Territorio Negro: La policía investiga al colegio de Lucía
Hace dos semanas contamos el territorio negro, triste, del acoso y muerte de la niña Lucía Alcaraz, que sufrió bullying y se ahorcó en su casa de Murcia. Tenía 13 años. La policía no puede investigar ni detener a sus acosadores: eran dos menores de 14 años y son inimputables en España, pero sí puede comprobar la actuación de su instituto, donde sufrió el acoso. Así dejábamos abierta la historia hace quince días y así la retomamos, con los primeros resultados de esa investigación de la policía que son, ya les adelanto, demoledores.
Pongámonos en situación, la policía, en este caso, el Grupo de Menores de la Jefatura de Murcia, acude al Instituto Ingeniero de la Cierva, en Patiño. Lucía, que fuera alumna suya, se ha ahorcado en su casa. Sus padres habían denunciado que sufría acoso por parte de dos compañeros y habían pedido y al final conseguido que la niña, la víctima, cambiara de colegio. ¿Qué le cuenta a la policía la otra parte, los responsables de ese instituto público?
Los responsables del colegio declararon que después de que los padres de Lucía denunciaran el acoso, expulsaron a los dos agresores temporalmente. A uno durante un día y a otro durante una semana de clases, cinco días. Finalmente, descartaron que sufriera acoso, había sido, dijeron, un episodio puntual. Incluso explicaron que en el colegio habían puesto una película sobre el acoso dirigida por José Corbacho.
Pero la policía ha investigado la actuación del colegio y ha encontrado bastantes lagunas, según el sumario que publicáis en Interviú. Después de un mes de investigaciones, la policía concluye que el colegio descartó que la niña sufriera acoso “sin tener apenas información” de lo que había ocurrido con esa alumna. Y afirma justo lo contrario, que Lucía sufrió acoso y que la niña fue víctima de un delito contra la integridad moral en ese instituto.
También, y aquí empiezan a aparecer episodios sorprendentes para la propia policía, el colegio ha entregado documentación incompleta, en algunos casos simples fotocopias y en otros sin la fecha en que se elaboraron. En el expediente de Lucía no constaba, por ejemplo, la carta donde la niña anunciaba su intención de suicidarse, lo que sus padres contaron inmediatamente a la orientadora del colegio. La policía expresa, y esto es serio, sus “serias dudas” sobre cuando se escribieron algunos informes sobre el caso de Lucía que se han entregado sin fecha.
Vamos con la versión del colegio de esa niña que se suicidó. Y que según ella, sus padres, y ahora la policía, sufría acoso. Qué dicen los responsables de ese instituto. La jefa de estudios recordaba la reunión con los padres de Lucía, el pasado 20 de abril. La denuncia contra dos niños, los insultos y afirmó que se había activado el protocolo (obligatorio) para luchar contra el acoso escolar, pero que tras confeccionarlo, dio como resultado que el asunto “no era relevante”, de forma que no se dio cuenta a la Fiscalía de Menores. Que ofrecieron a Lucia cambiarse de clase y que al año siguiente la iban a dejar escoger el grupo de clase que quisiera. Que era una niña brillante y que sus dos digamos agresores, se metían con otros niños y que no a todos les afectaba por igual.
Hablamos de una niña que expresaba entonces, ya por escrito, que quería suicidarse, que hizo, recuerden, un cómic en el que el personaje, una niña, se suicidaba después de sufrir acoso por parte de varios monstruos. La policía acude también a interrogar al director del instituto. Dice que era una alumna brillante, con buenas calificaciones y que su comportamiento era perfecto con compañeros y profesores. Que en marzo de 2016 hicieron un test de bullyng para los alumnos de primero de la ESO y Lucía dio negativo. A diferencia de la jefa de estudios, el director dice que el procedimiento contra el acoso sigue abierto, que la madre de Lucía se entrevistó luego con la orientadora del instituto y le llevó la carta de suicidio de la niña. Lo cierto es que el protocolo contra el acoso escolar debe activarse en cinco días; si se rechaza, también debe explicarse por qué se hace en cinco días, es el límite establecido. La policía escribe en sus informes que ni la jefa de estudios ni el director del instituto parecen conocer esa obligación.
Esa orientadora cuenta a la policía que no solicitó protección por acoso a Lucía porque no tenía motes, no sufría agresiones físicas, no la acosaban a través de internet. La llamaban, eso sí, gorda, fea y lechosa. Incluso después de conocer la carta de suicidio (la madre de la niña se la llevó en busca de ayuda) no requirió ayuda del equipo de convivencia y recomendó a la madre que la llevara a un psiquiatra.
Cosa que, por cierto, los padres sí hicieron. Y este es un asunto tremendo, desolador. Los padres de Lucía denunciaron, pidieron ayuda, siguieron todos los pasos que les fueron recomendando en el instituto y, muchos más. Pero no lograron salvar la vida de su hija. Y ahora prepárense para más sorpresas en este caso. Lo que la policía llama “manifestaciones espontáneas” de los responsables del colegio.
Son comentarios que hacen el director del colegio, la jefa de estudios, la orientadora de Lucía… fuera de la declaración formal digamos, pero delante de la policía. Y son como dicen ellos “dignos de tener en cuenta”. Por eso los incluyen en el sumario del caso. Por ejemplo, el director del instituto les comenta: “a ver si nos pensamos que porque los alumnos llamen fea o guapa o gorda o flaca siempre a un alumno estamos en presencia de un tema de acoso escolar”. También, y resulta demoledor, entre otras cosas porque es falso, el director comentó a los policías: “el que se identificó como su padre no lo era realmente. Su madre tuvo un bebé y ya sabemos lo que son los celos entre hermanos”. Es duro. Más para Joaquín García, que no es el padre biológico de Lucía, pero la ha criado junto a la madre desde que tenía un año de edad. La adoptó legalmente y le dio, además de cariño, su apellido. Por eso la policía escribe que ambos “se encuentran casados desde 2010”, y mucho más allá “no entendemos cuál es la verdadera intención de estos comentarios al no ser relevantes para los hechos”.
En cuanto a que Lucía tenía un hermanito pequeño, un bebé, algo que está incluido como dato en un informe del director del centro, que subraya “que había sido hija única hasta ese momento”, es sencillamente falso. Lucía no tiene hermanos pequeños, su madre no tuvo ningún bebé.
En esa misma línea se expresa la jefa de estudios del instituto. Repite que el padre de Lucía no es realmente su padre, que la madre tuvo un bebé. También insiste en que lleva mucho tiempo en la docencia, que lo ha hecho todo bien y que le parecía mentira que esto (se refiere imaginamos al suicidio de Lucía y la investigación al colegio) le pasara justo antes de jubilarse. La jefa de estudios también cuenta a los policías que Lucía acudía al colegio con el pelo teñido de verde. “Los padres de la niña”, aseguró a los policías “no dejan de decir mentiras. Yo soy catedrática de matemáticas y nadie me va a decir que yo miento”.
La orientadora contó a los policías que Lucía “se tiñó el pelo, característica típica de una tribu urbana, los emotivos, entendido como góticos pijos. Yo le pregunté si se había convertido en miembro de los EMO. Me dijo que no, pero quiero que conste que nunca alguien de la tribu lo reconocería. Su principal filosofía es la melancolía y la tristeza y existen algunos casos de estas tribus en las que ha llegado a haber suicidios colectivos de jóvenes miembros”.
En fin. El padre, el pelo… Cualquier cosa menos hablar de lo que ocurrió en el instituto. Pero el caso es que la policía habló con compañeros, profesores, alumnos. Y la versión es diferente, contradictoria con los responsables del instituto. Pese a que se dice que no se vieron indicios de acoso, el colegio nombró a tres alumnos tutores de Lucía, para acompañarla durante clases y recreos. Los tres han declarado ante la policía. Uno de ellos dice que solo estuvo un día con Lucía y que la orientadora nunca más le preguntó por ella. Y otro recuerda que un día, mientras estaban en clase de música, practicando, la orientadora entró en el aula y gritó: Lucía, ¿a ti quien te insulta?
Y hay otro episodio diría que inquietante, que refleja la actitud de los responsables del colegio y que ocurre durante una reunión con familiares. El tío de Lucía cuenta que la jefa de estudios apareció en la reunión que se celebró días después del suicidio de Lucía dando voces y gritando “aquí no hay acoso porque lo digo yo”. La mujer fue invitada a salir de la reunión del colegio. El incidente fue corroborado por el director del instituto.
La policía concluye en sus informes que Lucía sufrió presuntamente acoso escolar y un delito contra la integridad moral, ve contradicciones entre las declaraciones de los responsables del instituto y el resto de personas y apunta que no parece que se hiciera lo necesario para investigar ese acoso
Los padres de Lucía y su abogado, Antonio Casado, aseguran que el colegio no movió un dedo ante lo que ocurría. La policía, ante lo que ha descubierto quiere “incidir en la calidad de funcionarios públicos de esos centros educativos quienes no solo tienen el deber de custodia y protección de los menores sino que tienen una obligación, más allá de cualquier particular de poner en conocimiento de las autoridades las infracciones penales de las que tengan conocimiento por razón de su cargo”.
Y nos queda por hablar de los dos acosadores, los dos ex compañeros de Lucia, menores de 14 años cuando ocurrió todo y que no pueden ser acusados de nada. Otros alumnos explicaron que uno de ellos estuvo sonriendo durante el minuto de silencio que se hizo en el colegio por la niña. También que iba comentando: “La gente se va suicidando en Aljucer”, el pueblo de Lucía. Otra compañera de Lucía contó a los investigadores que ese mismo chico preguntó a varios alumnos: ¿os habéis enterado de que se ha suicidado la gorda asquerosa esa?
Los dos siguen en el colegio. Uno tiene una conducta disruptiva según sus informes. Fue criado por sus tíos y su padre ha pasado varias veces por prisión. Él mismo fue identificado por la policía (era menor y no pudo ser detenido) cuando supuestamente cometió junto a otro joven mayor un delito de agresión sexual contra una chica el pasado verano. Y este año también ha sido identificado por un robo con fuerza, después del suicidio de Lucía.