¡Que raro suena saludar a unas siglas! Sobre todo, a unas siglas tan técnicas como IPC. Uno puede saludar a las siglas PP, o PSOE, o BNG, porque dan la impresión de que detrás de las letras hay alguien, hay personas, aunque a veces no lo parezca, pero ¿qué hay detrás de esas tres letras? Precios, dinero, intermediarios, estadística, negocios, especulación y últimamente pobreza. Sin embargo, lo hago porque habéis sido las siglas del día de San Fernando.
Buenas noches, IPC, Índice de Precios al Consumo, aunque tal como vienes este año, casi habría que decir IPC, "Índice de Pobreza y Cabreo".
Es que yo pensaba que todo había subido tanto, que ya no podía subir más. Es que cada punto que subes es un punto que nos quitas en la cesta de la compra y eso es pobreza y es cabreo a la hora de pagar. Es que un 8,7 del índice de mayo es el mismo porcentaje para los productos que compran el multimillonario y el mileurista, pero no es lo mismo para su cartera.
El que tiene dificultades para llegar al día 30 empieza a tenerlas un día o dos días antes, y quién sabe si una semana antes. Y perdóname, IPC, pero dejas muy pocas esperanzas de dominarte. Nos regalan veinte céntimos por litro de gasolina o gasoil, pero tú ya has devorado la mitad. Dicen que la culpa es de la guerra de Ucrania, pero debes ser un poco brujo porque empezaste a crecer mucho antes de que Putin encendiera el primer tanque. Dicen que cuando pase la guerra volverás a tu cauce, pero eso de que todo lo que sube baja, vale para muchos aspectos de la vida, pero rara vez para los precios.
Y mira, IPC, cómo están los campos. La cosecha de trigo, reducida a la mitad por el calor y la sequía. Los cereales de Ucrania, bloqueados por Putin. Las frutas de media España, destruidas por las heladas fuera de tiempo. Todo es como una conjura. Una vez más, la tormenta perfecta para que tú, IPC, sigas creciendo. Para hacer más pobre al pobre y más rico al que se aprovecha de la escasez. Te saludo, IPC, porque hay que saludarte. Porque te necesito para pedir a los agentes sociales que, por el amor de Dios, negocien un pacto de rentas. Porque solo un acuerdo de reparto de los sacrificios que supones, IPC, solo ese acuerdo puede evitar el conflicto social.