí está atado, desangrado y muerto Luis Miguel Fernández. Muy cerca, en otra finca, está Nuria Rodríguez, todavía tiene algunos cables eléctricos con las que su ex marido la había atado de pies y manos
La mujer tuvo que ser trasladada al hospital de Viana do Castelo, en Portugal. Tenía algunas heridas en las manos y en los tobillos, pero sobre todo estaba aterrorizada. Esta le cuenta a la Guardia Civil quién ha sido el asesino, quienes descubren que el asesino se ha suicidado en Moaña. El caso queda cerrado.
¿Por qué Carlos Sande actuó de esta manera? ¿Era un hombre violento?
La inmensa mayoría de los enfermos mentales son pacíficos y la inmensa mayoría de los asesinos de mujeres son hombres sin trastornos psiquiátricos. Las personas que están cerca de ella sí que apuntaron que, tras anunciarle ella la separación, el hombre empezó a protagonizar discusiones cada vez más agresivas con ella, incluso con insultos.
Por eso Nuria trataba de ser discreta y de mantener en secreto su nueva relación con Luis Miguel. Casi nadie lo sabía. Pero no se sabe cómo, su marido se enteró y apareció en Portugal siguiendo sus pasos
¿Cómo es posible que este hombre, un empresario de Vigo, supiera que su exmujer estaba en una casa rural perdida en Portugal?
La espió y lo supo, seguía todos sus movimientos. Nuria declararía luego que no sabía cómo había sido, pero que tenía que haberla seguido, porque ella no había dicho a nadie dónde y con quién iba.
La GNR portuguesa encontró un GPS colocado en el coche de la mujer que su exmarido había lanzado a un terraplén. Gracias a ese seguimiento por satélite que le informaba a tiempo real de dónde estaba su mujer y hacia dónde se movía, Carlos Sande se presentó en agosto a la puerta de la casa rural al menos en una ocasión antes del crimen, según testimonios de algunos vecinos portugueses.
Allí vuelve a tratar de convencer a su exesposa de que regrese con él y también es allí donde se entera que su ex mujer tiene una nueva pareja. Varios vecinos declararon a la GNR portuguesa que la semana anterior al salvaje asesinato, Carlos Sande ya estuvo en la puerta de la casa rural. Que allí discutió a voz en grito con su ex mujer, que se negó a irse con él.
Después de más de una hora, el hombre pareció darse por vencido y regresó a Galicia. Una semana después volvería a la zona de noche, con el hacha, el machete, los cuchillos y las bridas.