El 19 de septiembre de 2021 comenzaba la erupción volcánica en la isla de La Palma, dando paso a 85 días de incertidumbre que concluyeron el 13 de diciembre, cuando se detuvo la actividad y comenzó la vida tras la Cumbre Vieja.
Desde entonces, los palmeros han tenido que luchar por recuperar lo perdido, mientras que las administraciones han tratado de ayudar para que ese objetivo se cumpliera.
Después de varios meses, todavía hay mucho trabajo por hacer y decenas de familias que necesitan ganarse la vida con aquello que hicieron siempre: producir el plátano de Canarias.
El motor económico y social de La Palma
El cultivo de plátano es esencial para el motor económico y social de La Palma, donde se producen 145 millones de kilos al año y del que viven más de 5.000 productores, de los cuales, casi la mitad de ellos, residen en el Valle de Aridane, la zona más devastada por la erupción.
A causa de este fenómeno natural, más de un millar de familias vieron cómo sus hectáreas de terreno quedaban aisladas por la lava y otras totalmente sepultadas, quedándose sin opciones de sustento.
Desde el Gobierno canario y también desde el Ministerio de Agricultura, se han movilizado ayudas para actuar sobre la pérdida de renta pero: “¿Y los sobrecostes de producción? ¿Qué ocurre con el patrimonio perdido?” Estos son algunos de los interrogantes que se plantea la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátano de Canarias (ASPROCAN), quienes manifiestan que, sin medidas, se hace inviable el futuro, el cual pasa por tener un lugar donde cultivar y plantar donde la lava se hizo fuerte.
ASPROCAN poner nuevamente en cultivo el plátano de Canarias
El presidente de la Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias, Domingo Martín, asegura que “más de 200 hectáreas de plátano se han perdido arrasadas por la lava. Por ello, demanda que se vuelvan otra vez a poner en cultivo en el plazo más breve posible.
“Sabemos que es un proyecto muy complejo pero también creemos que el Ministerio de Justicia tiene en sus manos el poder habilitar leyes que hagan posible un nuevo ordenamiento de una zona que se vaya a dedicar a los plátanos de nuevo, equivalente a la pérdida, y que tenga un carácter participativo, técnicamente posible y que no tarde en llegar a obtener esta nueva construcción”, añade Martín.
Además, los representantes de ASPROCAN pudieron transmitir sus inquietudes frente a la ministra de Justicia, Pilar LLop, a quien le solicitaron herramientas jurídicas para la organización urbanística y de infraestructuras del suelo que permita a las familias volver a cultivar y recuperar lo perdido tras la erupción del Cumbre Vieja.