Territorio Negro: Ignacio González. El PP de Madrid abierto en Canal
Fue número dos de Esperanza Aguirre en el PP y el gobierno de Madrid. Luego fue su sucesor y presidente de la Comunidad. También, del Canal de Isabel II, una enorme empresa pública de aguas que fue saqueada.
El juez Velasco ha enviado a prisión al político madrileño. Le acusa de liderar una organización criminal, malversación de fondos públicos, fraude en contratos, prevaricación, falsedad y blanqueo de dinero. En este territorio negro, negrísimo de corrupción, Manu Marlasca y Luis Rendueles nos van a contar algunos secretos de la operación Lezo, que ha abierto en canal, otra vez, la corrupción del PP de Madrid.
Son acusaciones gravísimas contra Ignacio González. La que más puede sorprender es la de liderar una organización criminal. Por qué se acusa de ese delito al sucesor de Esperanza Aguirre y a otros implicados
El juez cree que al menos durante ocho años Ignacio González y sus colaboradores, también algunos de sus familiares, formaron un grupo que se dedicó a delinquir. Que se llevaron dinero en comisiones, que perjudicaron a una empresa pública y que blanquearon parte de ese dinero o al menos lo intentaron hasta que ahora llegó la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil con la operación Lezo.
La Guardia Civil y el juez aún no han hecho estimaciones de cuánto dinero han podido llevarse. Sí hay una operación, en Brasil, que parece, de momento, la más sangrante. El Canal de Isabel II, una gigantesca empresa pública, del tamaño y la importancia de Radio Televisión Española o Correos para que los oyentes de fuera de Madrid lo sitúen (tiene 6.200 empleados directos), empezó a expandirse en Latinoamérica bajo el gobierno de Ruiz Gallardón. Compró sociedades en Ecuador, República Dominicana, Colombia, Brasil… Puede resultar extraño porque algunas no tenían nada que ver con el agua, otras eran sociedades sin actividad que se usaban para comprar otras…
Con ese marco, llegó Ignacio González a presidir el Canal de Isabel II en el año 2003, cuando era vicepresidente de la Comunidad de Madrid. Y una de esas compras fue la de una sociedad brasileña llamada Emissao. El Canal de Isabel II, a través de otras empresas, pagó 21,5 millones de euros de dinero público por esa empresa. Un mes después, el valor de la empresa ya era de diez millones. Un año después, valía cinco millones. Al siguiente año perdía, perdíamos todos, porque es dinero público, cinco millones y medio de euros.
La compra de otra empresa de aguas en Colombia, en Barranquilla, fue también muy sospechosa. En 2008, González fue grabado con detectives en compañía de Rodríguez Sobrino (hoy también en prisión) cuando acudió a Cartagena de Indias. Les vieron irse con bolsas de plástico donde se llevaban supuestamente las comisiones por aquel negocio, también ruinoso para la Comunidad de Madrid. Ellos dijeron que dentro estaban las toallas para darse un bañito en el Caribe.
La empresa que ganó parte de esas obras fue Dragados (actualmente parte del bloque empresarial de Florentino Pérez). Dragados subcontrató algunas obras a otra empresa llamada Tecnoconcret Proyectos. Dos años después, un hermano de Ignacio González, Pablo, y su cuñado José Juan, marido de una diputada del PP en Madrid, tenían el 60 por ciento de esa empresa. La mordida o hablando de golf, el pelotazo, se calcula en tres millones de euros. Todo indica que la empresa del hermano de González, que ahora tiene un empleado, no hizo en realidad ningún trabajo, sino que incluirla ahí fue una especie de impuesto revolucionario para conseguir las obras.
Y todo esto generaría grandes cantidades de dinero negro que debía aflorar. De ahí viene el delito de blanqueo de capitales. En el tiempo que la UCO ha investigado a Ignacio González, ha visto como el político y parte de su familia invertían tres millones de euros en distintos proyectos (desde unas guarderías hasta empresas tecnológicas). Lo que más sorprendía a los investigadores es que González no pidió ni un céntimo ni un euro a los bancos. El asegura que se lo prestaba su familia, pero el juez no se lo cree. De hecho, en ese operativo está imputado su padre, Pablo González Liberal, un anciano de 90 años que fue senador con la vieja Alianza Popular. Debido a su edad quedó en arresto domiciliario. La versión de los González es que el jubilado le ingresaba a su hijo 15.000 euros de vez en cuando para ayudarle en esos negocios. Lo que creen los investigadores es que el político le devolvía luego los 15.000 euros bajo mano (así se lavaban, en esta especie de pitufeo) esas cantidades.
Hay algunos datos. El comisario de policía que se atrevió a investigar el ático, Hermes de Dios, fue expedientado y luego trasladado. Pasó de Marbella a un barrio de los duros de Madrid. González, que por cierto fue secretario de Estado en un gobierno de Rajoy, tenía muchos y muy buenos amigos. Una de las razones por las que ha aguantado puede tener que ver con la financiación ilegal del PP de Madrid. El juez Velasco y la Guardia Civil creen que parte de esas mordidas iban a la caja que sería ya caja C del PP de Madrid (la b es la que llevaba Francisco Granados, su compañero y enemigo en el PP y que está encarcelado hace dos años)
Si la caja del partido de Esperanza Aguirre estaba llena, y el juez investiga pagos millonarios de empresas como OHL, Price Waterhouse, Indra y otras a cambio de contratos públicos, algunos no tendrían ganas de quejarse de Ignacio González. La caja B de Granados era capaz de recaudar (está en otro sumario, el de la operación Púnica) más de medio millón de euros para el PP de Madrid en quince días, los que hubo antes de las elecciones de mayo de 2011.
No sabemos a qué secretario de Estado se refiere González en esa grabación. Por lógica, debe ser uno de Justicia o Interior, que podían estar al tanto. Lo cierto es que González supo, dos meses antes de que lo detuvieran, que le estaban investigando. Los guardias civiles comprobaron como dejaba de hablar de algunos temas sensibles por el teléfono móvil (o usaba otros que no estaban pinchados), incluso que dormía fuera de la casa familiar algunas noches. Y parece insólito que el actual Secretario de Estado de Interior recibiera al hermano de González en su despacho, aunque fuera solo 15 minutos, después de que el político supiera que le estaban investigando. No podemos decir mucho más, pero creemos que muy pronto algún político de primer nivel va a ponerse colorado por algunas revelaciones sobre su intercambio de informaciones con González.
Nos han dicho que cien millones de quebranto es muy poco. En cuanto a las tramas negras en el PP de Esperanza Aguirre, ella tenía dos brazos armados que se llevaban mal entre ellos. Francisco Granados, encarcelado en Estremera, era algo más desordenado, capaz de tener una cuenta a su nombre en Suiza. De vida nocturna, su sumario muestra reuniones con varias mujeres y grabaciones ya legendarias como la que habla de llevar un “volquete de putas” para celebrar un negocio. Lo que nos cuentan es que la trama de Ignacio González era más profesional, más organizada, más seria, en más países, con más testaferros. Sin nada a su nombre. Y sin volquetes, al menos que sepamos de momento.