Malas noches, inflación. Estábamos alertados desde ayer, cuando Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, lo advirtió: tu dato iba a ser “particularmente negativo”. Y un minuto antes de que empezase a hablar el presidente del gobierno en el Congreso, a esa hora en que nos cuentan el paro, la EPA, el PIB y otros sobresaltos o alegrías económicas, Antonio Machado hubiera escrito: “españolito que vas al mercado, / prepara tu corazón, / que lo va a dejar helado / la cifra de la inflación”. 9,8, desgracia española.
También europea, pero peor en España. El enemigo público número uno. La más alta inflación desde hace casi cuarenta años. A dos décimas de los dos dígitos, que era lo que veían los profetas del dinero en sus bolas de cristal. Siempre aciertan los pesimistas, debe ser cierto que un pesimista en un bien informado.
Y la gran verdad, la verdad convertida en tópico de tanto repetirla, odiada inflación, es que somos un poco más pobres. Y los más pobres son más pobres todavía. Y todos te hemos visto antes de que se publicara el dato estadístico. Te hemos visto en el mercado, donde no venden gas, ni luz, ni gasolina.
Nos venden pan y aceite y patatas y filetes y pollo y nos venden pescado y refrescos y vino. Y todos hemos notado que te has colado en las cosas de comer, las que compra la familia del salario mínimo y la familia del alto ejecutivo, aunque sea la energía la que lleva la culpa en las explicaciones oficiales. Duele llenar el depósito, inflación. Duele el recibo de la luz, pero duele mucho más la señora que ves en la caja del supermercado contando las monedas y tiene que dejar el tomate que creía que había comprado y no tiene monedas suficientes.
Yo creo, inflación, que has subido tan alto, que ya no tienes más remedio que bajar. Creo que algo harán las medidas del gobierno, si no para qué queremos gobierno. Y que bajará la luz dentro de un mes. Y si también bajan el gas a la fuerza, a lo mejor desciende el peligro de romper la paz social, porque los salarios o se quedan muy atrás o no hay empresa que resista una subida como la subida de los precios. Eso creo, inflación. Pero te digo: de poco servirá la mejor estadística si siguen subiendo o no bajan las cosas de comer.