Manu Marlasca y Luis Rendueles nos traen la historia de dos mujeres, una de ellas, Vanessa, una joven embarazada y maltratada. La otra, la que decía ser su amiga, Isabel, acabó matándola y robándole su bebé. La asesina, Isabel Marcos, ya sale de permisos de fin de semana y está a punto de recuperar la libertad. Y casi nadie piensa que tenga riesgo de repetir sus crímenes. Entre otras cosas, porque Isabel Marcos tuvo relaciones con varios presos y ha sido madre mientras estaba en la cárcel.
Nos situamos en Galicia, el 20 de septiembre de 2002. Varios guardias civiles, de paisano, siguen a una mujer. A las doce menos cinco, esa mujer entra con un bebé en el Tanatorio Santa Marta, una funeraria de Miño, cerca de Ferrol. Un guardia civil de paisano, un agente observador, entra tras ella como si fuera un vecino más que va a dar el pésame a la familia del muerto.
La mujer que va con el bebé es Isabel Marcos, una joven de 24 años. Tras algunas idas y venidas en los últimos meses, ha vuelto a vivir con su marido, Angel. Los guardias civiles que la vigilan están investigando la desaparición de una amiga de Isabel, Vanessa Lorente y de su bebé, un niño, de los que no se sabe nada hace un mes. Vanessa tenía solo 40 euros en su libreta de ahorro y no se ha llevado nada de ropa.
El guardia civil que se hace pasar por una más de las personas que está en el tanatorio dando el pésame por un vecino de Isabel comprueba que ella lleva en los brazos a un bebé de entre cuatro y seis meses, que habla con otras mujeres, que deja que ellas lo cojan en brazos y que comenta que se parece mucho a su marido, el padre del chaval.
Y ese guardia civil infiltrado en ese tanatorio gallego se acerca todo lo que puede a Isabel.
El bebé llora y el guardia infiltrado le comenta a la mujer que quizá tenga hambre. Ella responde que no, que habían estado en el pediatra aquella mañana, que tiene sueño. Luego, el guardia le dice que si toma bien el pecho y ella reacciona mirando al suelo y responde "bien".
El guardia ya tiene lo que quería, ha visto al bebé muy de cerca. Sale de la funeraria y entra en el coche donde está otro compañero de la guardia civil de Ferrol. Comprueba las fotografías que tienen del bebé de Vanesa Lorente, la mujer desaparecida. No lo duda, es el mismo bebé: los guardias civiles acaban de descubrir que Isabel Marcos tiene el bebé de su amiga Vanessa y lo presenta como hijo suyo.
Esa tarde, los guardias civiles piden a Isabel Marcos, una joven de 24 años sin antecedentes, que había trabajado como camarera en algunos chiringuitos de playa, que les acompañe. Quieren que les ayude a encontrar a su amiga Vanessa y al bebé, a los dos desaparecidos Isabel dice que no sabe dónde están Vanessa y su bebé. Dice que ni siquiera llegó a conocer a ese niño. Cuando le preguntan quién es el bebé que tiene en los brazos, dice que es su sobrino, el hijo de su hermano José Carlos. Que lo han dejado con la abuela y que ella ayuda a cuidarlo de vez en cuando. Dice que se llama David y que va a cumplir un año. Todo es falso. Los guardias le comunican que van a ir a hacer un registro a la casa de Miño donde vivía con su marido.
En esa casa hay muchas fotos de Isabel con el bebé, que ella dice que es su sobrino. Pero debajo de la cama hay unos zapatos negros tipo zuecos, que no son de Isabel, son de su amiga desaparecida, Vanessa. Vanessa Lorente llevaba el día que desapareció, el 13 de agosto de 2002, unos zuecos negros con unos “dragones” estampados, según dijeron sus últimas amigas, las de una asociación de mujeres maltratadas donde había pedido refugio. En realidad, los dragones eran unos caballitos de mar. Y bajo la cama de Isabel Marcos estaban los zuecos de su amiga desaparecida.
¿Cómo acaba detenida?
Isabel Marcos es detenida poco después. En los calabozos, pide un bolígrafo y un papel y va a dibujar dónde está enterrada su amiga Vanessa. Hizo un plano muy rudimentario de la casa de sus padres, en el pueblo de Monfero. Y marcó un lugar, un cobertizo fuera de la casa, donde dijo que solían tender la ropa. Allí había un pavimento de cemento. Los guardias civiles acudieron y empezaron a perforarlo. Encontraron el cuerpo de un perro. Siguieron cavando y allí abajo estaba el cadáver de Vanessa Lorente, 21 años, madre de un bebé seis meses antes de que su amiga la matara.
¿Por qué mata a su amiga y roba a su bebé?
Isabel Marcos es una persona normal, tirando a gris, con una inteligencia por debajo de la media. Los vecinos la describen como rara y solitaria. Su madre es analfabeta, su padre es albañil. Desde muy joven Isabel quiso ser madre, desde los 17 años que se sepa. Se ennovió y luego se casó con Ángel. Pero después de dos años intentándolo, no conseguía quedarse embarazada. Empezó entonces una relación con un chaval, Lino, que había tonteado con la heroína y ganaba unos euros con el marisqueo furtivo en playas de Ferrol.
Isabel lo conocía de haber trabajado en un chiringuito de playa. Lino tenía un amigo y compañero de correrías, José Manuel Pillo. Y Pillo tenía una novia, Vanessa, una chica con una historia triste de abandono familiar, que había nacido en Cartagena y que había llegado a Galicia con 11 años para vivir con su abuela paterna. Cuando Isabel Marcos conoce a Vanessa, ella está embarazada. Ella quiere tener al bebé, pero su pareja, Pillo, la maltrata, le insulta y le pega. Vanessa, que está sola en Galicia, confía muchos de sus problemas a Isabel. Acaba denunciando a su novio en el cuartel de la Guardia Civil de Fene el mes de abril, muy poco antes de dar a luz a su hijo. El 16 de abril de 2002 Vanessa Lorente da a luz un niño en el hospital de Ferrol. A finales de julio, Vanessa acude a una asociación de mujeres maltratadas, que le da refugio y cobijo.
Para esta chica que no tiene familia en Galicia, maltratada por el padre de su bebé, en ese momento su principal apoyo es esta mujer, Isabel Marcos.
La consideraba su mejor amiga. Isabel le había dicho que también estaba embarazada. Que iba a ser una niña, en su caso, y que nacería a finales de año. Isabel, que le contaba a Vanessa que tenía antojos, que se metía cojines bajo la ropa para simular que estaba creciendo su embarazo, le dejaba dinero para que comprara comida al bebé, por ejemplo. Vanessa se fiaba de ella, hablaban de todo, para ella era su amiga Isa, la persona que más la escuchaba y la ayudaba.
Y así llegamos a aquel mes de agosto de 2002, con esta chica maltratada, refugiada en un piso con su bebé y que queda con su amiga Isabel
El 13 de agosto, Vanessa ha quedado con su ex novio y el padre del bebé, José Manuel Pillo, pero no se presenta a la cita. Ese mismo día también había quedado con su amiga Isabel. Y a ese encuentro sí que acude Vanessa, con su bebé que entonces tenía cuatro meses. Las dos amigas van a un bar llamado Pan Neda y luego acuden a un centro comercial de Ferrol a hacer unas compras. El rastro de Vanessa y el de su bebé se pierden allí.
Tres días después, una amiga y compañera de la asociación de mujeres maltratadas acude a denunciar la desaparición de Vanessa y su bebé. La Guardia Civil cree que el ex novio puede tener la clave, pero comprueban que tiene una coartada. Mientras, Isabel Marcos va tres o cuatro veces al cuartelillo, ayuda tímidamente a buscar a su amiga, pero… está embarazada, se cansa mucho y necesita reposar.
Llega a casa de sus padres con un bebé y ellos la acogen. El padre es albañil y la madre es analfabeta. Ella les cuenta que es hijo suyo. Se hace fotos con el bebé en brazos y las reparte entre la familia y algunos amigos. Una tarde, su ex novio Lino va a verla a la casa y ve al bebé. Isabel, que ya no quiere saber nada con él, le dice que se llama Andresito y que es hijo de una vecina, que no puede cuidarlo porque está trabajando y que se lo deja en casa de su madre para que lo cuiden.
Vuelve a tener relación con su ex marido, un tipo más estable que Lino, y le presenta al bebé como hijo de una amiga, que se llama Vanesa, y que se lo ha dado porque ella no puede cuidarlo. Le dice que va criarlo como si fuera suyo. Y entonces alguien llama a la Guardia Civil y cuenta que algo que no cuadra.
Alguien que no deja su nombre pero dice que en ese pueblecito de Coruña, de unos dos mil habitantes, hay una mujer que tiene un bebé que no es suyo. Y los guardias civiles investigan y se plantan en ese tanatorio donde ven a Isabel Marcos con su bebé acudiendo a un entierro. No hemos sabido nunca quién hizo esa llamada. Pero fue el principio del fin de esa farsa.
Isabel Marcos, después de las pruebas de ADN, va a decir que es el bebé de su amiga, que se ha fugado con un hombre misterioso llamado Antonio. Finalmente, va a confesar que mató a su amiga y a explicar cómo lo hizo. El 13 de agosto fue con su amiga Vanessa y con el bebé al Alcampo de Ferrol para hacer algunas compras para el bebé. Esa tarde, Isabel regaló un sonajero para el recién nacido. Luego, de vuelta en el coche, paró en una gasolinera de Pontedeume y compra un zumo para su amiga. Llevaba preparado en un papel varias pastillas machacadas de un somnífero. Las echó en el zumo y se lo dio a su amiga. En el coche apareció después ese papel con restos del sedante. Vanessa quedó adormilada y entonces Isabel le dio un golpe muy fuerte en la cabeza, en la nuca, que la mató. Siguió conduciendo y la llevó, con el bebé, a casa de sus padres en Monfero, donde la enterró con ayuda, dijo ella, de su madre.
¿Su madre le ayudó a enterrar a la chica?
Isabel Marcos dijo que la idea de quedarse con el bebé fue de las dos, de su madre y de ella. Incluso dijo que fue más idea de su madre, que había conocido al bebé con Vanesa una tarde que fueron de visita. Y que la ayudó a cavar el agujero. La madre, María Maceiras, lo que contó en el juicio fue que ayudó a su hija a cavar el agujero para enterrar allí
una vieja motocicleta, una vespino. El padre dijo que hizo la placa de cemento para tapar el agujero por lo mismo, porque le dijeron que allí iban a meter una vespino. Sí confesó que había enterrado también un perro al que él había matado a golpes.
Isabel no les ayudó mucho ante el tribunal, dijo que después de enterrar a Vanessa y “nivelar la tierra”, fueron a casa de los padrinos a enseñarles el bebé. Su padre y su madre fueron condenados a diez años de prisión cada uno. También fue condenado a diez años de prisión el marido de Isabel, Angel. Entre otras cosas, facilitó el cemento para tapar la tumba donde enterraron a Vanesa. Los tres cumplieron la condena y salieron en libertad.
¿Qué ha sido de la asesina?
Isabel fue condenada a 28 años de prisión por asesinato, detención ilegal y suposición de parto. Cumplió la mayor parte de esa condena en la cárcel de Texeiro, en Coruña. Es una persona poco sociable, solitaria y que parece ausente muchas veces. No ha dado ni un problema, ahora ya tiene permisos de salida y vive en un centro de inserción. No tiene ninguna enfermedad mental diagnosticada. Uno de los forenses que la examinó sí dijo que tenía una personalidad con cierta tendencia al
aislamiento, a la depresión y al pensamiento esquizoide. Y, eso sí, totalmente obsesionada con la idea de ser madre. Cometió el crimen motivada por la envidia, la ira y esa obsesión. Recuperará la libertad pronto. Aun es una mujer joven, tiene 45 años.
¿Hay riesgo de que reincida?
Los expertos que la han visto creen que el riesgo es prácticamente inexistente. Y esta vez, jefa, no es por un análisis teórico más o menos acertado. Hay un dato objetivo. En prisión, Isabel Marcos tuvo varias parejas. Una de ellas, un tipo que estaba cumpliendo condena por delitos menores. Disfrutaron de vis a vis en prisión y ella se quedó embarazada y dio a luz un niño. Así que vio realizada digamos su idea, su obsesión. Luego, rompió con esa pareja y tuvo otra. Ahora Isabel Marcos es madre y tiene un trabajo, está en tercer grado y acude a prisión solo para dormir.
¿Y el otro niño, aquel bebé que Isabel Marcos secuestró después de matar a la madre?
La noche del 20 de septiembre de 2002, el bebé de Vanessa Lorente, del que no diremos su nombre de pila, aunque no sabemos si se sigue llamando así, fue entregado a los Servicios Sociales. El próximo mes de abril, ese chaval, e