Muy señora mía, he conocido por este programa su opinión sobre los sucesos de Ceuta. Usted, como el resto de los ciudadanos, vio las imágenes y cayó en la peor de las censuras: censuró para sí misma la actuación de los guardias y los soldados en el Tarajal y solo vio imágenes lamentables, represión intolerable, a la que solo faltaba el comentario y lo puso: España responde con soldados a una entrada pacífica de muchachos hambrientos.
Y tiene razón: nuestro dictatorial gobierno puso en la playa a guardias, militares y tanquetas, en vez de saludos con pancartas de “welcome”, casas abiertas de los ceutíes y recibimiento con buena cena, hospedaje generoso y una botella de cava en la mesilla. Qué malo este gobierno, que malo este sistema, qué malísima España, que no tiene sensibilidad ni respeta los derechos humanos. Menos mal, señora, que no necesitamos intérpretes de su agudeza visual. El ministro Iceta se lo dijo: fíjese si estará distante de usted, que donde usted vio agresión militar, Iceta vio soldados que salvaban niños y ayudaban a mayores desfallecidos.
Donde usted vio lamentables imágenes, el resto del mundo, literalmente el resto del mundo, vio a ese servidor público que lleva en brazos a un bebé y es la foto simbólica del episodio. Ay, Mireia. Usted representa a la CUP en el Parlamento español. Tiene el privilegio de tener allí voz y voto. Y por fin nos aclaró la esencia de lo que llamamos el conflicto catalán. No es un problema político, es un problema de oculista.
No le importa cómo Marruecos utilizó a sus jóvenes y niños
Es un problema de ver lo que se quiere ver, ocultar lo que no interesa y manipular lo visto por todos. Es, como dijo Juan Ramón Lucas, no dejar que lo evidente estropee su interpretación de la vida. ¡Pobre Cataluña! Ahora entiendo por qué en la CUP hay tanto rencor a España, por qué hay tanto rechazo a la Guardia Civil y al Ejército español. Es por ese sentido que usted tiene y difunde de los derechos humanos y la represión. No le importa cómo Marruecos utilizó a sus jóvenes y niños. Perdóneme, Mireia, pero en el fondo… en el fondo quizá le gustaría que una bala perdida, un bote de humo, un mal golpe de porra hubiera terminado con la vida de ese bebé.