Eduardo Mendoza habla del título del libro, ‘El enredo de la Bolsa y la vida’, y nos cuenta que el dinero y la vida están unidos, ‘ahora más que nunca’ por eso utiliza la conjunción ‘y’ y no ‘o’. Protagonizado por el mismo detective de sus anteriores novelas, ha tenido tanto éxito que se ha tenido que realizar una 2ª edición en pocos días.
El libro cuenta con una familia que tiene un bazar chino, lo que es símbolo de multiculturalidad, sobre lo que él dice que ‘nos hemos puesto a la altura de otros países occidentales’. Son 7000 bazares chinos los que hay en España y a Mendoza le ‘parece horroroso’ lo que hay en ellos y sus escaparates. Afirma que ‘los chinos siempre han tenido relación con el misterio’, aunque no pretende con su libro enfrentarse a ellos.
Esta es una novela ‘polaroid’, es decir, un retrato instantáneo y sin pensar. Cuenta que ‘a la hora de ponerse a escribir hay que improvisar y no pararse a pensar. Lo que sale, sale’. El trabajo más duro es el de perfeccionar, una vez terminado el texto.
Mendoza habla de su relación con la literatura, algo que él no considera un trabajo, sino un placer. Cosas de su vida cotidiana pueden leerse en sus novelas, por lo que dice que antes de escribir hace ‘un trabajo previo y cotidiano’.
Hizo una reflexión hace tiempo y pensó que quizá había llegado su momento de dejar de escribir novelas, pero lo pensó mejor y se echó para atrás, ya que no quiere dedicarse a escribir memorias: ‘me parece aburrido’.