Permíteme saludar, sin citar ni un hombre, a quienes protagonizaron los incidentes de ayer en Vallecas. He visto las imágenes en televisión, escuché en la radio los comentarios que hicieron otros políticos y la mayoría de los comentaristas. Quiero deciros que es evidente que Vox fue allí a hacer uso de su libertad de expresión. Como partido legal que es, y con representación parlamentaria, tiene todo el derecho a hacerlo, mientras no pida el voto, cosa que no puede hacer hasta la campaña electoral. Pero no puede negar que en su intención había algo de desafío, si lo preferís de chulería, porque sabía muy bien lo que podía ocurrir. Quienes fueron a boicotear esa asamblea callejera lo tomaron como una provocación, porque les interesaba tomarla así, igual que hicieron después los dirigentes de Podemos.
Ni ellos ni nadie puede esperar que se justifique un hecho de violencia política. Si no fuese por la policía, que sí estaba allí, y veinte agentes resultaron heridos, nadie puede imaginar cómo habría terminado esa orgía de odio planificado. Y no añadiré ni una palabra más de condena. Ya están todas dichas. Lo que sí quiero deciros a ambos bandos es que no sois, en absoluto, la España que la mayoría deseamos. No la representáis. Esos gritos de fascistas, esos otros de comunistas, esos términos trasplantados de otra época, una de las más tristes de nuestra historia, no son los de la España de hoy. Son guerracivilistas, expresión que seguramente habéis escuchado alguna vez. La inmensa mayoría de los ciudadanos no nos vemos representados en ellos ni en quienes profanáis con ellos el aire limpio de Vallecas o de cualquier otro barrio de cualquier ciudad de este país.
"No nos jodáis la concordia"
Y vosotros tampoco, aunque os llenéis la boca de imprecaciones y escenas que parecen sacadas de las narraciones de Chaves Nogales o de clandestinidad de la posguerra. Y lo malo es que cada vez se escuchan más en los lugares de conflicto, con amplia resonancia mediática. Y lo peor es que transmitís una imagen de rencor que rompe aquel ideal que habíamos conseguido de acuerdo y conciliación. Dejadme decíroslo con toda crudeza: guardad las piedras para comerlas. Y no nos jodáis. No nos jodáis la concordia, que no tenéis ni idea de lo que ha costado construirla.