Diana Rodríguez Pretel (Enviada especial a Pensilvania)
Madrid | (Publicado 18.06.2019 23:24 )
Aunque algunos refugiados en Líbano están escolarizados, eso sí en un turno distinto a los libaneses, sus hijos no van al colegio porque uno de ellos está enfermo y no puede cuidar de sus hermanos.
Seguimos caminando y en otra de las tiendas nos encontramos con Kafa, una mujer de armas tomar, que junto a su marido Ibrahim tienen nada más y nada menos que 9 hijos y 2 nietos. Dejaron atrás todo lo que tenían en Idlib y ahora han rehecho su vida en este mar de plástico que inunda la frontera siria.
Kafa reconoce que ir a Europa no es una opción para ellos. Hay que tener posibles y ellos tuvieron que empezar de cero.
Halima y Kafa son sólo dos ejemplo de las historias que encontramos en cada esquina en este asentamiento informal de Ghazze, donde más del 70% de los refugiados sirios no tienen papeles.
Después de un invierno en el que han tenido que soportar mucho frío y horribles inundaciones llega el verano, con la esperanza de que la guerra en Siria se acabe algún día.