La Carta de Ónega a Pedro Sánchez: "Su acierto, presidente, será la fortuna o la ruina de este país"
Y buenas noches a don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, político español y actual presidente del gobierno, según la definición que hace la Wikipedia. Esta es, señor presidente, una carta nostálgica.
Es que hace dos años, a esta hora, vivía usted la noche más singular de su vida. Había presentado su moción de censura, y a esta hora, cuando parecía que iba a quedarse dormido, le sobresaltaba un pensamiento: mañana seré presidente del gobierno. La jugada, la osadía de su vida, al alcance de la mano. Era como un regalo del destino: su partido no tenía ni un tercio de los diputados; usted mismo no era un líder deslumbrante. Pero había jugado sus cartas. Había ganado fama de luchador. Había reconquistado la secretaría general del PSOE después de haber salido de Ferraz como Boabdil de Granada. Había rentabilizado su “no es no”. Y tenía la suerte que tienen los elegidos de la política: estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Y salió presidente, don Pedro. El 2 de junio del año 2018. Han pasado 24 meses, don Pedro, y cuatro elecciones, como le gusta refregar por la cara del PP, y ahí sigue usted. Quienes lo veían como un accidente, ya conocen la fuerza de su resistencia.
Y conocen también su baraka: pase lo que pase, salvo una escisión del PSOE, es casi imposible que triunfe una moción de censura contra usted. Sobre estos dos años, qué quiere que le diga: quienes la critican, no es que le critiquen; es que ven en usted la destrucción de España y la encarnación de todos los males. Quienes le temen hacen memoria de los cadáveres que fue dejando en su camino. Quienes dependen de usted no se fían, porque han visto cómo dice una cosa y la contraria. Quienes lo aprecian, lo magnifican. Y a este escribidor, sin los debidos respetos, le parece que a usted le falta un modelo de país, porque ya no sé si será el de Felipe González o el de Pablo Iglesias. Y eso es mal asunto porque produce desconfianza. Pero hoy solo quiero felicitarlo y desearle que acierte, porque lo que tiene usted en sus manos es una bomba: una crisis sanitaria nunca vista, una crisis económica que espanta, un problema territorial que requiere un estadista y un compañero de gobierno que ve golpistas en las instituciones. Su acierto, presidente, será la fortuna o la ruina de este país.