Buenas noches, María Jesús Montero. Luego dicen que las mujeres tienen poco poder financiero. Es que el poder es usted, señora ministra de Hacienda. Poder político, poder económico y eso que en su tierra sevillana llaman poderío. En Internet hay un artículo de Gemma Cernuda que dice: "poderío significa seguridad, carácter, acento, fuerza y valentía". Y todo eso lo demostró usted como portavoz del gobierno, aunque, aldeano galaico como soy, le confieso que no siempre la entendía.
Pero entenderla era lo de menos, que un portavoz del gobierno no está para que le entiendan, sino para que le crean sin entenderle. Y yo lo que esperaba cada martes no era su explicación. Esperaba su tronío, que a veces solo le faltaba arrancarse por bulerías. Esperaba su talle de lozana andaluza. Lo de menos eran las palabras que el viento lleva. Lo notable era el poderío. Como esa foto reciente donde una abertura de falda ponía un prólogo de pierna. Pierna ministerial, también poderosa, que la mesa de Moncloa, ay, no dejaba valorar.
"El poderío estuvo en los números, en sus Presupuestos"
Y hoy, señora, el poderío –no sé por qué hablan de empoderamiento teniendo esa palabra—estuvo en los números; en sus Presupuestos. Mucho más lucidos presentados por usted que por el pérfido Montoro, dónde va a parar. Hasta parecen buenos cuando defiende con tanta pasión su carácter social, su afán expansivo, sus misteriosos resortes para sacarnos de la postración. Tienen un poco de brujería cuando adivinan lo que van a recaudar de impuestos. Un poco de magia cuando salvan las pensiones sacando dinero de una mano para gastarlo con la otra. Un cierto sabor de venganza fría cuando reduce los dineros que Díaz Ayuso ha de gestionar. Un mucho de salvar al Ejecutivo al complacer a los catalanes. Un algo de posible suicidio cuando rebaja el dinero del País Vasco y el señor Esteban dejó caer esta mañana que peligraba el gobierno.
Y déjeme adivinarlo: tienen que tener un mucho de cabreo cuando el pago de intereses de la deuda supone, Dios mío, 30.000 millones. Y usted, ministra, tuvo que ordenar todo eso y conseguir que no se las descalabren cuando se ponga a negociarlas. 550.484 millones de euros. Me despido, María Jesús, imitando al poeta: qué es poder, y usted me lo pregunta, el poder es usted.