TERRITORIO NEGRO

Territorio Negro: Francis (co) Franco contra la Guardia Civil

El título de nuestro Territorio Negro es, al menos, curioso. La Guardia Civil y la justicia, contra Francisco Franco. Francisco Franco, el nieto. Vamos a situarnos en la madrugada del 30 de abril de 2012. Hacia las siete de la mañana, dos guardias civiles de Tráfico de Monreal del Campo, en la provincia de Teruel, ven asombrados como un coche, un Toyota Hilux en el que van dos hombres, circula con las luces apagadas. ¿Qué ocurre entonces?

ondacero.es

Madrid |

Los dos guardias civiles de Tráfico cambian de sentido y deciden seguir al coche. Van a avisarle de su infracción y, sobre todo, del riesgo que supone para otros conductores. Tres kilómetros después, los guardias civiles alcanzan al coche y le hacen señales para que se detenga en la gasolinera de Burbáguena. Pero las cosas no van a ser tan sencillas.

El guardia civil que va con su compañero y ve que se le escapan dos fugitivos. Pide ayuda a su centro de control, pide que le envíen una patrulla porque los dos ocupantes del todoterreno que iban sin luces no paran, se desvían y se meten por un camino de tierra. Los guardias civiles van tras ellos.

En ese momento, el conductor sale de la carretera y se mete por un camino de tierra para escapar. Cruza el río Jiloca, sigue hasta un campo de almendros, vuelve a la carretera de Burgos, la nacional 234, se salta un stop y prosigue su fuga.

Y en efecto, los dos hombres siguen su fuga con la guardia civil pisándoles los talones. La sentencia recoge que el coche invadía incluso el sentido contrario en las curvas, que iba a mucha velocidad mientras los guardias civiles les ordenaban con el megáfono que se detuvieran. Llegaron a Lagueruela y cogieron una pista forestal en dirección a la localidad de Collados. Finalmente, en un cruce con un camino de tierra, los fugitivos frenan el coche y la guardia civil se acerca y aparca a su lado el coche oficial.

Llegado este punto, parece que la fuga ha terminado, pero escuchen lo que ocurre entonces. Uno de los guardias civiles se baja del coche, les da el alto y les ordena que no toquen la escopeta que llevan. Entonces, el conductor, Francisco Franco, según la sentencia, da marcha atrás de forma brusca y choca con el coche de la guardia civil, lo desplaza unos diez metros y deja herido al agente. El todoterreno de Franco y su compañero sale zumbando, pasa por el pueblo de Collados y toma direcciòn a Olalla. Se salta otro stop y finalmente deja atrás a los guardias civiles, uno herido y el coche oficial, con problemas mecánicos.

Los guardias civiles han visto incluso armas en el coche. Piden ayuda y dan la matrícula del todoterreno para averiguar quién es su dueño. Han visto a los dos hombres, pero no saben quién son, no les conocen.

El centro de control de Tráfico responde rápido. Descubren que el coche está a nombre de una empresa de Francis Franco. El guardia civil que se ha jugado el pellejo responde con cierta ironía.

El sobrino de Franco o el nieto de Franco, dice el guardia civil. Realmente era Francisco Franco Martínez Bordiú. Y el ciudadano rumano que iba en el coche era un empleado suyo. Finalmente, la Guardia Civil localiza el Toyota fugado hacia las doce de la mañana en el pueblo de Bea. Alguien lo ha dejado allí. Falta por identificar ya sin género de dudas quiénes eran los dos ocupantes del coche. El guardia civil de Tráfico se ofrece.

El agente asegura que los ha visto, que uno de ellos tiene entre 50 y 60 años, que tiene coronilla muy pronunciada. Aseguró que le pudo ver bien por el espejo retrovisor justo antes de que embistiera el coche contra ellos.

También dijo este guardia civil, al que la juez da total credibilidad, que durante los 18 kilómetros que duró la persecución fue observando las características del conductor: un hombre alto, de pelo canoso, con entradas, corte de pelo medio, ni largo ni corto, nariz grande y piel clara. El guardia civil nunca había visto antes a Francisco Franco y lo identificó como la persona que conducía el todoterreno. Aunque, eso sí, dijo que lo había visto de perfil y no podía afirmarlo al cien por cien.

Y la Guardia Civil localiza al nieto de Francisco Franco, que tiene una finca por la zona, y le toma declaración. ¿Qué dice el nieto de Franco? Dice que sí, que estuvo en su finca de Aranda del Moncayo el 29 de abril, el día antes del incidente. Pero que decidió volver a Madrid para hacer algunas gestiones al día siguiente (en pleno puente del 1 de mayo) y porque hacía muy mal tiempo. Eso sí, se olvidó en su finca de Aragón su teléfono móvil. Y ese dato, muy importante, no lo creyeron la Guardia Civil ni la juez.

Supongo, ya son muchos territorios negros, que el teléfono móvil de Francis Franco le sitúa en la zona del incidente con la Guardia Civil y la fuga aquella madrugada. El móvil va dando señal en las zonas de la fuga y sitúa a su dueño en el coche. La defensa de Franco trató (además de decir que lo había olvidado allí la noche anterior) de explicar a la juez que la señal podía haber dado positiva en las antenas de telefonía de la zona porque en el todoterreno Toyota había una tablet con una tarjeta telefónica que podía haber activado los repetidores a su paso.

Es decir, la versión de Francisco Franco es que él estaba en Madrid, que algún empleado de su finca en Aragón (dos ciudadanos rumanos) le cogieron el todoterreno, que se olvidó el teléfono móvil, que se activó en la zona por la tarjeta de su tablet que iba en el coche y que fueron ellos los que protagonizaron el incidente con la Guardia Civil.

Franco explica que al día siguiente del incidente le llamaron y le dijeron que Marius, uno de sus empleados, había tenido un problema. Que entonces decidió coger el AVE y volver a Aragón para ver qué había ocurrido. Esta versión tuvo, desde el principio, otro problema.

Un problema con nombre propio. Un hombre llamado Iván. Los agentes llegan a él meses después del incidente porque la mañana en la que ocurre todo un ciudadano rumano investigado le ha llamado a su móvil y hablan durante 66 segundos. Los guardias civiles acuden a ver a Iván y éste declara que le llamó Silvio, un empleado de Francis Franco, para que fuera a buscarle al pueblo de Bea, el pueblo recordemos donde apareció aparcado el todoterreno. Iván cuenta entonces que acudió allí en su coche y que recogió a Silvio y a Francisco Franco, que lo hizo y que regresó por un camino secundario después de haber visto un control de la Guardia Civil.

Días después, Iván acude al juzgado y se retracta. Dice que sí, que le llamaron y que recogió a dos personas, pero que eran dos ciudadanos rumanos, no Francisco Franco. Lo mismo ha dicho recientemente en el juicio. Asegura Iván que es un tipo inexperto, bisoño dice la juez, y que hizo eso, acusar a Francis Franco, por las presiones de la Guardia Civil. La jueza no le cree.

El análisis de los teléfonos móviles ratifica parte de la historia de Iván, la del regreso por carreteras secundarias para no ser vistos por la Guardia Civil. El teléfono de Francis Franco, el que el sostiene que se dejó olvidado, pita en Fuendetodos, por ejemplo, hacia las once y media de la mañana.

El hijo de Francisco Franco, el biznieto del dictador, llamó a su padre al móvil el día del incidente a las 11 y 24 de la mañana. No le cogieron el teléfono, pero quedó registrado que el móvil daba señal en el repetidor de Fuendetodos, provincia de Zaragoza. Es decir, cuando Franco decía que estaba en el AVE, estaba en Fuendetodos, el mismo sitio donde los fugitivos del incidente y a la misma hora.

Además, la señal del móvil muestra que alguien, la juez cree que fue Francis Franco, se conectó hasta 130 veces con internet durante y después de la fuga. Los repetidores sitúan ese móvil y esas conexiones en las zonas por donde iba pasando el toyota.

Bien, y con todas esas pruebas, hemos llegado al juicio. Francis Franco ha seguido manteniendo su versión y ha presentado incluso varios testigos que le situaban en Madrid cuando todo ocurrió. Dice que, pese a ser puente del 1 de mayo estuvo haciendo gestiones muy temprano, que fue a un taller y que le avisaron de que había ocurrido un incidente. Que cogió el AVE, que dos trabajadores rumanos suyos le pidieron perdón y le contaron que habían bebido, que habían cogido su todoterreno y que habían tenido el problema con la Guardia Civil. Uno de esos rumanos, llamado Marius, ya no trabaja para el señor Franco y ha desaparecido de España, por cierto.

Pero otros testigos también dijeron que habían estado con Franco aquella mañana en Madrid. Su conductor dijo que le habia llevado por varios lugares de Madrid. Su hijo también explicó que habían quedado para comer, pero que su padre anuló la cita por el incidente en Aragón… Los testigos son todos empleados o gente vinculada con Franco. La juez ha descubierto contradicciones entre ellos y asegura en la sentencia que aprecia “dudas y vacilaciones en la exposición de un guión aprendido en el que han empeñado sus esfuerzos con el fin de orquestar una explicación alternativa de carácter exculpatorio para el acusado”.

Por tanto, la juez ha creído a la Guardia Civil y a las pruebas que ha presentado y ha condenado a Francisco Franco. La juez Amparo Monge interpreta que Francisco Franco no estuvo en Madrid, sino que se quedó todo el fin de semana en Aragón y que fue él quien conducía el todoterreno, quien chocó contra la Guardia Civil hiriendo a un agente y quien se fugó. Lo ha condenado a 30 meses de cárcel por delitos de atentado y conducción temeraria.

¿Por qué no se detuvo Francisco Franco? La pregunta no tiene respuesta en la sentencia. Una hipótesis es que los ocupantes del todoterreno podían ir de caza, pero de caza furtiva aquella mañana bien temprano, por eso lo de la escopeta. Franco es un conocido aficionado a la caza, compañero en muchas ocasiones de Miguel Blesa, quien fuera su amigo.

Y en cuanto a lo de la prisión, Francisco Franco ha recurrido esta sentencia a la Audiencia de Teruel, que puede darle la razón si cree en su versión y declararlo inocente. Le quedaría luego el Tribunal Supremo. Y otro dato más, le han condenado a 30 meses sumando dos delitos de 18 y 12 meses. Como es un delincuente primario, es decir, no tiene antecedentes, y el delito más grave no supera los dos años, si la sentencia se confirma será decisión de los jueces si entra o no en la cárcel, aunque tiene muchas papeletas para librarse.