Hasta hace tres generaciones los españoles éramos de pueblo y actualmente ocurre todo lo contrario. Hay muchísimos ciudadanos que no tienen pueblo. Partimos de una campaña publicitaria de Aquarius que pretende revitalizar el turismo rural para aquellos que no tienen pueblo. Carlos Chaguaceda, director de comunicación de Coca-Cola, nos cuenta que lo que quiere es conectar a la gente que no tiene pueblo con aquellas poblaciones que no se encuentran en una buena situación económica. Se ha creado una web donde aparecen pueblos que quieren adoptar a urbanitas y, una vez que tengan su carnet de ‘hijo adoptivo’, podrán disfrutar de las ventajas que ofrecen los pueblos. Todos tienen menos de 2500 habitantes y tienen atractivas propuestas y descuentos.
Antón Reixa cuenta que vivió el no tener aldea como una carencia. Repasa una experiencia que tuvo una vez que fue al campo y no acabó bien; afirma que ‘la vieja del visillo’ es una persona letal para los pueblos ya que se entera de todo lo que pasa.
Jorge Wagensberg cuenta que para él el pueblo era una explosión de libertad ya que era un urbanita en el pueblo, ‘era una aventura donde no había horarios’.
Juan Adriansens nunca ha tenido pueblo, por lo que le gusta tanto el pueblo como la ciudad; ‘me gustaría vivir en un pueblo si su entorno es amable’. Cuenta que a lo largo de la historia se decía que el éxito se podía obtener sólo en la ciudad pero que, con la crisis, la gente vuelve al campo. Respecto a esto, Jorge, cuenta que en algunos países se van a seguir produciendo movimientos migratorios de la ciudad al campo y viceversa.