Buenas noches, Bárbara Rey. Celebraba yo ayer, en este espacio de la carta, la entrada del coño en el Parlamento. Entró en el Congreso de la mano –perdón, de la boca—del líder del Partido Popular, don Pablo Casado, y está visto que solo ha sido un prólogo de lo que viene. Y lo que viene, querida Bárbara, es que, como el sistema parlamentario español es bicameral, el Senado también quiere tener su coño y quiere oírselo a usted. En boca de un senador no podría competir con el ardor juvenil de Pablo Casado; pero en boca de Bárbara Rey adquiere resonancias mayestáticas, supongo que por su apellido. Es lo que tiene apellidarse como usted se apellida.
Un senador de Compromís para mí desconocido tiene, como yo, la enorme curiosidad de saber lo que usted hizo con el hoy emérito, si es que el Senado dispone a tiempo para tan larga y voluptuosa narración. Supongo que quiere conocer también cuándo el hoy emérito empezó a rezar aquello de: "Dios mío, ya que me has quitado las fuerzas, quítame también las ganas". Y, ya metidos en gastos, su señoría quiere conocer a cómo andaba el precio de la carne en aquellos tiempos, supongo que para completar las historias que hay de la transición.
Forma usted parte de la cacería organizada contra el monarca y, mientras la Agencia Tributaria le pide los tiques de gasolina, la Agencia Rosa del Senado le quiere pedir a usted un desnudo de sus dineros. Si yo fuera usted, Bárbara, le preguntaría a ese senador y al frívolo presidente de la Cámara, cuánto paga por el cuento. Sí, cuánto paga por ver el último espectáculo se Bárbara Rey, porque usted no tiene ninguna obligación de ir a declarar ni allí, ni al Congreso, ni a ningún otro sitio.
Usted no tiene ninguna obligación de ir a declarar ni allí, ni al Congreso, ni a ningún otro sitio
Usted es una señora privada que no ostenta cargo público. Usted es una artista que cobró por su trabajo en los escenarios y en la televisión. Usted fue domadora de elefantes, y qué elefantes, Bárbara. Usted no tiene por qué hablar en el Senado de fondos reservados, porque la comisión de secretos oficiales está en el Congreso. Pero estas son cuestiones técnicas que los técnicos del Senado resolverán el lunes. De momento, señora Rey, le cabe el honor de inaugurar lo que se veía venir: el 'Sálvame' del Parlamento español. Ayer, el coño de Pablo Casado. Hoy, Barbara Rey.