Y buenas noches a las señoras y señores indultados hoy por el Consejo de Ministros. Si se cumplen las previsiones, mañana terminarán su condena y ya no tendrán que volver a la cárcel, al menos por los hechos juzgados. El jueves se verán ustedes en las portadas de todos los periódicos y como alguien definió los indultos como históricos, es foto pasará a la historia. Bienvenidos, por tanto, o bien regresados a mucho más que la libertad. Les diré que mucha gente está inquieta ante esa imagen.
Teme que sea su primer acto del “lo volveremos a hacer”. Teme que presenten su excarcelación como ya lo hizo Junqueras: como un triunfo suyo sobre el Estado que demuestra las debilidades de ese mismo Estado. Y teme que verlos en la calle con arrogancia, la arrogancia propia del liberado sin arrepentirse, sirva para lo contrario de lo que dice su libertador: la confrontación, en vez de la concordia. Ante eso, ¿qué puede decirles un escribidor que no es catalán? Podría hacer alguna broma sobre esa condición impuesta de no cometer delitos graves durante algunos años.
Podría jugar con la idea de que ustedes no pueden delinquir, pero, tal como se dijo, parece que los demás sí pueden o ustedes mismos pueden hacerlo dentro de tres, cuatro o seis años. Pero no voy a recrearme en eso, que es una frivolidad. Mi mensaje esta noche es para hacerles una mínima consideración. Pedro Sánchez tuvo un enorme detalle, contra el criterio de gran parte de la población y ustedes, que son demócratas, saben lo que es gobernar contra la opinión pública. Y Sánchez lo hizo. No se lo pongan más difícil. Ya sabemos que el indulto no resuelve el conflicto, pero sí alivia, por lo menos alivia, su situación personal. Eso lo reconoce hasta Puigdemont.
No se les pide, se lo escucharon al presidente, que renuncien a sus ideas. Nadie les puede pedir eso en democracia. Tampoco se les pide que renuncien a demandar la amnistía, como la están demandando, o el referéndum, como llevan años haciendo. Se trata, sencillamente, de reconocer los gestos o no hablar de opresión cuando solo es cumplimiento de la ley. Y se trata de probar a ver si es posible algo tan humano, algo tan de vecinos, como llevarnos bien. Creo sinceramente que vale la pena probar.