LA BRÚJULA

La carta de Ónega a la mascarilla: "Fíjate si serás producto de joyería, que eres el nuevo contrabando"

Y buenas noches, mascarilla. Sí, te escribo a ti, a la que veo en tantos rostros por la tele...

Fernando Ónega

Madrid | 06.04.2020 23:27

A la que vi el otro día en la cara del presidente del gobierno. A la que tanto te prometen los ministros, que hoy mismo han prometido sesenta millones que deben estar a punto de llegar y empezar a repartirse. A la que, por lo visto, ocupas aviones enteros y unas veces llegas, otras veces te pierdes y otras veces pareces asaltada por la nueva piratería.

Te roban por millones, como el camión de chirimoyas de Pepe da Rosa. Te escribo a ti, mascarilla, como si fueses un amor imposible, porque te he buscado por farmacias, y en todas me respondieron que no te han visto, que por allí no habías pasado, que si me pueden ayudar en algo, aspirinas, ibuprofeno, sillas de ruedas, lo que necesite, menos mascarillas.

Y el caso es que, según me cuentan y veo en la tele, hay muchas por la calle. El que sale a la calle sin tí es un don nadie, yo diría que no existe, a lo mejor es un marciano, por incívico lo puede detener la Guardia Civil. Yo debo de ser ese marginado que teme que alivien el confinamiento y no pueda salir a comprar el pan porque le faltas tú, mascarilla.

Si te digo la verdad, sueño contigo. El otro día soñé que me caía encima un tráiler matrícula de China lleno de mascarillas y conducido por el ministro Salvador Illa, y los bomberos, dirigidos por Grande-Marlaska, pasaban semanas tratando de rescatarme. Esta noche soñé que iba en el Metro y me asaltaron a punta de navaja al grito de “la mascarilla o la vida”. Yo me defendía diciendo “no tengo mascarilla” y cada vez que lo decía me hacían tragar un bote de gel hasta que confesé que te llevaba en la parte baja de la espalda.

¡Ay, mascarilla! Fíjate si serás producto de joyería, que eres el nuevo contrabando, el nuevo estraperlo. Te busqué por Internet y encontré fórmulas de fabricación casera: cómo hacerte en casa según las instrucciones del gobierno, cómo hacerte con un pañuelo en tres sencillos pasos. Pero mascarilla, lo que se dice mascarilla, mascarilla de garantía, sigo sin encontrar ninguna, ni desechable ni reutilizable. El grito de hoy ya no es “mi reino por un caballo” del rey Ricardo III. El grito de hoy es: “¡mi ERTE por una mascarilla!” Amén.