Y buenas noches, don Joaquim Torra. Le escribo para felicitarle por la agilidad de sus reacciones y por la diligencia en la defensa de sus ciudadanos. Y créame: no me mueve a esta carta su forma de atajar la expansión del virus, que es muy comentada, incluso por los alcaldes que usted tuvo la cortesía de recibir.
El coronavirus, sobre el que usted tenía tantas ideas cuando Pedro Sánchez tenía el mando único, corre más que usted, le deja sin iniciativas. Por eso no le hablo de su proverbial dinamismo en esa materia. Al fin y al cabo, que en veinticuatro horas hayan fallecido siete personas en su comunidad no va a cambiar el mundo. Que los infectados sean cientos todos los días tampoco merece visible mención en sus ocupaciones. Ya encontrará el modo de echar la culpa a Madrid. Lo suyo es la Monarquía, como ya demostró en su intención de querellarse contra Juan Carlos I.
Pero donde realmente ha demostrado usted una rapidez sobrehumana ha sido en pedir cuentas al jefe de los Mossos por haber reprimido las protestas contra los reyes en Poblet. Tiene usted toda la razón, president. ¿A quién se le ocurre frenar a la turbamulta que pretendía entrar en el monasterio? No se puede limitar así la libertad de manifestación. Si un grupo de ciudadanos pretenden linchar al rey al grito de “Fora el Borbó”, hay que permitírselo en nombre de la libertad, porque es su democrático deseo. Pero es que, además, los manifestantes iban en son de paz.
Se notaba en todo: en el sabotaje del AVE, en la foto de Felipe VI boca abajo, en la barricada en que quemaban reumáticos, en el tono de bienvenida de sus gestos, en la forma de hacer frente a los policías. Y encima, el detenido sólo le intentaba quitar su tableta a un policía, algo normal ante las fuerzas del orden. Unos dignos representantes de la tolerancia.
Y los Mossos los reprimen y detienen al de la tableta, no hay derecho, president. Tiene usted que cesar al conseller de Interior. Y al comisario jefe de los Mossos, como le pide Marta Villalta, de Esquerra, también cansada de ver cómo se carga contra pacíficos independentistas. Y eso sí: siga dejando que el coronavirus ejerza también su libertad, que en este caso es libertad de expansión.
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