Y buenas noches, República. Segunda República Española. ¿Te imaginas que hubieras sobrevivido a la sublevación del 36 y a la guerra que injustamente llamamos civil? Hoy habrías cumplido 90 años, y nadie puede imaginar cómo sería este país. A lo mejor éramos un país más culto, porque la educación fue tu prioridad. A lo mejor España estaba más cohesionada, pero también es posible que se hubiera roto.
A lo mejor los valores republicanos hubieran hecho un país más civilizado, porque no habría habido por medio cuarenta años de Franco, pero a lo peor hubiera crecido el odio y el “mátalo” que todavía hoy produce escalofríos en las narraciones de Chaves Nogales. A lo mejor hubiéramos formado parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y a lo mejor habría renacido la España tradicional y nacionalista, que habría dejado de ser propiedad exclusiva de las derechas y los caciques.
"No cabe la nostalgia porque no te hemos vivido"
¡Quién sabe nada, República! Solo sabemos que has existido; que has sido una gran ilusión colectiva, pero pronto se nos marchitó; que las mentes más lúcidas de entonces, como Unamuno, como Ortega, pasaron del entusiasmo al desencanto y tus gobernantes, República, se vieron desbordados por casi todo. Los desbordó la violencia, que se adueñó del país con sus asesinatos y sus checas; con su fascismo, que entonces empezó a echar raíces, con su sentido excluyente de la adhesión a ti, régimen republicano.
Y esos gobernantes tuyos, República, gentes de excelente voluntad, se equivocaron mucho. Pudieron hacer la revolución agraria, pero se les fue de las manos. Pudieron construir la España laica y resultó simple anticlericalismo. Pudieron hacer un país más justo, lo querían sinceramente, para eso te habían proclamado, y resultó un país con muchas hambres y ricos que expatriaban sus riquezas. Y en medio se escribieron auténticos epitafios como el de Julio Camba: “la República nos quitó la ilusión de la República”. Ahora, 90 años después, no cabe la nostalgia, porque no te hemos vivido. Solo cabe la historia que te deja como un intento noble de hacer una España más europea, pero lo hemos tenido que conseguir mucho después y bajo una monarquía. Y con un rey que llevaba el mismo apellido que el que entonces echaste del país.