La carta de Ónega: ¡Frágil memoria de los pueblos!
Fernando Ónega escribe su carta de cierre a la memoria, esa mucha gente parece no tener, cuando solo han pasado nueve años desde que ETA anunció el fin de las armas.
Buenas noches, memoria. Buenas noches a ese monstruo, que dice Javier Cercas. Buenas noches, enemiga mortal de mi descanso, que decía Cardenio en El Quijote. Buenas noches, memoria de los pueblos, en la que pensaba Machado cuando escribió estos versos: “Y todo en la memoria se perdía / como una pompa de jabón al viento”.
En ti pensé cuando escuché ese informe que dice que la mitad de los españoles creen que la banda terrorista ETA sigue activa. Y que 6 de cada 10 jóvenes no identifican a Miguel Ángel Blanco. Todo lo que un país ha sufrido, tantos años de dolor y sangre, la crueldad bestial del secuestro y el tiro en la nuca de Miguel Ángel, la noticia final del abandono de las armas, ¿en qué se ha quedado? En que Miguel Ángel Blanco no existió para el 60 por ciento de los jóvenes que hoy tienen la edad que él tenía cuando fue asesinado.
¡Frágil memoria de los pueblos, que efectivamente se deshace en el viento como una pompa de jabón! Y no ha pasado un siglo. Ni desapareció aquella generación. Ni los presos han terminado de cumplir sus condenas. Quienes hoy ven que una nueva política penitenciaria acerca a esos presos al País Vasco, reciben la noticia como procedente de un lugar lejano y por causas desconocidas. ¡La frialdad que el tiempo pone donde hubo lágrimas y pasión! Grandes hechos se quedan en el recuerdo de quienes los hemos vivido, y no siempre con fidelidad.
Mientras hago esta reflexión, pienso de forma inevitable en quienes tratan de hacer una nueva ley de memoria que llaman democrática. Pienso en quienes borran los nombres de Indalecio Prieto y Largo Caballero de dos calles de Madrid. ¿Cuántos españoles conocen siquiera sus nombres? ¿Cuántos son capaces de distinguir cuáles fueron sus servicios a España y cuáles sus perjuicios a la convivencia? ¿Y quién sabe cuánto se puede manipular y con qué intención si se hurga en hechos ocurridos hace casi un siglo? Cierro esta carta dirigida a ti, memoria, memoria personal, memoria colectiva, desde una ventana que llaman decepción. No sé muy bien si pedir que se divulgue y se enseñe todo lo que nos hirió como pueblo o rendirme a la necesidad de amnistiar el pasado. Todo el pasado. Todo lo que el tiempo en tanta gente ya borró.