OPINIÓN EN LA BRÚJULA

La carta de Ónega en la Noche de los Libros: "Los libros salieron a la calle, retando al frío y al virus"

Fernando Ónega escribe su carta en La brújula al libro en una noche especial, La Noche de los Libros: "Los libros salieron a la calle, retando a las nubes, al frío y al virus".

Fernando Ónega

Madrid |

A esta hora, y desde hace varias horas, como has contado con detalle, está ocurriendo algo sensacional: es La Noche de los Libros. Se debía haber celebrado en abril, pero se interpuso el estado de alarma. Hoy los libros salieron a la calle, retando a las nubes, al frío y al virus.

Salieron a saludar y a insinuarse, clasificados por temáticas, como plantas de grandes almacenes. Solo en Madrid se unen a la celebración casi 300 librerías, que no sé si son pocas para tantos millones de almas, pero es un gozo saber que existen en este tiempo en que los letreros de triste moda son los que ponen “cerrado” o “se alquila”. Y participan unos 350 escritores, abundante especie para el país en que escribir es llorar. 350 escritores, a una obra por autor, ya harían una aceptable biblioteca particular.

Y como protagonista de la noche, tú, el libro. A ti te escribo. Al libro que espera que alguien lo compre, que alguien lo abra, que alguien lo lea. A ese libro nacido para best seller y se quedó en lo que decía aquel autor: he arrojado un nuevo libro a la indiferencia pública.

A ese libro que hizo decir a Cervantes que no hay uno malo que no tenga algo bueno. A ti, libro que me entretienes, libro que me diviertes, que me educas, que me abres ventanas al mundo, libro que me apasionas.

Ahí estás, en lucha contra Internet, y sobrevives. En lucha contra las series, y detrás de cada serie hay un libro. Ahí estás, ejemplo casi arqueológico de la cultura del papel, y resistes. Y la industria editorial sigue funcionando. Y cuando cierran por el virus la librería del aeropuerto y la estación, es como si cerraran un paisaje.

Cuando llega la pandemia y nos confinan, dan ganas de llamarte “compañero del alma, compañero”. Ojalá hayas sido un éxito esta noche. Ojalá todos los viernes tengan algo de Noche de los Libros. Ojalá hoy hayas ganado un lector. O miles de lectores. No me despido, aunque las cartas terminan con una despedida.

Copio, porque es hermoso, lo que dice el frontis de la Biblioteca de Calcuta: “El libro es un cerebro que habla; cerrado, un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”. Levanto mi copa imaginaria para que ningún corazón tenga que volver a llorar.