Buenas noches, querida Inés Arrimadas. Quiero decirle que la lideresa de su partido en la Región de Murcia fue hoy la mariposa que al emprender el vuelo provocó un huracán. Quiero creer que, al conspirar es lideresa con sus amigos los socialistas murcianos para desbancar a López Miras no le había escuchado a usted cuando dijo en el El Objetivo de Ana Pastor que una moción de censura en este momento sería una irresponsabilidad.
"Quiero pensar que usted no ha autorizado esa moción de censura"
Quiero pensar, por lo mismo, que esa señora no informó a su presidenta nacional de sus intenciones, porque usted –me fío de su palabra—no habría autorizado esa moción de censura por su invocada responsabilidad. Y quiero suponer finalmente que esa señora será presidenta de Murcia, pero expulsada de Ciudadanos. Es que es muy fuerte, señora Arrimadas. Es que lo provocado por Ciudadanos no es un terremoto, como se dice.
Es un gigantesco error. Es la ruptura de todo: del mapa político surgido de las elecciones autonómicas; del pacto que hizo posible la existencia de un poder autonómico de centro-derecha y evitó el monopolio territorial de la izquierda; del sueño de tanta gente que creía posible una alianza alternativa a la coalición de izquierdas; de la confianza --ya sé que muy pequeña, pero confianza-- en que los partidos y sus líderes estarían entregados a resolver los gravísimos problemas que tiene este país. Y resulta que no, Inés Arrimadas; resulta que andan, como siempre, en las argucias para ver cómo consiguen un poco más de poder.
La moción de censura de los que les va la vida en ella
Lo de hoy, iniciado por Ciudadanos, no es más que eso, con todas sus variantes: la de la presidenta Díaz Ayuso que temió que ahora fuese verdad que el PSOE sedujera a Aguado para tumbarla y se quiso adelantar con las elecciones; la de Gabilondo y Errejón, que corrieron a presentar la moción de censura, porque les va la vida en ella; la de Castilla y León, aunque usted salva a Fernández Mañueco, y la de la ambición desbocada de su lideresa murciana. Todo esto fue provocado, señora Arrimadas, por su partido o gentes de su partido. Le pido, querida Inés, que haga un esfuerzo para saber y poderlo explicar. Porque, si no lo sabe explicar, sospecho que usted misma empezará a temer lo peor.