OPINIÓN EN LA BRÚJULA

La carta de Ónega a Verónica Casado: "Quede su llanto como el retrato del momento que vive este país"

Y buenas noches a doña Verónica Casado, consejera de Sanidad de Castilla y León. Ha sido usted, doctora, la imagen del día. Y posiblemente, cuando pase todo esto, quizá quede usted como el símbolo de lo que deja en este país el virus asesino; la imagen del dolor por tanta muerte.

ondacero.es

Madrid |

La hemos visto todos. Hemos visto cómo se le rompía la voz, como le llegaban las lágrimas, cómo no podía seguir hablando en cuando empezó a mencionar a sus compañeros sanitarios muertos por la pandemia y cuyo recuerdo publica “El Norte de Castilla”: Isabel, la primera médica fallecida y fue en su tierra, en Salamanca; Antonio, el médico de León; Luis Fernando, del centro de Salud de Linares de Riofrío; Marisol, la celadora del hospital de Segovia; Yolanda, auxiliar de enfermería de Burgos…

El Covid-19 fue dejando su huella de luto en la mitad de las provincias de su comunidad, consejera. E ignoro cuántos médicos, cuántos enfermeros y enfermeras, celadores, personal de limpieza de los casi 40.000 infectados en toda España serán de Castilla y León. Todos, compañeros suyos. Y usted, Verónica, se derrumbó.

No pudo soportar la presión de su recuerdo. Es que son ya muchos días. Han sido muchos entierros. Están siendo muchas familias, cinco ya rotas en su Comunidad, y quién sabe si usted, como consejera de Sanidad, tiene alguna sensación de culpa por la falta de medios materiales de protección, por la ausencia de pruebas diagnósticas.

Verónica Casado. La mujer que hoy le puso cara al desastre, como el sábado Isabel Díaz Ayuso se la puso en Madrid. La impotencia de la profesional que ha sido reconocida como la mejor médica de familia del mundo, y mucha gente lo había olvidado o quizá nunca lo supo, y hoy se rinde ante su llanto, señora.

Como en el verso de Manuel Machado, usted puede decir “tengo toda la sal / de España en mis lagrimones”. Y este escribidor se queda con uno de sus mensajes: ante el virus, “las certezas son pocas y muchas las dudas”. Solo hay una cosa cierta: las defunciones son ya más de 23.000. Y muchas de ellas, de personas que se dedicaban a salvar vidas. Vaya por todos su llanto, consejera. Quede su llanto como el retrato del momento que vive este país.