Un caradura, un sobrado, un crío un poco friqui, un espontáneo que se arrimaba y se hacía fotos con gente muy importante, sobre todo de los círculos del PP y el gobierno. Francisco Nicolás Gómez Iglesias es todo eso posiblemente, pero contáis hoy en Interviú que es mucho más y que es una persona que ya fue investigada por el Centro Nacional de Inteligencia hace al menos dos años.
Al terminar sus estudios, Nicolás se matriculó en Derecho en una universidad privada muy elitista de Madrid, el colegio universitario de estudios financieros, el Cunef. Acudía a clase con escolta y a bordo de un coche oficial. Entre los compañeros comenzó a extenderse el rumor de que era nada menos que hijo ilegítimo del rey Juan Carlos I. Ese rumor cogió fuerza y llegó a alguna antena del Centro Nacional de Inteligencia, que hace dos años puso en marcha lo que se llamó Operación Fileas.
No era la primera vez que alguien dice esto. Ha habido otras personas que reclamaron ser hijos del Rey o mujeres que hicieron llegar mensajes sobre supuestas relaciones con el Rey Juan Carlos I. La más conocida fue Bárbara Rey, con la que negoció, eso lo contaremos cuando nos vayamos a jubilar, Manuel Prado y Colón de Carvajal, el hombre de máxima confianza de don Juan Carlos en los primeros años de su reinado e incluso antes.
En cuanto al pequeño Nicolás, o Frankie, lo que se comprobó es que su historia era falsa. Eso sí, los agentes encargados de esa misión comprobaron que el chico no era cualquiera. Por un lado, tenía decenas de fotos con personajes muy importantes del PP, desde Aznar a Rajoy pasando por Ana Botella, Esperanza Aguirre y otros; por otro, tres personas de los servicios de información nos han contado que Frankie es pariente, algunos dicen que nieto, otros que sobrino, de un guardia civil y espía, de un agente de lo que entonces se llamaba Cesid, Centro Superior de Investigación de la Defensa. Otra persona, y eso es típico de las historias de espionaje, lo niega.
Un pariente del pequeño Nicolás fue agente de los servicios de inteligencia. Quizás ahí pudo aprender algo el chaval. Si es su pariente, no fue un agente cualquiera, ni mucho menos. Es el capitán Vicente Gómez Iglesias, hombre de confianza del comandante Cortina en los servicios secretos y que fue condenado a seis años de prisión por su participación en el golpe de estado del 23 de febrero de 1981. El tribunal consideró probado que Gómez Iglesias, que formaba parte de la Unidad Operativa de Misiones Especiales, medió entre mandos del CESID y el teniente coronel Tejero para conseguirle vehículos y material con los que asaltar el congreso. Luego, en diciembre de 1984 fue indultado y expulsado de la Guardia Civil y de la casa, como se llamaba al Cesid. Pasó a ganarse la vida entonces en el sector de la seguridad privada.
A Nicolás, recordemos, le fueron encontrados informes falsos del servicio de inteligencia y se presentaba ante algunos personajes como agente de esos servicios. ¿Es el pequeño Nicolás un espía o un colaborador?
No lo sabemos con certeza. Hay quien nos dice que sí, pero no podemos afirmarlo, todo está en una nebulosa muy clásica de estas historias. Hablan de que otro pariente de Nicolás también es miembro ahora del CNI. El propio Frankie aseguró en su declaración que era colaborador de los servicios secretos. Pero lo más probable es que desde que lo descubrieran, Nicolás haya sido usado por el CNI como “un señuelo”.
Un señuelo es un individuo, un pájaro al que se le deja volar, eso sí bajo vigilancia, nos dicen. Una persona que conoce y trata con otras de interés para los servicios de inteligencia. Se le deja hacer porque así se consigue información, por ejemplo, de unos inversores chinos a los que Frankie colocó por cinco millones de euros una vivienda en la urbanización de Puerta del Hierro, en Madrid. Gente que está cerca de otra gente a la que interesa tener controlada. El CNI usó de señuelo, por ejemplo, al asesor urbanístico de Marbella, Juan Antonio Roca, le vigiló mucho tiempo para ver hasta dónde llegaban sus tentáculos y qué clase de gente movía el dinero negro hacia Marbella.
En cuanto al pequeño Nicolás, quienes le investigaban comprobaron que, al menos desde hace un par de años, volaba alto. Un empresario español que sale en los famosos papeles de Bárcenas y que ha dado dinero al PP y también a fundaciones próximas al PSOE, recibió también la visita de Frankie, con coche del partido, en la que le pidió dos millones de euros para arreglar un asunto urbanístico que pintaba feo. Ahí podía funcionar como señuelo, si, por ejemplo, el empresario pagaba el soborno, quién cobraba…
Parece que su madre le llevó con apenas 14 o 15 años al PP. Eran momentos duros para el PP, que perdió las elecciones de 2008 y cambió a sus dirigentes, a Acebes y Zaplana básicamente, por Soraya y Cospedal. Nicolás era un joven inquieto y muy interesado en política. Tenía un gran poder de convocatoria y llenaba de chavales actos de todo tipo del PP de Madrid: desde un chocolate con churros con Esperanza Aguirre y Vidal Quadras en el parque de Berlín hasta un acto de jóvenes con Aznar.
Francisco Nicolás formaba parte de una asociación juvenil que trató de hacer sombra a Nuevas Generaciones, pero no lo consiguió. Se refugió en FAES, la fundación creada por el ex presidente José María Aznar. Y allí conectó muy bien con Jaime García Legaz, uno de los jefes de esa fundación ultraliberal durante un tiempo y actual Secretario de Estado de Turismo y Comercio.
Y este chico, inteligente, imaginativo, con carisma, crece en el PP de Madrid, hasta tal punto que cuando Mariano Rajoy gana las elecciones, en noviembre de 2011, Francisco Nicolás está en el despacho y sale al balcón de la calle Génova.
Entra hasta la cocina y hace fotos, que son las que publicamos hoy en Interviú, de Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Mato, Rodrigo Rato, Gallardón y Dolores de Cospedal entrando desde el balcón. Luego, sale él a saludar a la multitud. Semanas después, cuando García Legaz toma posesión como Secretario de Estado de Turismo, allí está Nicolás, que fotografía a los asistentes: José María Aznar, el ministro Soria, Luis de Guindos, Ana Pastor…
Parece que tenía muy buena relación con Ana Botella, y lo cierto es que fue creciendo y aprendiendo cosas en el PP. Nos hablan de que quería parecerse a Alejandro Agag, que fue líder juvenil del PP y ha acabado siendo un hombre de negocios internacional, además de yerno de Aznar y Ana Botella. Parece que su trayectoria tiene también rasgos de Álvaro Pérez, alias El Bigotes, y que según las grabaciones del caso Gürtel, enamoró en el buen sentido a Ana Botella por su eficacia en la organización de actos del partido a pesar, como decía Correa, de venir del mundo del actor Andrés Pajares…
Nicolás también era conocido en ambientes nocturnos de Madrid. Una buena amiga suya, hija de un empresario y a la que llaman La Pechotes, salió a defenderle recientemente en El Mundo y a apuntalar la teoría de que podía estar protegido por los servicios secretos. Y contó con el apoyo del líder de los empresarios madrileños, Arturo Fernández, quien le autorizó a presentarse como “mi sobrino” en muchos actos sociales.
Y Nicolás va creciendo y haciendo amigos, no solo fotos, sino contactos, influencias… Una vez conseguidos esos primeros avales, esos primeros contactos, todo fue más fácil. Nicolás se movía siempre en coches de alquiler, contrataba policías municipales de Madrid para que le hicieran de escoltas. Para fingir que el coche era suyo, exigía siempre a la empresa, en la que nos dicen que está un pariente del Conde Lecquio, que le mandaran el mismo modelo. Frankie ya está dentro de los círculos de poder. Conoce, por ejemplo, a José Luis Balbás, un ex dirigente socialista madrileño que era el mentor de Tamayo y Saéz, aquellos diputados regionales que en 2003 provocaron la repetición de las elecciones. Se instala en un chalé de El Viso, el barrio de Madrid donde vive, por ejemplo, Isabel Preysler, y da algunas fiestas y recibe empresarios. La casa es propiedad de otra persona de la realeza, el príncipe Kyril de Bulgaria.
Nicolás es un tipo despierto y bien conectado. Siempre está en el lugar oportuno. Por ejemplo, cuando el alcalde de Miami, Tomás Regalado, viene a España para dar una charla en la Casa de América, el conductor de la limusina que debe recogerle no puede estar. Allí consigue acudir Nicolás para recoger en persona al alcalde Regalado, de quien pasa a ser amigo. Así, hace contactos con integrantes de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y la Secretaría de Estado de Infraestructuras, también con directivos de importantes multinacionales que hacen negocios en España.
Pero este joven empieza a dar pasos mucho más osados, más arriesgados, rozando la ilegalidad. El CNI comprueba que Frankie contacta con dirigentes de Cemex, la empresa cementera mejicana que afronta una enorme sanción de la Hacienda española. Les dice que él puede arreglarlo. Lo mismo trata de hacer con el ex presidente del Barça, José Luis Núñez, condenado a una pena de prisión por corrupción y a quien también ofrece salvarle de la cárcel. Y da un paso más, que el CNI sigue con interés: entra en contacto con el sindicato Manos Limpias, personado como acusación particular en los principales casos de corrupción investigados en España.
El líder de ese grupo, Miguel Bernad, ha contado ya que se reunió varias veces con Frankie, y que no iba solo a las citas. Al menos una vez fue acompañado por un alto cargo de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, el organismo encargado de supervisar a las grandes empresas cotizadas. Frankie le hizo ver a Bernad en otras seis reuniones que era colaborador de los servicios españoles del estado y asesor de la vicepresidenta del Gobierno, lo que era falso. Y le pidió que aflojaran en el asunto de la infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin, ambos imputados, sobre todo ella, gracias a la acusación de Manos Limpias.
Y este crío, no olviden, 20 años, consigue reunirse con Jordi Pujol padre, Pujol Soley, para prometerle también una solución a sus problemas. La reunión nos la han confirmado personas de la unidad de inteligencia de la policía nacional, que fue la que la detectó y vigiló. Tuvo lugar en Cataluña y se produjo, como hacen los buenos espías, usando la palanca que acababa de abrir. Ya conocía a Miguel Bernad, de Manos Limpias, que ejerce la acusación también en el caso Pujol, y con esa carta de presentación pidió el encuentro con el ex president.
Entonces hay quien pide ya que se detenga a Frankie, pero se decide esperar. Quizás es que hace muy bien de señuelo, de sondeo, de explorador, de tipo que si falla o fracasa nadie puede vincularlo con nada, es un espontáneo.
Lo cierto es que se decide detenerlo poco después, cuando se vigila otra reunión suya, en un restaurante del paseo de Rosales, en Madrid, a la que acude el ex ministro de Exteriores con el PSOE, Miguel Ángel Moratinos. Desde que salió del gobierno, Moratinos hace labores de intermediación de empresas españolas con Guinea Ecuatorial, y Frankie trataba, según la policía, de lograr un crédito de nada menos que 20 millones de euros de un banco guineano. Iba a usar como aval el nombre del gobierno español y eso ya desató todas las alarmas.
Pero no fue detenido por eso, sino por una estafa, de 25.000 euros, a un empresario de Toledo. Es un episodio oscuro y Nicolás dice que fue una encerrona. En efecto, le encontraron 25.000 euros que le había dado un empresario de Toledo, Javier Martínez de la Hidalga, a cambio de ayudarle con un problema legal. Lo sorprendente es que la víctima no quiere seguir con la denuncia, el sindicato Manos Limpias se ha personado en la causa y la jueza ha decidido que un caso de estafa, por el que el joven está en libertad, permanezca bajo secreto de sumario. El forense habla de “florida ideación delirante de origen megalomaniaco” en Nicolás y la propia jueza encargada del caso ha escrito en su auto: “esta instructora no acierta a comprender cómo un joven de 20 años con su mera palabrería puede acceder a lugares y actos a los que accedió sin alertar desde el inicio de su conducta a nadie, por muy de las juventudes del PP que manifieste haber sido”.
En fin, un enigma dentro de un misterio. Pero no parece que Nicolás sea solo un niñato con ganas de notoriedad. Una pregunta final: ¿quién le invitó a la recepción del rey Felipe VI el día de la coronación?, porque la empresaria que sale junto a él lo ha negado.