CON LUIS RENDUELES

Territorio negro: la historia del boleto de premiado con casi 5 millones que todavía no se ha cobrado

En España hay un boleto de la Primitiva premiado con casi 5 millones de euros que todavía no se ha llegado a cobrar.

ondacero.es

Madrid | 19.12.2022 18:09

Territorio negro: la historia del boleto de premiado con casi 5 millones que todavía no se ha cobrado | Foto: Unsplash / Stock Birken

Luis Rendueles nos cuenta en 'Julia en la onda' la historia de un premio millonario de Lotería que lleva diez años sin cobrarse. Se trata de un boleto premiado con casi cinco millones de euros en el año 2012 y que su dueño nunca pudo cobrar. Hoy, diez años y medio después, ese asunto está pendiente de ser juzgado con un lotero y su hermano, un directivo de loterías en Coruña, acusados de estafa.

Esta historia empieza el 30 de junio de 2012 con el sorteo de la lotería Primitiva. Los números, la combinación ganadora de aquella tarde, son 10, 17, 24, 37, 40 y 43. Solo hay un acertante, un ganador, que se va a llevar 4,72 millones de euros. Como ocurre muchas veces, al principio se desconoce quién es el nuevo millonario, solo se sabe dónde se echó el boleto. Fue en la administración de un Carrefour en A Coruña. El boleto premiado fue sellado cuatro días antes del sorteo, a las 18.23 horas de la tarde. Se sabe también que la persona dueña del boleto ganador pagó siete euros porque jugó otros tres boletos a la Primitiva.

Quizá, como ocurre muchas veces con los ganadores de El Gordo y otros premios, la persona que había ganado esa fortuna no quería que se supiera quién era, no quería hacerse famoso por eso, con todo lo que eso implica, pero en este caso más bien, fue al revés. Todo indica que el ganador de esos casi cinco millones de euros no estuvo muy pendiente y no sabía que había ganado el premio. Tres días después del sorteo, nuestro hombre acude a otra administración de Lotería en la misma ciudad, A Coruña, esta vez en el mercado de San Agustín.

Lleva los cuatro boletos que jugó, entre ellos el que tiene el premio millonario, y se los entrega al lotero para que compruebe en la máquina si ha ganado algo. Los investigadores han comprobado que no es posible que la máquina se equivocase y no informase de que ese era el boleto ganador, es decir, todo indica que el lotero no debió haberle informado.

El lotero pasó por ella los cuatro boletos en unos 16 segundos. Y la máquina avisó de que el primero tenía un premio superior al que se puede pagar en caja, un premio muy grande. Fue a las 11 horas 25 minutos y 39 segundos. Los informes de la policía reflejarán luego que, en la pantalla, como siempre que se gana un premio de más de 5.000 euros, apareció el mensaje: "Premio superior. Llevar resguardo a la Delegación", que es lo que tenía que haberle dicho el lotero al hombre que le entregó aquel boleto.

¿Está demostrado que la máquina funcionaba perfectamente ese día?

De hecho, la máquina también advierte al lotero que otro de los boletos de nuestro hombre está premiado, este con bastante menos dinero: tres euros y cincuenta céntimos. Los otros dos no tienen premio. El lotero paga entonces los tres euros y medio a nuestro hombre inocente, que se va conforme con su suerte, porque no le han dicho el superpremio de los 4,7 millones de euros. El lotero se queda entonces con el boleto original premiado.

Al día siguiente, este lotero de A Coruña escribe a su hermano, que casualmente es el director de la Delegación de Apuestas en la provincia. Y le cuenta otra versión de la historia, la que mantiene y mantendrá en el juicio contra ellos.

Aquel 3 de julio de 2012, el lotero Manuel Reija escribe a la delegación de Apuestas, que dirige su hermano, que ha encontrado el resguardo de un boleto en el mostrador de su establecimiento, que eso ha ocurrido entre las 10.00 horas y las 12.00 horas de la mañana del 2 de julio.

Cuenta que iba a destruirlo, pero que antes, por curiosidad, lo pasa por la máquina y descubre que está premiado con los 4,7 millones de euros. Explica también que ha estado esperando todo el día a que el ganador volviera por allí para reclamar su boleto, pero que no ha ido nadie.

Además, el lotero da un paso más. El 5 de septiembre de 2012, Manuel Reija pide a Loterías que se inicien los trámites para poner a su disposición el boleto agraciado. Explica que él ha actuado de buena fe y que, dado que no aparece el dueño original digamos, está en su derecho de quedarse con el premio. Dos días después, sin embargo, Loterías ordena desde Madrid que se bloquee ese boleto, que aín no tiene un dueño comprobado.

Y durante todo un año, nadie hace nada por buscar al ganador. No se hace público que hay un premio pendiente de cobrar. El tiempo pasa y todo eso juega en contra del ganador legítimo, claro. No sabremos qué habría pasado con esta historia si no llega a ser por los compañeros de 'La Voz de Galicia'. El 15 de septiembre de 2013 publican la historia después de un año de sorprendente silencio por parte de Loterías. La historia es un bombazo, claro. “Buscan un coruñés que perdió una Primitiva premiada con 4,7 millones de euros”.

300 personas reclamaron el billete

Dos días después, los periodistas de 'La Voz' entrevistan al lotero. Posa para el fotógrafo en la puerta de la administración. “¿Se le pasó por la cabeza cobrarlo usted?" Le preguntan. "Nunca, no podría dormir tranquilo", contesta. La publicación de esa noticia es una bomba en Coruña, claro. Un hombre ha ganado 4,7 millones. Aparecen muchos ganadores. El Ayuntamiento de A Coruña es el que recibe esas solicitudes, casi 300 personas diciendo que el boleto es suyo, pero ninguno puede demostrarlo.

Asimismo, la ley dice que, si no aparece ningún dueño legítimo, el dinero va para los ayuntamientos donde haya sido sellado el boleto ganador.

La incomprensible tardanza de Loterías en hacer público el caso y el modo en que lo hizo, con un anuncio en el Boletín Oficial de la Provincia dos días antes del reportaje de 'La Voz de Galicia' en el que no se daban detalles del premio, ni siquiera si era de la lotería o de la quiniela, hace que ya sea imposible recuperar la grabación de las imágenes de las cámaras de seguridad del despacho de Loterías donde se selló el boleto. Habría sido tan sencillo como eso, pero después de 14 meses, las grabaciones ya no están.

Al no poder demostrarse de quién es el boleto, el caso queda la vía judicial. Pero un litigio así puede costar hasta 20.000 euros. Así que la inmensa mayoría de esos 300 apostantes se retiran del asunto. Arranca entonces la investigación de la policía nacional y el juzgado. Los que pleitearon, en torno a una decena de personas, fueron perdiendo siempre, porque no podían demostrar haber sellado el boleto. Se pidieron muestras de ADN, huellas del boleto premiado…

Y aquí arranca la investigación penal del asunto, la investigación de una jueza de A Coruña. Se encuentran once huellas en el boleto, que no son identificadas. La policía acelera su investigación, que no deja en buen lugar a Loterías ni al lotero Reija.

Descubren varias contradicciones en el testimonio del lotero, que incluso metió en la máquina dos veces el boleto premiado, la segunda vez después de que se fuera el dueño legítimo del boleto, suponemos que para comprobar que no estaba soñando. Primero dijo que se había encontrado el boleto cuando estaba solo, luego dijo que eran cuatro boletos los que había encontrado, pero el registro muestra que pasó el boleto premiado dos veces y que siguió atendiendo a clientes apenas un minuto después de descubrir el premio.

Y la jueza llama a declarar, estamos ya en noviembre de 2019, seis años después del premio, recuerden, al lotero y a su hermano, el alto cargo de Loterías en Coruña. El lotero responde que si hubiese querido actuar de mala fe se habría ido a Canarias con el dinero del premio, dice que él no tiene mentalidad criminal. La jueza no se cree su historia, tampoco la de su hermano, y tampoco cree que la lentitud digamos de Loterías en hacer público el asunto fuera cosa de una torpeza, así que acusa a cinco altos cargos de Loterías y Apuestas del Estado por una estafa.

La policía nacional desveló en sus informes que los altos cargos de Loterías no le dieron datos esenciales para resolver el caso y poder encontrar al dueño del premio. No le dieron, por ejemplo, los otros premios de más de cinco mil euros que pudiera haber tenido el lotero Reija durante los cinco años anteriores, para ver si había podido hacer lo mismo con algún otro premiado…

"El silencio de Loterías", escribieron los investigadores a la jueza, “refuerza la hipótesis de que la Sociedad Estatal encubrió la conducta del autor material”, que se aprovechó de la posición y el conocimiento de su hermano para llevar a cabo el intento de estafa.

Uno de los imputados fue el que era entonces presidente de Loterías del Estado, nada menos. Todos declararon ante la jueza que habían creído la versión del lotero Reija y que solo mucho después se dieron cuenta de que aquella historia no encajaba, por eso no buscaron al ganador del premio con todos los medios que tenían, que eran muchos. No parece que fueran muy diligentes, pero lo cierto es que la Audiencia de A Coruña revocó la imputación de la jueza y los dejó libres de cualquier sospecha de delito.

Ya a finales de 2022, han pasado diez años y medio de todo aquello. ¿La policía descubrió finalmente quién era el hombre que había ganado los 4,72 millones de euros? Sí. Y aquí debemos mencionar a los policías que entonces mandaba un inspector jefe, José Manuel López García, que no dudó en enfrentarse con una institución que es todo un totem en España, Lotería Nacional. El inspector jefe López pidió a Loterías la lista de todos los lugares y fechas donde se habían sellado en otras ocasiones la misma combinación ganadora.

Pero esa misma combinación de números la habrían jugado en muchos lugares de España en diferentes fechas de aquel 2012. Se sellaron boletos con esas combinaciones en A Coruña, tanto en la ciudad como en la provincia, en la localidad de Caldas de Reis, pero también se sellaron boletos iguales en Palma de Mallorca, en Fuerteventura y en Torremolinos, en Málaga.

Aquí es donde entra la intuición policial. Los investigadores tienen claro que el ganador vive en Coruña y ven que todos esos lugares lejanos son lugares turísticos. Las fechas coinciden con las vacaciones del Imserso, de los jubilados, de forma que piden la lista de los mayores de Coruña que han ido en esas fechas a esos lugares. Y, bingo, ahí aparece un señor que va a ser el legítimo dueño del boleto, el hombre que lo selló. Jugó esa misma combinación incluso dos veces muy cerca de su casa.

El dueño murió antes de saber que tenía el boleto premiado

Y esta historia tiene un final triste. Porque el hombre que echó aquel boleto que le habría hecho millonario en 2012, murió sin saber que había tenido tanta suerte.

El hombre murió, pero queda viva su esposa, su viuda. Que debería, pensamos, tener derecho al premio, por cierto, más de seis millones de euros ya por los intereses de tanto desastre. No sabemos qué ocurrirá. Primero se celebrará el juicio contra el lotero Reija y contra su hermano, seguramente a finales del año que viene. Están acusados de apropiación indebida y otros delitos. Aquí solo se decidirá si actuaron de mala fe y merecen una condena penal.

Luego, vendrá el juicio civil, que deberá decidir si el dinero debe ir, como apunta la policía, a la viuda de aquel jubilado coruñés. Hay aún otros reclamantes que aseguran ser ellos los que echaron el boleto. Hay una posibilidad curiosa prevista por la ley: si no se demuestra quién es el dueño de ese boleto, el dueño será quien lo encontró el lotero, Manuel Reija. Así que esta historia no ha terminado.