Madrid |
Digamos que usted y algunos de sus compañeros son los primeros en pasar a la Fase Uno de la desescalada. Usted, concretamente, podrá salir de la cárcel a trabajar cuatro días a la semana y durante diez horas. Obviamente, no es todavía la libertad, ni se aproxima, pero es una mejora.
Antes del confinamiento solo le dejaban salir tres días y la mitad de esas horas. La cárcel será un poco menos cárcel para usted, y lo celebro. Pero hoy, además, ha sido noticia por lo que dijo a Radio Nacional. Hace usted bien en dejarse oír de vez en cuando para recordar su liderazgo. Y hoy lo ejerció. Le mandó un recado a Pedro Sánchez para decirle que escoja: o Esquerra o Ciudadanos; o usted, o Inés Arrimadas. Dicho de otra forma, mira en qué lecho te metes, Pedro, que aquí no estamos para un menaje a trois. O estamos a setas o estamos a Rolex. O mantenemos el matrimonio sin aventurillas, o te reclamo el divorcio.
Estoy por decirle, Junqueras, que no tenga miedo, porque Carmen Calvo ha dicho que son un gobierno progresista y, como son un gobierno progresista, no van a aliarse con un partido de centro, que debe ser la caverna. Pero le quiero trasladar una pequeña enmienda: ¿los compromisos matrimoniales solo obligan al gobierno de España? Se lo pregunto porque Esquerra le dio ayer una puñalada al votar en contra del estado de alarma.
Si no fuese por Ciudadanos, Sánchez estaría mordiendo el amargo polvo de la derrota. A esta hora estaríamos dando por muerta su alianza y por agonizante la legislatura. Y usted comprenderá mi extrañeza. Y mire, Junqueras, con todos los respetos: aquí no se trata de elegir. Si un socio falla, la primera obligación de un político es salvarse, aunque sea agarrándose a los cuernos del diablo. Sánchez trató de hacerlo porque ustedes, socios preferentes, a punto estuvieron de dejarlo caer y dejaron al descubierto su debilidad.