Buenas noches, don Francisco Igea, hasta hoy vicepresidente y consejero de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior de la Junta de Castilla y León. Acababa usted de ser entrevistado por Carlos Alsina en estos micrófonos, como recordó Juan Ramón Lucas y han escuchado nuestros oyentes a lo largo del día. Creo haberle entendido que se iba a incorporar usted al tren inaugural del AVE a Galicia en Zamora. La mañana venía intensa.
Alsina les despidió y casi no había colgado el teléfono cuando llegó el tuit de Mañueco: les había cesado a usted y a los consejeros de Ciudadanos, y convocaba elecciones para el 13 de febrero. Con razón decía Alsina que era la primera vez que saludaba a alguien como vicepresidente y lo despedía como ex vicepresidente. La crueldad de la política, Igea. Y en su caso, el homérico cabreo. Habló de absoluto despropósito. Arremetió contra Mañueco: no le parecía hombre de bien. Y no fue porque lo hubiera cesado. Fue porque se enteró por la radio. Fue porque detectó nocturnidad y alevosía. Fue porque usted era consejero de Transparencia y lo que menos hubo con usted fue transparencia, ironías de la vida pública.
¡Cómo lo entiendo, don Francisco! Una vez le preguntaron a la abuela de Fraga que le había parecido una corrida de toros a la que fue invitada y respondió: "Esas no son formas de tratar al ganado". Estas no son formas tampoco de tratar al ganado político. Usted, Igea, quizá no sea un dirigente cómodo. En su día encabezó el sector crítico contra Arrimadas. Como buen hombre de centro, seguro que se lleva bien con los socialistas, y vaya usted a saber si alguien lo interpretó como conspiración después de lo ocurrido en Murcia.
Lo cierto es que en el PP hay una operación para destruir a Ciudadanos
Lo cierto, Igea, es que las elecciones en Castilla y León eran algo que estaba en la agenda de lo posible. Lo cierto es que en el PP hay una operación para destruir a Ciudadanos. Y quizá alguien pensó que, matando a Igea, el cadáver en Castilla y León era el de Ciudadanos. Respeto su cabreo, don Francisco. Elogio su voluntad de mandar a hacer puñetas la política y volver de médico al hospital de Palencia. Despido al político Igea. Doy la bienvenida al doctor Igea con esta anotación: hay cosas que ni un especialista en aparato digestivo como usted es capaz de digerir.