Me dirijo a vosotros que suscribir palabra por palabra lo que ha escrito a los Mossos su jefe, Eduard Sallent, y quedarme con una frase: "nunca antes se habían enfrentado a una protesta tan violenta". Esa es la única verdad. Sin embargo, policías, estáis siendo víctimas de una ignominia. Esa ignominia comenzó cuando el señor Aragonés cometió la injusticia de decir que vuestra intervención trabajo en las noches de los cristales rotos había sido desproporcionada.
Continuó en la actitud del señor Torra, que no tuvo el detalle de visitar a los heridos en los hospitales y hoy mismo sembró la duda en la sociedad. Y también hoy el presidente de la Cámara de Comercio criticó a las patronales porque no hicieron referencia, textualmente, a la”violencia gratuita de la policía”.
Y Sergi López se mostró más indignado por la violencia policial que por la ciudadana. ¿Para qué seguir? Os utilizan, policías, para la construcción de un relato infame donde los incendiarios son la buena gente independentista y patriota y vosotros los mercenarios que los provocáis. He dicho infame y lo repito. ¿Cómo se os puede acusar de nada, si los violentos iban a por vosotros a muerte?
Se disparó pirotecnia contra vuestro helicóptero. Estremece ver cómo estalló en su mismo morro. Llevaban herramientas para levantar adoquines que os lanzaron con crueldad. Utilizaron tirachinas para daros con las bolas de acero que llevaban. Hemos visto una motosierra. Os arrojaron vallas, provocaron incendios, causaron destrozos millonarios, os hicieron la guerrilla con sofisticada preparación. Buscaban policías muertos. Llevaban todo preparado.
¿Y aún hay quien dice que vuestra actuación fue desproporcionada? ¿Aún hay quien piense, como Torra y la CUP, que os hay que investigar? ¿Qué debíais hacer? ¿Dejar que os mataran? ¿Dejar que los bárbaros incendiaran la ciudad?
Menos mal que todos lo hemos visto, policías. Maldigo a quienes se ponen así en contra de vosotros para utilizaros para el relato infame. Bendigo, como el jefe de los Mossos, vuestra profesionalidad. Y, como tantas veces, os doy las gracias. Simplemente por ser como sois.
