LAS CLAVES DE LA BRÚJULA

Alguien tenía que decirlo: "Cuanto más disparatado sea el planteamiento, mejor es el blockbuster de verano"

Nuestra sección "Alguien tenía que decirlo" con José Ignacio Wert.

ondacero.es

Madrid | 11.07.2024 20:25

Vamos a empezar a ambientarnos con una música inconfundible… Es, evidentemente, Tiburón, de Steven Spielberg.

Es una película en la que el verano tiene una gran importancia. Transcurre en esa estación, se sitúa en una pequeña localidad que vive del turismo, por lo que la aparición del escualo puede hundirla económicamente y, sobre todo, se estrenó en Estados Unidos en verano. (En rigor el día antes, 20 de junio de 1975).

Su éxito se consideró el final del Nuevo Hollywood y una especie de salida gatopardiana a la crisis que había tenido el cine de los grandes estudios y con él nació un nuevo concepto… nació el blockbuster, (revientataquillas) de verano.

Alguien tenía que decirlo: En verano no queremos películas de Bergman ni pretensiones sesudas… en la presente estación, con estas temperaturas tórridas que derriten el asfalto lo que queremos cuando vamos al cine es un buen blockbuster.

“…planos, planos y planos”. ¿Qué tiene que tener para ti un buen blockbuster de verano?

Vamos a hacer un repaso de que veíamos en las carteleras veraniegas españolas desde que existe el concepto… hace 40 años…

Por los pelos en España (3 de septiembre) (¡y pasaba en Navidad!)

Típica producción Spielberg de la época aunque pasaba del cine familiar al semi gore casi sin solución de continuidad.

No de mis favoritas; lo mejor era la música de Jerry Goldsmith.

Preferimos una aventura clásica, muy en la línea de Indiana Jones (¡aunque el guion se escribió mucho antes!), que llegó a las carteleras ese agosto…

Tras el corazón verde, Robert Zemeckis, la química entre Kathleen Turner y Michael Dougas, con el contrapunto cómico de Danny de Vito.

Esa trama imposible de la escritora de novela rosa que tiene que viajar a Colombia para rescatar a su hermana.

Tuvo una secuela inmediata, La joya del Nilo, ya sin Zemeckis y sin la guionista, que fallecería poco después. Hollywood a esas alturas de los años ochenta te hacía una secuela casi de cualquier cosa…

Mirad si no el verano de hace 35 años, todo viejos conocidos: James Bond, (Timothy Dalton, Licencia para matar Riggs y Murtaugh de Arma letal 2, y apurando el final de ese verano, pues el tercer Indiana Jones, para muchos mejor, Indiana Jones y la última cruzada, llegó también por los pelos de principios de septiembre… en España tuvo más espectadores que la película de aquel año, esa aquí no llegó en verano pero sí que fue un blockbuster, el primer Batman de Tim Burton.

Cuanto más disparatado sea el planteamiento, mejor es el blockbuster de verano.

Un autobús con una bomba.

La película que reventó taquillas en el verano de 1994, el de hace 30 años, también el de Maverick, la mejor película de James Cameron, Mentiras arriesgadas, o Los Picapiedra. (Kevin Costner, como ahora, con western de tres horas, Wyatt Earp).

¡Pero pareciera que el blockbuster veraniego sólo puede ser cine de acción!

Pues ese mismo verano en Inglaterra y Estados Unidos, un poco más tarde aquí (finales de agosto), se estrenó una comedia romántica que casi redefinió el género.

Cuatro bodas y un funeral, Hugh Grant superestrella, un clásico inolvidable con una de las mejores pandillas de amigos de la Historia del Cine.

Y, lo que es la vida, cinco veranos después, en 1999, hace 25 años, el verano de La amenaza fantasma, de Matrix, de La momia, de nuevo Richard Curtis en el guión, Hugh Grant como galán despistada… y una estrella de Hollywood haciendo de estrella de Hollywood… esta vez no ya Andie McDowell, sino Julia Roberts.

Notting Hill, clásico ya desde el momento de su estreno. “…será alguna enfermedad”.

No vimos al final esa secuela de El graduado que se fraguaba dentro de El juego de Hollywood, pero será por secuelas. Fíjate en el verano de hace 20 años, el de 2004, el verano de Spiderman 2 y Shrek 2 entre otras.

Otra que tuvo secuelas fue el gran éxito sorpresa del verano de hace, quince años, y aquí paramos.

Resacón en las Vegas, una sorpresa en su día y una fórmula agotadísima entre todas las secuelas pero también imitaciones por doquier.

El año pasado Barbie y Oppenheimer.

Este pues parece que de secuelas de dibujos va la cosa.

Aire acondicionado, palomitas, refresco carbonatado y el cerebro el punto muerto.