Opinión en la brújula

La carta de Ónega a los españoles que se van a casar: "Os animo a hacer la carrera de casados"

Buenas noches, queridas españolas y queridos españoles que os vais a casar: escuché con fiel devoción la sabia recomendación de la Conferencia Episcopal sobre el paso que vais a dar, tan agradable como trascendente en vuestras vidas.

Fernando Ónega

Madrid |

Dicen Sus Ilustrísimas a través de su portavoz, que se llama Iceta, aunque no se dedica a la política catalana, que no se llega al matrimonio bien preparado con un cursillo prematrimonial de 20 horas, que es lo hay en este momento. Y claro: por no ir bien preparados, el 40 por ciento de las parejas no se aguantan más de cinco años.

Andan los sociólogos y otras especies analizando por qué hay tanto divorcio, y se agradece la información eclesiástica: no tomamos en serio la educación matrimonial, que tiene tela. Creemos, los que creemos, que es ir unos días a la catequesis y hale: a encargar el vestido de novia.

Si queréis durar como marido y mujer en la alegría y en la adversidad y hasta que la muerte os separe, la jerarquía entiende que es preciso un curso de dos o tres años. Es decir, una graduación. Yo propondría algo más ambicioso: a los que ya queráis un matrimonio perfecto, redondo y duradero, como por ejemplo el de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, se os debería abrir la puerta a un máster o incluso al doctorado.

Es que, según he oído en la información, hay mucho que estudiar para casarse en condiciones. Hay que estudiar sexualidad, fidelidad, resolución de conflictos y relaciones prematrimoniales. Supongo que para contarlas, porque en mis tiempos los curas siempre me preguntaban en confesión "¿cuántas veces, hijo?" Y a mí me ocurría lo contrario que ahora: decía que pocas por aquello de la penitencia y ahora digo que muchas por aquello de la envidiosa comparación.

Así que, casaderas y casaderos, os animo a hacer la carrera de casados. Dos o tres años, ¿qué son? Un suspiro. Si os parece largo, tiene sus ventajas: puede ser una oportunidad para romper antes de pasar por el altar. Supongo que os darán lecciones como aquella de Oscar Wilde: "tienes la obligación de casarte, no puedes divertirte toda la vida". Y seguro que aprenderéis mucho, que ya lo dice el refrán, aunque creo que no piensa en las parejas: "no te acostarás sin saber una cosa más".