La carta de Ónega a Nadia Calviño: "Ocupa el puesto más difícil de la nación y peor se lo ponen sus compañeros de Gabinete"
Fernando Ónega cierra La Brújula con una carta dirigida a la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Y buenas noches, Nadia Calviño, vicepresidenta tercera del gobierno y ministra de Asuntos Económicos. Le escribo porque la veo en el ojo del huracán. Está usted en un puesto ilusionante, pero el más difícil en este momento de la nación. Y más difícil que se lo ponen sus compañeros de gabinete.
Sus compañeros y compañeras de Unidas Podemos, quiero decir. Le ha tocado, señora Calviño, lidiar la crisis económica más grave y más difícil de diagnosticar desde que tenemos memoria. Le corresponde la tarea imposible de tener tranquilos y dar garantías a los inversores y a los empresarios desde un gobierno que tiene una facción populista, anticapitalista y con asomos de peronismo. Ha de tener mano izquierda para hacer una política de contención compatible con la agenda social que la coalición tiene comprometida. Ha de ser flexible para que las medidas económicas salven lo que se pueda de las empresas, pero no provoquen un levantamiento social.
"Es usted el baluarte de rigor frente a los impulsos populistas del entorno"
Y, en lo que se refiere a la crónica diaria, un día tuvo que abortar el pacto con Bildu para la derogación íntegra de la reforma laboral. Ahora anda en pelea con la ministra de Trabajo por el salario mínimo, mientras desde la patronal le empujan a que no ceda, que multitud de autónomos y pymes no pueden afrontar ese gasto. Y tiene que negociar con Bruselas las reformas y convencer a la Comisión Europea de que sus compañeros de Podemos no quieren una economía bolivariana, que eso es una leyenda. A cambio de esos desafíos, usted significa en este gobierno la solvencia, la ortodoxia económica, el baluarte de rigor frente a los impulsos populistas del entorno.
A veces dan ganas de preguntarle cómo anda de capacidad de resistencia; qué estado de ánimo se le queda cuando lee que Yolanda Díaz se le impone y quizá no sea verdad, o cuando la presentan como la conservadora del gabinete, y de conservadora tiene poco, hasta donde yo sé. Y a veces tengo ganas de salir a estos micrófonos a pedirle: vicepresidenta Calviño, no se nos decaiga, que podrá estar muy cercada, pero también representa la confianza. No se nos desaliente, porque hoy es la ministra de la crisis, pero también puede ser --¿quién si no?—la ministra de la recuperación.