Y buenas noches, pan nuestro de cada día. Buenas noches, leche que mi madre ordeñaba en los helados amaneceres de invierno para que su hijo pudiera aprender algunas cosas en aquella infancia y aquella pubertad donde todo faltaba. Buenas noches, queso de mis bocadillos en la mili, de mis aperitivos de después, de la medición de calorías que tengo que hacer ahora. Buenas noches, huevos que cambiábamos en la tienda por algo de aceite o un quilo de azúcar en aquella economía de trueque que he conocido. Y buenas noches, carne del ternero que criábamos en casa, pero nunca comíamos y del cerdo que duraba todo el año.
Acudí a esa nostalgia porque habéis sido algunos de mis lujos y hoy casi me volvéis a parecer un lujo después de conocer vuestra noticia: desde el año pasado por estas fechas hasta hoy, habéis subido un once por ciento. Dios mío, casi un uno por ciento cada mes. Este viernes daba miedo asomarse a la información porque había titulares como este: freír patatas hoy cuesta el 50 por ciento más que un año. Hacía casi treinta años, desde 1995, que los alimentos no pegabais un estirón así en la tienda. Un 11 por ciento, señora. Eso es --¿cuántas veces lo habremos dicho?, dan ganas de pedir perdón--, eso es hacer un 11 por ciento más pobre a quien solo puede gastar dinero en comer. Eso es hundir al pensionista a quien la pensión subió menos de la mitad. Eso es el más injusto de los repartos, porque un euro en la leche y el pan no es nada para el que pide un vino de ochenta euros en el restaurante, pero puede ser una fortuna para quien a día 10 ya se puso a contar las monedas que le quedan.
¿Quién nos lo iba a decir, alimentos? ¿Quién nos iba a decir que en la España de la prosperidad íbamos a estar lamentando las subidas del pan y de los huevos? ¿Quién nos iba a decir que llegaríamos a comparar con hace un año lo que cuesta freír unas patatas? Pues lo estamos haciendo. Y dicen que lo seguiremos haciendo hasta fin de año o quizá más. Escribió Julio Camba que los alimentos se dividen en dos: alimentos-energía y alimentos-materia. Creo, don Julio, que hay que establecer una nueva categoría: los alimentos-cabreo. Y en el día de hoy, los peligrosos alimentos que nunca dejan de cabrear.